17.1.13

El Binominal


La reforma al “binominal” nuevamente está en la mente de senadores, incluyendo a R.N., luego que los esfuerzos que hiciera el gobierno de Ricardo Lagos fracasara por falta de entendimiento entre oficialismo y oposición en ese momento.
La pasada semana, en la comisión de Constitución se había recomendado, con la anuencia de los senadores DC Patricio Walker y Soledad Alvear y el RN Alberto Espina, que la sala de senadores resuelva la posibilidad de reponer el trámite de la reforma, pero sin entrar al fondo.
El acuerdo, para el neófito en lenguaje político, suena más que nada, “déjense de molestar y ya veremos qué pasa”.
En definitiva nuestra democracia ha perdido el miedo a los errores del pasado, especialmente cuando un tercio de los votos podía gobernar a todo el país, como ocurrió en 1970. No debemos olvidar que el gobierno militar impuso la segunda vuelta presidencial, lo que aclaraba la elección del gobernante, y dejaba el mandato en manos de los ciudadanos y no del parlamento como era la costumbre.
El sistema binominal tiene defensores y detractores. Pero lo que es claro, más que los votos, cuentan las alianzas, las vueltas de chaqueta, los que corren por fuera, los porcentajes y la ingeniería electoral, que la voz de las urnas.
Si seguimos la lógica, el voto que otorgamos a una persona puede que sirva por el solo efecto de elegir a un compañero de lista, aunque tenga menos votos que un candidato que va por otro partido.
Podemos agregar que el sistema binominal está distorsionando la democracia en su sentido clásico. Para manejar cifras y porcentajes hay acuerdos para omitirse en determinadas zonas, lo que permite a conglomerados minoritarios elegir algunos parlamentarios.
Con la inscripción obligatoria y el voto voluntario, muchos electores se han marginado en su primer estreno municipal. ¿Qué pasará con la formula binominal, pese a las omisiones y pactos partidarios, frente a un ciudadanía que ha demostrado claramente desprecio por las política y sus maniobras electoreras?
Es claro que las encuestas hoy no están midiendo nada, no se han adaptado a un cambio de la opinión ciudadana que es tan volátil, como el deseo de votar o no hacerlo.
En definitiva reencantar al votante, pasa porque el voto tenga valor individual y no esté sometido a formulas y cambalaches.
El Binominal no representa lo que entendemos por verdadera democracia, digo yo.