3.7.10

Hacer lo correcto


El sueldo mínimo ha puesto, nuevamente, en la mira la inconsistencia del discurso opositor. Aclaremos, no del ciudadano que con gran constancia y mucha disciplina apoyó, en las buenas y en las malas, a la ex coalición de gobierno.
Ahora reclamaron lo que en todos sus gobiernos, sistemáticamente, le negaron a los trabajadores.

Cada día se hace más necesario que el debate que se ha evitado, ¿porqué perdió la presidencia la Concertación? se haga. ¿Porqué no ocurre?, aunque es un supuesto lo probable es la idea que el remedio, esta catarsis, sería peor que la enfermedad y desataría encendidas polémicas que le harían más daño que beneficio.
No se ha logrado unanimidad para aplicar, posteriormente, las recetas políticas necesarias y recuperar el poder perdido, ejercido durante 20 años.
Para los que miran desde la vereda de enfrente o desde un ángulo independiente, algunas causas no tienen nada que ver con más o menos progresismo, con escuchar o no escuchar a “la gente”, la clase política no siempre escucha o percibe cuáles son los anhelos superiores de la ciudadanía.
Dado que soplan aires “mundialeros” recordemos un jugador en 1996, en Inglaterra jugando por el “Liverpool”, el árbitro estimó que se le había cometido una falta penal y sentenció el disparo desde los 12 pasos. Su nombre Robbie Fowler, difícil que alguien le recuerde, fue y le dijo al juez del partido que nadie le había tocado, por lo tanto, el penal que favorecía a su equipo, no correspondía. El juez obligó a ejecutar la falta y Robbie lo hizo pero de tal manera que el arquero pudo contener el lanzamiento con facilidad. Todos recordamos el gol de mano de Maradona, pero nadie menciona como ejemplo a Fowler. Uno, hizo una pillería y engañó a todos, Robbie Fowler hizo lo correcto, fue ético y honesto.
En este mundial un alemán, el arquero Manuel Neur, y un delantero francés, Thierry Henry no han sido honestos. No hicieron lo correcto y pese a ello le endosan la culpa a los árbitros que no vieron las faltas.
Comprenderán que el tema me lleva a la política y a las razones que, creo, terminaron por derrotar a la concertación. Durante veinte años gobernaron bien, no se puede discutir, pero durante esas dos décadas no siempre hicieron lo correcto y los ciudadanos perdieron la confianza en su legitimidad para gobernar.
Se perdió todo el pudor al colocar a muchos personajes, incapaces y deshonestos, en cargos de responsabilidad.
La gente se da cuenta que muchos de los que piden más educación pública, no educan a su hijos en colegios municipales, algunos los hacen en muy bien pagados colegios particulares.
El desorden en la administración pública, los llamados “errores administrativos”, eran parte de una trama de sinvergüencerías y aprovechamientos, como la duplicación de funciones, sobre dotación de cargos para dar una pega al recomendado de un parlamentario un buen militante. El desorden administrativo fue generalizado, la cultura de no hacer lo correcto se entronizó, poco a poco y cada vez más.
Sobresueldos que nunca pagaron impuestos. Privilegios para una minoría en los cargos públicos.
En el Ministerio de Salud, hospital Barros Luco, 170 sumarios, algunos datan del 2005, nunca se cerraron. Allí existen acusaciones sobre violaciones a pacientes, negligencias en las atenciones con resultado de muerte etc.
En el Serviu fraude por 1.700 millones de pesos por proyectos desarrollados en terrenos no aptos para construir viviendas, en la V Región. Entrega irregular de 3.000 viviendas sociales, no habitadas, destinadas a arriendo por personas que, sin merecerlo, obtuvieron el beneficio del fondo solidario para la vivienda.
En materia de subvenciones, de un total de 267 mil millones de pesos, hay 22 mil millones que aún no han sido rendidos debidamente, todo en estos últimos cuatro años.
Lo que derrotó a la concertación fueron las malas prácticas, el mal control del Estado, el aprovechamiento ilícito de cargos por algunos incapaces.
Muchos casos llegaron a la justicia y hasta ministros de estados fueron juzgados y condenados.
Hacer lo correcto es un activo raro y escaso.
Para algunos, que tonto el jugador que dice la verdad y niega la existencia de un penal. Vivo inteligente, “la mano de Dios”, aplauden al que engaña.
En Chile, empieza a surgir la idea que la honestidad cuenta y hacer lo correcto, especialmente en política, se reconoce.