27.8.10

Nunca más.

Atardece en Copiapó. Me encuentro a 60 kilómetros, en el corazón de la mina San José.
Somos parte con varias centenas de personas, incluyendo las autoridades del Gobierno nacional y regional, de Codelco, la Armada de Chile, Carabineros y otros, de la recién bautizada operación San Lorenzo.


Objetivo rescatar con vida a 33 mineros atrampados ha setecientos metros de profundidad.
Mientras escribo estas líneas, puedo sentir el ruido permanente de las maquinas. Es un sonido espeso que desde el cinco de agosto es parte del paisaje de cerros que nos rodean. Esa fecha, jueves, un turno completo se internó en la mina para hacer su trabajo normal, la manera de ganarse la vida entendiendo que, en esta mina en particular, la vida se puede ganar perdiéndola.
La historia es conocida y no es mi tarea repetirla para ustedes. Poco a poco, sin embargo, hemos ido aprendiendo una lección, nadie tenía la experiencia necesaria para todo lo que debería venir. Había una primera etapa llena de contrastes, llantos y a ratos desesperación. Esa etapa la hemos vivido muchos de manera completa.
Superado el difícil momento de tomar contacto y sentir que la esperanza brotaba de 17 millones de corazones, cuando llega el mensaje “Estamos bien, los 33 en el refugio” era esperable la alegría. El equipo de ingenieros, las propias autoridades y todos los que de una u otra manera estamos involucrados en el rescate, sabíamos que venía otra etapa, más compleja que la primera, hay que rescatarlos.
Nunca se había hecho en Chile y creo que pocas veces en el mundo o quizás nunca, una operación a tal profundidad. Es un tema complejo. Mucha ingeniería, geología geomecánica, estudios de planos ha sido necesaria, para que ningún cálculo falle.
A lo señalado esta la complejidad de mantener un soporte vital oportuno, seguro, constante y adecuado para hombres que han demostrado ser muy fuertes en lo anímico y sicológico, pero que con el paso del tiempo, la espera que puede ser angustiante verán puesta a prueba su voluntad y resistencia.
Hemos sido testigos de largas reuniones de planificación, somos parte del círculo de mando asesor, dispuesto por el Ministro de Salud Jaime Mañalich y la Intendenta de Atacama Ximena Matas, nada se ha dejado al azar.
Sabemos que desde el extranjero se han interesado en informarse y documentar esta experiencia. El viernes un equipo de la cadena HBO inició las filmaciones de un documental sobre lo que aquí está ocurriendo.
Pero a lo indicado en estas líneas deben agregarse dos palabras, “nunca más”. Es este un accidente perfectamente evitable, sin embargo nos queda la sensación que pudo más la codicia que el valor de la vida humana.
Todos somos parte del problema. Todos hemos aprendido una lección. Ahora aquellos que investigan en la Cámara de Diputados, el Gobierno, los especialistas tienen la responsabilidad de ser capaces de legislar inteligentemente, no para que la Minería cierre sus puertas, pero para que los grandes, los medianos y los pequeños tengan las herramientas y la legislación adecuada para hacer de la seguridad en el trabajo un activo tan importante, como el precio del cobre o del oro.
Somos un país con vocación minera, pero debemos ser un país consciente que la riqueza que se extrae no puede significar la muerte de quienes viven de esa actividad.
Es preciso que los pequeños mineros obtengan algún tipo de crédito para invertir en seguridad y tecnología. Que no se transforme en una cacería de brujas que provoque cesantía y cierres indiscriminados de faenas.
Debe formarse conciencia que esta actividad requiere de una explotación ordenada, un plan de trabajo racional, coherente con la seguridad de quienes allí laboran.
Florear la mina para aprovechar un buen precio, comerse los pilares para completar tonelaje, siempre conlleva graves accidentes, dolor y pérdidas de vida.
El sol cae lentamente en dirección a la costa a Caldera, cruzando el camino de los japoneses. Aquí en los cerros de “La San José”, pronto llegará la oscuridad. Miles de luces, luciérnagas del trabajo se encenderán. El ruido de las perforadoras, el rechinar de las orugas seguirán taladrando nuestros oídos, mientras a 700 metros, 33 almas escuchan y esperan, hoy se dormirán soñando que el sol les alumbra y les calienta la piel.
Nosotros seguiremos repitiéndonos, nunca más, nunca más...

21.8.10

Comunicación y política

Si un extranjero lee las publicaciones de nuestro país puede creer que llega a Chile, poco menos, al borde un enfrentamiento civil.
Tal es el desorden comunicacional que inspira la política que, los disensos y las polémicas, entre y contra, son abrumadoras proyectando una imagen de puntos de vista irreconciliables.

Puede ser que las nuevas generaciones de políticos, alimentados con leche de computadoras, con colados de “twiter y face book”, aquellos que buscan amistades válidas en el “ciber espacio” le ha hecho falta vivir con las amistades del barrio. Les pena no haber jugado una pichanga en la cuadra de la casa o discutir, cuando estudiantes, de otros temas en el recreo largo de las 10.
No sabemos, en política, quien es quien. La Udi tiene sus propias peleas internas con las elecciones y sus candidatos, traumatizados por el simple ejercicio democrático de renovar su directiva.
En el PPD se enojan algunos, por la resurrección de Vidal que asume responsabilidades en el tema municipal.
En la concertación no hay acuerdo sobre cómo debe funcionar el royalty. El Senador Girardi se le arranca a la DC, con el caballo ensillado, como en sus mejores tiempos cuando regalaba zapatillas para que inculparan a otros en el caso Spìniak.
La foto del día, la cuña en la radio, la imagen en la tele, son los iconos para ser un buen político. Los debates inteligentes, bien argumentados, han sido, paulatinamente reemplazados por barbas y cabellos peinados casual, para hacer de la política un trozo más de la subdesarrollada farándula criolla.
Hacemos noticia internacional porque alguien dicta cuál es la moda que se tiene que utilizar para ir a trabajar en una Intendencia.
Toda estas polémicas no son patrimonio de un sector, oficialismo u oposición, por el contrario res una cueca que avivan, también, los ex Presidentes, a excepción de don Patricio Aylwin, que persisten junto con la ex mandataria, en mantener su protagonismo. Cuesta quedar al margen, comunicacionalmente. Las mieles de la fama están llamando y una de esas puede surgir segunda nominación presidencial.
Los almuerzos en la Moneda, bicentenario por medio, solo sirven para elevar la tribuna que finalmente aviva la polémica. No agrega valor a un gesto unitario, frente a los 200 años de la República.
Las comunicaciones, la imagen de la política chilena, van de mal en peor. La Concertación, que se niega a vivir su duelo, a enfocarse en que la pérdida, luego de 20 años, no es un accidente casual sino que el fruto de acciones de corrupción que permitieron que se abusara del poder y desilusionó a su electorado. La creencia que la invocación a Pinochet, en cada momento, era el único y mejor argumento, les sigue sin enfocarse en un diagnóstico correcto de su derrota.
Tanto los que gobiernan como los que ahora tienen un rol opositor se exigen a cada momento “meas culpas”. Todos quieren golpes en el pecho, “acúsome padre”, y no razones para solucionar los problemas.
Se piensa más en no perder la mano en el poker de la vida diaria, que en los ciudadanos aquellos que desean soluciones rápidas no posturas doctrinarias que, a veces, no las comparten ni siquiera “la base partidaria”.
Mientras el Presidente de la República emprende una gira por el país, los que antes gobernaron envían a protestar a quienes apoyaron los gobiernos pasados durante 20 años. Sus pliegos y peticiones son las mismas, que en dos décadas, nunca fueron escuchadas.
Las comunicaciones y la política no se llevan bien cuando se alimentan de inconsecuencias y de un vergonzoso oportunismo.
La política está construyendo una imagen país, en este bicentenario, que nos muestra como una nación dividida hasta en los temas más nimios. En lenguaje huaso parece que anduviéramos a rebencazos.
Que nadie se enoje porque en la cápsula del tiempo, que se quiere enterrar en Santiago, para ser abierta en los próximos cien años, lo que va ganando como representativo de Chile, sea un “quiltro”.
Probablemente es razonable que, entre tanta discusión estéril, en la fronda de descalificaciones mutuas, salte desde la capsula en un siglo más un quiltro el cual, con sus ladridos, represente de buena manera lo que, a ratos, parece ser la discusión política de hoy.

14.8.10

Que la política no meta su cola.

Una lista larga de parlamentarios hizo aparición esta semana en la Mina San José, en la III Ragión, todos con palabras condenatorias y con amenazas legislativas. Los fuegos del infierno, de la política chilena, se ciernen amenazantes sobre aquellos responsables de esta tragedia, que nuevamente afecta a la minería chilena.

Mientras escribo este artículo de opinión, a pocos metros de donde me encuentro se siente, con fuerza, el martinete de las perforadoras, rodeadas de vapor y polvo que incansablemente horadan las entrañas de la tierra para tratar de encontrar, en un gran esfuerzo de cientos de voluntarios, a 33 hombres que nos imaginamos, Dios quiera que así sea, esperando su rescate.
Chile, acostumbrado a reaccionar cuando las cosas pasan, no siempre actuando con anticipación, espera con ansiedad que tanto esfuerzo, tanta oración, tanta angustia de los familiares, sea recompensada y la mina devuelva a esta gente que se gana la vida, muchas veces perdiéndola.
Nos pasó con el terremoto, muchos hemos tenido antes, nos damos cuenta que aún no sacamos enseñanzas de los desastres. Nos pasó con el manejo de los fondos públicos, que luego que se robaron millones de dólares, se dictan leyes que aseguren la probidad en la administración de los recursos de todos los chilenos.
Miro al frente, una torre blanca de las perforadoras que penetran la tierra día y noche. En el lugar más alto uno de sus operadores ha colocado, hace días, una bandera chilena, símbolo de la gente común, de aquellos que no gobiernan y tampoco legislan, son los que producen, con la cabeza agachada, para llevar el pan diario a la mesa de su casa.
Giro la vista, y a los lejos, en las blancas carpas del campamento esperanza, hay clavadas en el cerro 33 banderas, también chilenas que nos dicen en el lenguaje de los símbolos, “no nos olviden”.
Bajo la vista a mis pantalones embarrados, con el trajín de más de una semana, y mis pensamiento vuelan a lo lejos, hace más de 40 años a un mes de febrero de 1964, zapatos y pantalones embarrados tirando una línea telefónica de más de cuatro kilómetros, para contar la historia de los siete mineros de Andacollo.
Es la historia que se repite, mucho que aprender, bastante que legislar. Los políticos harían bien en nos florearse tanto, con una nube de periodistas detrás, y concentrarse en legislar para que estas cosas no vuelvan a ocurrir.
Ahora, descubren que Sernageomin no cuenta con los recursos suficientes. Que la tecnología que manejan, en cuanto equipos, no sirve para el siglo XXI, que no tienen los vehículos necesarios. Condenan a otros, los que tienen la responsabilidad de asignar presupuestos acordes con la actividad minera nacional.
Yo, defiendo a la gente de Sernageomin. En su momento han hablado, se han quejado de lo mucho que se les pide y lo poco que se les entrega. Sus tareas de fiscalización necesitan de largos recorridos, buenos y seguros vehículos, instrumental etc. Ahora se les condena en boca de aquellos que proponen y los que aprueban las leyes y el dinero.
Que la política no meta su cola. Los que gobiernan y han gobernado, como los que legislan o han legislado en el pasado, deben también asumir su responsabilidad.
Veremos si el tiempo no hace olvidar a quienes llegan, desde el parlamento, a conocer la cruda realidad de la pequeña minería. Hay mucho trabajo por hacer, como fortalecer a los organismos fiscalizadores, dotándoles de Ingenieros, no solo expertos en la prevención de riesgos, aumentar los geólogos e ingenieros Geomecánicos en Sernageomin y especialmente tener en cuenta experiencias pasadas.
Se debe tener a mano planes de contingencia inmediata, cuando todas las buenas prácticas de explotación minera fallen, porque la naturaleza se cruza en el camino del hombre.
Fuertes sismos, fallas geológicas difíciles de detectar, vetas cada vez más complejas de manejo, son elementos a considerar.
Esta es, la minera, una industria no renovable y se requiere de un manejo legislativo moderno. Hay que revisar el código minero con el criterio que la productividad no se detenga pero, la seguridad debe ser un activo a considerar porque, cuando se vulnera son vidas humanas las que peligran.
Me quedo mirando la bandera, que flamea en lo alto de la torre de perforación, y pienso que Chile tiene que aprender de sus dolores y que la política es más útil cuando trabaja en silencio.
El viento agita en lo alto los colores patrios y en nuestros corazones la esperanza.

7.8.10

Política y diplomacia

Si alguien pensó que la última encuesta Adimark le había complicado la tarea al gobierno, probablemente, se equivocó. Pese a varias caídas en los porcentajes, el triunfo diplomático que se anotó el Presidente Sebastián Piñera, al lograr un apoyo indubitable del Gobierno de Ecuador en la discrepancia, que en la frontera marítima norte de Chile, mantiene con Perú, terminó al oficialismo por alegrarle la semana.

Todavía se discuten los resultados de la última encuesta mensual que hace Adimark. La lección es una sola, las variables que provocan que la opinión pública cambie de opinión son muchas y, a veces, de fácil corrección.
Aunque los políticos siempre dicen que no se gobierna en base a la encuestas, siempre ellas causan algún dolor y provocan reflexiones. No puede ser diferente en el gobierno de la Alianza por Chile, de “Coalición por el cambio no tiene nada”, y es así que han surgido algunos anuncios bien recibidos por la clase política y por una suerte de ósmosis se transmite a la ciudadanía.
Veamos las cosas que han comenzando a notarse y que, seguramente, en la próxima encuesta estarán representadas en los resultados. Un acercamiento tibio y una mejoría en el lenguaje e intenciones políticas del oficialismo con la oposición. Debe agregarse el reintegro de los recursos del FNDR a las regiones, restringidos a causa del terremoto y el aumento de los mismos, así como mayores recursos para las municipalidades. Sumemos el crecimiento, superior a lo pronosticado del Imacec y cerremos la semana con la firma de un acuerdo conjunto con Ecuador que, claramente, favorece la posición chilena en la controversia que se mantiene con el Perú en la Corte Internacional de la Haya, por los límites marítimos en la zona norte. Se puede agregar, además, los elogiosos comentarios del Presidente de Bolivia Evo Morales, sobre el trato que ha mantenido con el Presidente Piñera.
En una declaración conjunta, los gobiernos de Ecuador y Chile, en la parte fundamental señalan: “...la plena coincidencia respecto de la vigencia, alcances y contenidos de la Declaración de Santiago de 1952 y del Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954”.
Posteriormente el Presidente de Ecuador declaró a los periodistas. “Hemos conversado con el Presidente chileno el respeto absoluto a los tratados internacionales y una visión conjunta que tienen Chile y Ecuador en cuanto a los derechos del mar, que le asisten a ambas naciones”.
De alguna manera queda en claro que Sebastián Piñera ha demostrado que su reconocida capacidad empresarial la está replicando, con igual éxito, en el campo de la diplomacia, acompañado por un Canciller, al cual se consideraba como un absoluto inexperto, que se mueve con singular habilidad, asesorado por un equipo de cancillería que se quiere profesionalizar al máximo.
¿Qué le falta al gobierno para mejorar su posición frente a la opinión pública? Algo, a nuestro juicio, básico en política y que no es otra cosa que cacarear los huevos que se ponen sin pecar de soberbia, pero mostrando que los compromisos se cumplen y oportunamente.
Los traspiés de nombramientos de personas que no dieron el ancho y que se repitieron en varias ocasiones fueron criticados. La lección para no cometer esos errores debieron recogerse de igual experiencia, los chilenos las olvidamos con mucha facilidad, del gobierno anterior cuando se dijo que existiría paridad de género y que nadie se repetiría el plato.
Hoy se reconoce, además, que la política comunicacional del gobierno debe reorientarse. No es un problema de quien es la vocera. Las críticas para Ena Von Baer, más de oportunidad política, no tienen una razón de peso, el problema es el diseño. Ministerios e Intendencias, donde las cosas se están haciendo bien pero en medio de un silencio, de los resultados, que hábilmente la oposición aprovecha para atacar y reforzar sus propias posiciones políticas.
La comunicación debe ser fluida y oportuna, contar a la ciudadanía, con fuerza, sobre los temas que le son más cercanos, empleo, salud, educación, seguridad ciudadana, acceso a la vivienda etc.
El oficialismo ha tomado la bandera de los derechos humanos, de todos los derechos humanos, incluyendo lo que incomoda a algunos sectores opositores, como el caso de Cuba.
En definitiva una semana de la cual el gobierno puede sacar varias cuentas alegres en este batido de Diplomacia y política.