15.3.12

Quo Vadis Política Chilena

Esta ha sido una semana políticamente muy difícil para el gobierno. A las inundaciones en el norte y en el sur, las protestas de Aysén, y las vacilaciones de los negociadores oficiales, queda claro que la política ya no tiene respuestas ni protagonismo para los chilenos.

La guinda de la torta la colocó el jueves la dirigenta, de pasarela, del partido comunista Camila Vallejos, acompañada de un grupo de militantes del P.C., ávida de robar cámara y publicidad, no encontró nada mejor que tomarse la sede de la UDI. ¿Es eso la democracia que predica el partido comunista? ¿Es con ese partido, cuyos militantes no vacilan en tomarse la sede de una colectividad, solo por que discrepan de sus ideas, con el cuál la Concertación hace alianzas electorales? ¿Tendremos todos que pensar como lo hace un partido totalitario que ha prohijado dictaduras, especialmente en lo que fue Europa del Este?
Teiller justifica a su juventud, señalando que la UDI es el partido que mejor representa al gobierno del Presidente Sebastián Piñera, disculpa torpe para validar una acción que es totalmente anti democrática. Cuba les pesa en la conciencia, en la memoria, en los usos y en las costumbres.
Lo más complejo se encuentra en los movimientos sociales, sencillamente ya no pescan a los políticos que, desesperadamente, se dan cuenta que pierden protagonismo. Mal negocio que su cotización esté a la baja, cuando estamos ad portas de elecciones municipales, a poco más de un año de parlamentarias y a menos de dos, presidenciales.
¿Para dónde nos conduce la política?, probablemente a la “Tierra de nunca jamás”, una fantasía que no terminará mientras se sigan repitiendo los mismos nombres de siempre.
En el caso de la Patagonia, el gobierno ha tenido un muy mal momento. Una cosa es hacer respetar la autoridad, defender el orden público y cautelar el cumplimiento de las leyes, otra cosa, sin embargo, es no tener una estrategia clara para enfrentar una crisis que la ha provocado el paso de los años. El silencio frente al aislamiento, la desconsideración con chilenos que hacen patria en tierras lejanas, frente a una actitud limítrofe pacata, donde ya entregamos una parte importante de “Campos de Hielo”, debimos defender Laguna del desierto y Palena, contra un país que, independiente del gobierno que tenga, quiere salida al Pacífico.
En Aysén lo que menos hemos visto es que se aplique la buena política, la que tenía en el pasado la sabiduría de interpretar correctamente las necesidades ciudadanas. El cambio, hasta tres veces de las reglas del juego por parte del gobierno, afirmación de un Senador oficialista, para negociar una solución, termina bruscamente el miércoles por la noche porque nuevamente se levantan barricadas y se cierran caminos.
Finalmente habrá entendimiento, no cabe duda, pero que muy claro que políticamente las soluciones demoran más. ¿Dónde está el mínimo de “inteligencia emocional”, que permita que las partes en disputa logren un acuerdo?
El parlamento ya no parlamenta, solo van de un lado a otro las descalificaciones. Tema no falta, el aborto terapéutico, la reforma tributaria, las reformas políticas, la educación, el Transantiago etc.
Somos un país largo y complejo. Tenemos mala suerte, hace dos años un terremoto, ahora nos ahogamos con agua en el norte, donde casi nunca llueve, en el desierto más seco del mundo.
Nos inundamos en Punta Arenas donde no siempre llueve mucho, solo cae bastante nieve, pero esta vez se desborda un río, sobrepasa los escuálidos puentes, algunos con más de noventa años y ahí estamos, con una Onemi que no dio pie en bola en el extremo Austral y lo hace muy bien en el norte.
Y en el medio nosotros, soportando temperaturas de hasta 36º en Santiago, y sin asomo de lluvia. Es casi balsámico, quisiera imaginar las protestas como nubes cargadas, que el “Guanaco” nos sorprenda en una esquina con un chorro de agua helada, grata, sorpresiva y reconfortante.
Entretanto, la Concertación sigue esperando el término del sistema binominal pero con un inmenso “pilatos” amarrado, para que tal reforma nunca vea la luz.
A los viejos senadores no les conviene que funcione el sistema proporcional. Este sería otro país si no se tuvieran que soportar los que ya no se pueden ver, y que no tuvieran que pactar los que nunca se han querido.
¿A dónde vas política chilena?