15.7.06

La Justicia es ciega, la política a veces también.


La figura de la justicia siempre se representa como una mujer, con la vista vendada y una balanza sostenida por uno de sus brazos. Con ello se quiere señalar, aunque no siempre es así, la imparcialidad y el peso de las pruebas, que inclinarán el fallo a favor de la verdad.

Pero la experiencia ha demostrado que ello no pasa de ser una figura simbólica. Muchas veces esa ceguera, para no ver privilegios o hacer excepciones, se vulnera, ya que del otro lado se encuentran quienes hacen, o proponen, las leyes que muchas veces, remedando a la dama de la justicia, también se colocan una venda en los ojos a la hora de legislar y apreciar el entorno en su respectivo contexto.

Iniciada la década de los 90 y reintegrado a la vida nacional el sistema democrático tradicional, luego de un gobierno autoritario, pesó en la conciencia de los gobernantes y de los legisladores, con justa razón, una preocupación mayor por los derechos de las personas. Sin embargo en la búsqueda, no dudamos que bien intencionada, se exageró en las garantías personales que terminaron favoreciendo a la delincuencia. Esta no tardó mucho en darse cuenta de todas las facilidades, a las cuales podían recurrir, para zafarse rápidamente de las manos de una justicia que, ahora, no solo era ciega si no que además caminaba a tientas del criterio particular de cada magistrado.

Y se desató la polémica. Los políticos por un lado culpando a los jueces. Los magistrados señalando que ellos no hacen las leyes y que se atienen a sus disposiciones. La polémica lleva poco más de un año, entre tanto los delincuentes roban en casa y calles y aunque sus andanzas sean grabadas en las cámaras de vigilancia, no siempre se aceptan como medio de prueba para condenarles.

Hace no más de 72 horas un asaltante fue puesto en libertad en la mañana, por no tener registro de condenas anteriores y por la tarde asaltó una casa, hiriendo a un carabinero. Posteriormente se demostró que tenía antecedentes que, por algún motivo, no se encontraban debidamente registrados. Hay un sumario contra un fiscal por esta razón.

Los periodistas somos los que más presión hemos puesto en este tema.

Han salido ha relucir toda clase de estadísticas para demostrar que la “victimización” ha disminuido. La respuesta la dan los propios delincuentes. En las últimas dos semanas, le robaron al Presidente de la Corte Suprema, a la presidenta del PDC, asaltaron un centro de pago, con toma de rehenes, a pocas cuadras del palacio de gobierno y siguieron todos estos días en la misma tarea, incluyendo otra estadística que señala que en Chile se roba un vehículo cada hora.

La política y sus representantes en el Gobierno y el Parlamento se han dado cuenta que hay un clamor ciudadano, una percepción, que no se puede seguir ignorando y rápidamente se han puesto todos muy creativos, en buena hora que así sea.

A veces la política está tan ciega que se niega a ver situaciones que para la gente, resultan verdades que les afectan directamente. La más importantes que, los electores saben separar el grano de la paja. Distinguen a los buenos parlamentarios, aquellos que plantean soluciones por sobre ideas partidarias o polémicas personales. Son los que tienen la sensibilidad suficiente para sentir y empatizar con el habitante urbano o rural de este país.

La delincuencia es un tema de todos, donde no hay que buscar responsables, hay que reformar las leyes que la propia política, en su momento, dictó. Eso es la simple rectificación que una sociedad política inteligente debe hacer.

Más trabajo en el país, y menos viajes al exterior. Quince misiones de diputados han viajado al extranjero, con un total de 32 parlamentarios, el presente año. En doce de estos viajes, la corporación costeó el pasaje aéreo y entregó un viático a los diputados.

En las otras tres, invitaciones oficiales, el pasaje lo pagó quien invitaba, pero el viático la cámara. Los 176 días de viáticos pagados a la fecha, ascienden a 52.234 dólares.

La justicia es ciega, la política no tiene porque serlo.

1 comentario:

La Dama del IUS dijo...

Estoy de acuerdo que la delincuencia es un tema que interesa a toda sociedad. Nos preocupa sólo cuando somos victima de cualquier delito tipificado en la ley (Código Penal venezolano), o cuando vemos lesionados nuestros derechos civiles, afectando nuestro patrimonio.
El problema no está en reformar las leyes, sino en hacer cumplir las leyes. Nuestro problema es endógeno. La justicia es ciega y el Estado no tiene porque serlo.