23.1.13

El Oráculo de marzo

La RAE da muchas definiciones para “Oráculo”, hemos elegido una con pinzas, para que nadie se sienta maltratado u ofendido: “Persona a quien todos escuchan con respeto y veneración por su mucha sabiduría y doctrina”.
Pese a que algunos políticos, especialmente los del viraje a la izquierda, esperan que el Oráculo hable en marzo, la D.C. dio la semana pasada, una clara demostración de realismo político al efectuar sus primarias presidenciales, de paso entregó un electoral tapaboca a algunos parlamentarios de esa colectividad, que prefieren que el Oráculo nos entregue toda su sabiduría y verdades, haciendo oídos sordos a lo que piensa la ciudadanía.
Al alto número de votantes, muchos ciudadanos independientes, que incluso superaron a la militancia según palabras del presidente del partido Ignacio Walker, demuestran que los políticos, más que escuchar a las encuestas o de actuar según dogmas ya caducos, deben estar atentos a una ciudadanía que ahora sabe que tiene el poder del voto de manera irrestricta.
De la noche a la mañana, los ciudadanos aprendieron que abstenerse de votar es una poderosa herramienta para ser consultados, cuando de candidatos se trata. Algunos senadores que se repiten y se repiten en el cargo saben que las primarias les pueden apartar de las prebendas de las cuales han abusado por décadas, por ello de alguna manera procuran desacreditarlas.
Todos nos sentiremos más considerados por las minorías políticas, que luchan por gobernarnos, cuando los candidatos que proponen son sometidos al escrutinio de los votantes.
Lo que se espera es que las primarias, sean parte de los procesos electorales a que nos sometemos cada cierto tiempo. Naturalmente debe incluirse en la institucionalidad  y financiamiento electoral un proceso primario de elección de candidatos. No estaría en el uso político “designar” candidatos a dedo como en el pasado, ni la torpe afirmación que “el que tiene mantiene”. 
Por respeto al votante y para reconquistar, en la voluntariedad del voto, a       quienes se han apartado de la política y de las elecciones, la demostración que ha dado la D.C. es ejemplar, al elegir en primarias el candidato que enfrentará al Oráculo de Washington, que con su silencio, ha permitido que quede claro que, de ahora en adelante, ningún candidato tiene una suerte de mandato o privilegio divino.