16.7.11

¿Quién los entiende?

Una de las tareas que tenemos los periodistas que hemos elegido el difícil camino del análisis político, donde emitir una opinión siempre genera controversia, es procurar entender a los protagonistas de los hechos de relevancia en ese campo.
Somos una nación en que nadie quiere comprometer sus ideas frente a un determinado asunto, por temor a perder amigos y ganar enemigos.

Entender a los políticos y, de alguna manera, procurar entender el fenómeno político contemporáneo no es tarea fácil. Siempre fue cosa sencilla entender lo simple, la oposición tiene como tarea buscar todo lo negativo en el oficialismo y este vivir en un contante llamado a la unidad, los acuerdos y la tranquilidad.
Eso es lo normal, pero cuando los parlamentarios, gobernantes y dirigentes partidarios, sienten que su protagonismo viene en picada, cuando perciben que la ciudadanía, no solo en Chile, en todo el mundo toma la batuta y marca las pautas, cunde la confusión y se dispara a ciegas.
Algunos, con díscolos y autocríticas, apuntan a su propia “sien” ideológica, procurando encontrar un punto de reconciliación o interpretación de un sentir ciudadano, donde lo que se exprese, no es buscar soluciones sentidas por el colectivo de cada país, solo importan cuántos votos están involucrados en los nuevos fenómenos que sacan a la gente a la calle.
En el pasado, destacados parlamentarios, dirigentes de partidos políticos, eran los que marcaban las pautas. Líderes de opinión de peso y argumentos sólidos orientaban a la ciudadanía, hoy no ocurre lo mismo, la dirigente de la Confech, militante del partido comunista, tiene más poder de convocatoria, que muchos dirigentes políticos. Y menciono que es militante de la “J”, no en sentido peyorativo, solo para señalar que el propio PC, acomoda su visión educacional al diapasón que marcan sus militantes más jóvenes.
Aprovechándose de la proverbial mala memoria de los chilenos, hoy se nos miente y se engaña. Poca gente recuerda o sabe, que Chile en 2006, gobierno de la Concertación, firmó un acuerdo entre China y Codelco por la mina Gaby. China entregó US$500 millones por 55 mil toneladas de cobre anuales durante 15 años, a precio fijo. Según lo expresó un dirigente cuprero, hace unos días, a 1 dólar 50 la libra, cuando hoy la libra se vende sobre 4 dólares.
Haga usted la siguiente cuenta, la diferencia menor de precio, mínimo 2 dólares 50 por libra de cobre que el país está pidiendo por la venta durante 15 años, de 55 mil toneladas anuales, ¿cuánto representa de pérdida para el país?
Esos errores quedan en la caja negra de la mala gestión. Hoy, los mismos que hicieron ese tipo de negocios, que casi hicieron quebrar a Enap, entre otras empresas del Estado, son los que critican al actual gobierno porque vende un remanente de acciones de las empresas de agua potable, en tanto en los gobiernos de Frei y Lagos se vendieron las acciones mayoritarias de todas las empresas sanitarias. Los que hoy gritan, con tanta fuerza, ayer callaron.
¿Quien entiende a los que hoy piden las desmunicipalización de la educación? y, gobernando veinte años, jamás abordaron, siquiera, el intento de hacerlo.
¿Quien entiende a los que salen a la palestra por el lucro de la educación? y en veinte años lo permitieron, es más, participaron de ese lucro, crearon sus propias Universidades y fueron integrantes de sus cuerpos directivos.
Hoy aparecen con esas banderas que nunca fueron propias. Las han levantado los estudiantes. Ellos, protestan por los préstamos con aval del Estado, otra creación de la concertación, que les endeuda cada vez más.
Cuando masivamente se protesta por la Patagonia sin represas, la ciudadanía es la que reacciona. Se olvidan que ese proyecto nació, se acunó y creció, fue prohijado por los gobiernos de Lagos y Bachelet y su actual Vicepresidente ejecutivo es un destacado militante del PPD.
En definitiva, la oposición y el oficialismo, en su afán de atacarse mutuamente, buscan desesperadamente, acogerse a los aleros de las protestas ciudadanas, aunque tengan que adorar lo que ayer quemaron.
Las encuestas dicen, unánimemente que la brújula, el norte magnético de lo que hoy la gente quiere y pide, se les ha extraviado a la clase política. Corren de un punto al otro de la rosa de los vientos de la opinión pública, renegando de sus viejos principios pero todo suena a una inmensa hipocresía.
¿Quién los entiende?