27.12.12

La dignidad regional

Ciudadanos la dignidad regional está en juego. Los partidos políticos, sin excepción, han comenzado el vitrineo de postulaciones. Grandes personajes centralistas, que han estado en cargos internacionales, senadores y diputados que buscan cambiarse de domicilio electoral, buscan un cupo en regiones.  ¿No tenemos gente nuestra que nos pueda representar?
Las regiones son las que alimentan a la mega capital de Chile donde crecen las autopistas santiaguinas, llegan los grandes espectáculos, nuevos parques industriales, se remodelan barrios, y los partidos políticos nos impondrán, nuevamente, figuras que no nos representan.
Candidatos que nunca han vivido en nuestra Región, que no han conocido la sequía, e ignoran los problemas que enfrentan la Minería, la pesca, el turismo y la agricultura están haciendo lobby en Santiago con las respectivas directivas, para ser nominados a una postulación parlamentaria.
¿Dónde queda nuestra dignidad para resistirnos a votar por afuerinos que vienen a dictar cátedra sobre temas que no dominan ni conocen? Arriendan  un departamento o una casa y ya se dicen regionalistas.
De una vez por todas que se dignifique la política y se hagan reformas, además de terminar con el binominal, que den garantías a nuestra gente de una representación auténtica y no impuesta por los caciques de siempre.
Algunos senadores que saben que pueden perder en una reelección, ya están pensando emigrar a otra circunscripción.
No olvidemos que una parte importante del PIB de cada Región no retorna y se va a la capital, o a regiones con mayor cantidad de votantes, así funciona la desprestigiada política chilena.
Ahora los votantes tenemos la sartén por el mango, mostremos la dignidad de votar por los candidatos de la Región, no por los afuerinos que vienen a abrazar ancianos y a besar niños, pero que terminan legislando mirando los intereses del partido o de las grandes urbes.
La elección no es un concurso de belleza ni figurines. Lo que se busca es el auténtico deseo de servir, de involucrarse con la tierra y los habitantes que se conocen por años, no por conveniencia o simple cálculo político.
No seamos corderos que vamos mansos al matadero electoral, de una gestión partidaria caduca, decadente, incapaz de renovar sus ideas y liderazgos.