1.7.06

Una concertación desconcertada, y una oposición dividida


La última semana nos ha dejado desconcertados frente al escenario político, donde todos discrepan y parece alejado el espíritu de dialogo.

Luego de su periplo político deportivo, Sebastián Piñera, supuesto líder de la oposición, hace unas declaraciones, del todo lógicas, llamando a una mesa de conversación con el gobierno para analizar las reformas que se pueden introducir al actual sistema electoral, como una manera que este permita elecciones que sean más representativas, especialmente de aquellas minorías que hoy no pueden acceder al parlamento.

Piñera ha sido consecuente con sus promesas de campaña que se radicaron en revisar el actual sistema electoral binominal. Hecho el anuncio, en conferencia de prensa, rápidamente el gobierno le dio un portazo con intervenciones del vocero oficial Ricardo Lagos y del Ministro del Interior Andrés Zaldívar.

Algunas voces surgieron, también en contra de la posición de Piñera desde RN. y de la UDI, estas últimas con mayor fuerza y con cierto dejo de ironía, especialmente de la Vicepresidente la senadora Evelyn Matthei.

Las reacciones no tardaron. Los presidentes de partidos de la concertación discreparon de la actitud del gobierno que los descolocó absolutamente, luego que anunciaran una invitación para este lunes a los directivos de RN para conocer su posición frente al sistema binominal.

Los presidentes del PPD, PRSD, PS y DC, no estuvieron de acuerdo con el portazo del gobierno, y no dejan de tener la razón ya que ante la opinión pública, una vez más, se muestra una absoluta falta de coordinación entre el palacio de la Moneda y los partidos políticos que apoyan a Michelle Bachelet.

Tenemos la impresión que una mayoría de ciudadanos desea un perfeccionamiento del sistema electoral vigente, pero es necesario dialogar entre las fuerzas políticas, con altura de miras y anteponiendo el bien nacional y la adecuada representación ciudadana.

Para algunos analistas al gobierno le falta realismo político cuando pretende que todas sus propuestas sean aceptadas “si o si”, tal como las genera. En ese caso no necesitaríamos congreso, debates parlamentarios, y reuniones entre las diferentes fuerzas políticas.

La falta de realismo es más manifiesta cuando se sabe que, sin el concurso de la oposición, no hay cambios en el sistema electoral. El portazo del palacio de la Moneda en nada ayuda al objetivo propio de una democracia seria y bien constituida, especialmente cuando se le cierra la puerta a la única fuerza política dispuesta a conversar el tema, que ocupa en la opinión ciudadana una baja prioridad.

En la oposición las cosas no están mejor. Vuelven a las andadas. Dan la impresión de vagar por la política sin ser capaces de ver donde están sus objetivos, con casi nulas propuestas que le revelen como una eficiente alternativa de gobierno.

Las ironías y los ataques entre dirigentes y parlamentarios, casi forman parte de una anti cultura política que provoca distanciamientos y desazón entre sus militantes y quienes simpatizan con los partidos de la alianza.

Nunca había visto un nombre de conglomerado, “alianza” tan mal puesto.

En definitiva de seguir por el mismo camino de años anteriores, donde los personalismos, la falta de respeto entre ellos, e ideas de gobierno innovadoras que no aparecen, la concertación solo se ve enfrentada a sus propios obstáculos, y carencias.

Entretanto este país, que reacciona mejor a los acuerdos, mira a esta trilogía, gobierno, concertación y alianza, con un dejo inevitable de estupor.

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