31.7.10

Encuesta y otras yerbas.

La semana política que finaliza nos trajo novedades. Entre otras la encuesta CEP, cada cual la interpreta como quiere, pero revela que lo que se discute, políticamente, no es lo que le interesa al ciudadano común y corrientes.
Se arman aburridas polémicas que no está en la agenda del país, aquel que vota y elige.


Esperada por todos, aparentemente es la encuesta más confiable para la clase política, CEP dio a conocer sus resultados la semana que finaliza. ¿Sorpresas?, aparentemente ninguna, los resultados son variables pero en lo que se refiere a la evaluación presidencial los “guarismos” estuvieron en la lógica para períodos similares de gobierno en sus primeros cuatro meses.
Hay algunos aspectos que sin embargo invitan a la reflexión, me imagino que a los involucrados también. Cuando se analiza el nivel de aprobación o desaprobación al papel que cumple la oposición, independiente de la posición política, la Concertación obtiene una aprobación de 26% y una desaprobación del 35%, hay un 26% que no aprueba ni desaprueba y 13% que no responde.
Para muchos la oposición, se incluye al P.C., ha sido dura, negativa y amarga. Se opone como si gobernara, crítica como si lo que debiera estar en las leyes es el programa del perdedor y no de la coalición que ganó la presidencia.
Ha sido difícil para los que gobiernan, excluidos democráticamente del poder por 20 años, insertarse en el sistema burocrático del Estado, como para quienes por dos décadas disfrutaron de las mieles, a veces en medio de episodios de corrupción, que entrega el poder.
Los roles de ambos bloques no han sido asumidos en toda su potencia y eso queda reflejado en las encuestas.
Los resultados muestran un aparato comunicacional oficialista que se ha manejado muy mal, en ello la Concertación supo manejar con maestría los códigos comunicacionales y el lenguaje de los medios, invirtiendo ingentes sumas de dinero en propaganda, legítima y bien enfocada a sus objetivos políticos.
Sin embargo la encuesta demuestra que al dejar el entramado que se puede tejer, desde las altas esferas, la Concertación baja en la evaluación ciudadana. Las cifras impactan por la falta de decisión para enfrentar las nuevas tareas no asumidas.
El año 2008, mismo período, solo un 25% les aprobaba, el año 2009 en tres mediciones de ese año fue subiendo de la mano de Michelle Bachelet, 36,38, y 41 % en Octubre. En esta encuesta, los que fueron gobierno solo logran un 29 % de probación. La coalición por el cambio va, de menos a más, alcanzando un 41%, en tanto que la desaprobación baja de un 38% en octubre del 2009 a un 25% el 2010.
Las cifras son variadas y ofrecen la posibilidad de estudios más detallados para los politólogos y dirigentes partidarios.
Hay un tema que llama la atención se refiere a la política embarcando a la ciudadanía en discusiones ideológicas que, a la mayoría, ya no interesan, eso produce una profunda desafección con el elector.
Cuanto se discutió el tema del indulto, declaraciones, publicaciones, protestas. En la mesa, por semanas, el tema de los derechos humanos. La encuesta Cep muestra que ese aspecto solo le importa a un 3%. Tenemos internalizado lo importante de estos derechos y la garantía de su respeto pero, parece entenderse, la clase política muestra sus inconsecuencias cuando aquellos regímenes afines a sus ideologías los violan, flagrantemente, como Cuba, y nada se dice. El ciudadano común y corriente asume que más que un tema ético, es una herramienta política que se usa cuando conviene.
Lo que más preocupa a la ciudadanía es, la delincuencia, los asaltos y los robos, allí el gobierno ha puesto uno de los acentos de su gestión. Le sigue la salud, la educación, el empleo, los sueldos y la pobreza.
La pobreza y la encuesta CASEN, nos aterrizó en una realidad no pensada, estabamos peor que antes.
Recomiendo leer un artículo escrito por el ex ministro del trabajo, (A2 El Mercurio 28 de Julio) Osvaldo Andrade (P.S.), no puedo estar más de acuerdo con su planteamiento, especialmente cuando señala que el 70% de lo más pobres tienen trabajo. Escribe Andrade, en uno de sus párrafos, “Ni el añejo chorreo ni el burocrático asistencialismo resolverán este dilema; sólo la negociación y el acuerdo de sindicatos y empleadores mejorará la productividad y transferirá parte de esta a los salarios”.
Queda camino por andar y muchas futuras encuestas por analizar.