10.7.10

Radiografía de una derrota

Hay dos libros que leer por aquellos que se interesan en el análisis político. Uno es “La estrella y el arcoíris”, autores Andrés Allamand y Marcela Cubillos, el otro, “Radiografía de una derrota”, del sociólogo Eugenio Tirono.
Ambos textos hacen reflexiones de los aspectos políticos que rodearon la derrota de unos y el triunfo de otros.

Debo confesar que cuando Eugenio Tironi anunció la publicación de “Radiografía de una derrota”, me puse en campaña para encontrarlo en alguna librería: Pese a una búsqueda constante parecía desaparecido. Pensé, mal pensado, que algún mecenas de la concertación agotó toda la edición para que nadie lo leyera.
Esta semana pasando por una librería, de aquellas que venden solo libros, veo en la vitrina el mentado y tan buscado texto.
Frente a la tensa situación política, con una oposición renuente a todo lo que provenga del gobierno, y un sector oficialista que no logra encontrar el justo término medio para negociar y avanzar en sus proyectos, hay párrafos del libro que resultan esclarecedores.
A la Concertación, luego de 20 años de gobernar, con una oposición bastante caballerosa y colaboradora, recuerden la mano que le dio Pablo Longueira a Ricardo Lagos cuando comenzaron los escándalos del MOP, le ha costado comprender que ya no tienen el poder, que lo han perdido, con ello las prebendas y cargos públicos de los que disfrutaron.
Del libro de Tironi estas líneas: “Necesita (la Concertación) una visión, un programa, una organización. La Concertación, pensaba, carecía de aquello. Lo que el estrecho triunfo de Lagos dejaba en evidencia era que la Concertación y sus partidos no habían cambiado al ritmo del país que ellos mismos habían transformado desde el gobierno. Así, mientras la ciudadanía se <>, los partidos se <>, perdiendo sus vínculos con la sociedad civil y llenándose de militantes que eran o aspiraban a ser funcionarios públicos”.
Hay muchos funcionarios públicos, que no son de carrera, que siguen a contrata, honorarios que llegaron a la administración pública con contratos precarios, anuales, donde el mérito r fue la presión de algún partido.
Tironi, ex socialista cuando las papas quemaban, y como lo escribe en su libro, nadie hacía cola para ingresar a ese partido, milita posteriormente en el PPD formando parte de la comisión política. Luego del Gobierno del Presidente Aylwin, pasó a la empresa privada y creó una exitosa consultora, además de escribir sus ya conocidas columnas de análisis político.
Volvamos a su libro: “Las cosas iban bien hasta que, cierto día, el diputado Esteban Valenzuela, a la sazón secretario general del PPD, me remitió una citación formal para que explicara por qué, en una columna periodística, había señalado que la UDI era un partido democrático, Respondí que iría a la citación, pero no a explicar la condición democrática de la UDI, cosa obvia, toda vez que los propios parlamentarios del PPD convivían y hacían acuerdos con ella en el Congreso”
Tironi escribe que, la reunión, era para representarle la incompatibilidad de su condición de empresario y consultor de empresas, con ser dirigente del PPD.
“Radiografía de una derrota”, es interesante. Al leerlo queda claro la trastienda de un estilo de hacer política tercermundista y aprovechador.
Los fraudes, la mala administración de los recursos públicos que conocemos, ahora, todos los días, revelan una cultura de la estatización para beneficio político. Los ciudadanos somos una excusa. La rapiña y el pillaje, de algunos, terminaron por ocultar en la sombras el desarrollo experimentado por el país.
Ahora da la impresión que se han desempolvado los viejos textos de estrategia política, de los 70, para iniciar una contienda que mira los intereses partidarios, dejando en cero las necesidades del país y sus habitantes.
El forcejeo de oficialismo y oposición resulta patético en torno a temas como el Royalty minero, el Transantiago, la salud y los desordenes administrativos, heredados de los gobiernos anteriores.
La Concertación ya no tiene el subsidio y la influencia de ser gobierno, les costará más recuperar el poder.
El oficialismo, por su parte debe aprender las lecciones que dejó el abuso del poder, el aprovechamiento del Estado, los errores, que posibilitaron la derrota de una coalición que por 20 años, no cabe duda, fue exitosa.

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