22.5.09

Moros y cristianos

Moros y cristianos deben sentirse satisfechos con el último discurso, de su mandato, de la Presidenta Bachelet en el Congreso Nacional.
Por primera vez, en muchos años, una Presidenta estaba acompañada de dos opositores, el Presidente del Senado y de la Cámara de Diputados.

Según una encuesta, telefónica, el 82 % de los chileno quedaron satisfechos con el discurso Presidencial.

El énfasis que su gobierno ha puesto en el tema social tiene un impacto inmediato en la opinión pública porque sus efectos son de fácil comprensión, llegan al bolsillo de una cantidad importante de personas que saben agradecer los bonos extraordinarios, mejoran su consumo, y medidas como las anunciadas para el sector educacional, destinadas a diminuir los efectos de la crisis, son bien recibidas.

No voy a detenerme en los detalles y solo quisiera comentar algunos aspectos que creo olvidamos cada 21 de mayo. El discurso presidencial representa, primero, la apertura de la actividad legislativa, segundo, constituye la cuenta de la marcha del país. Son los principales objetivos que no están centrando la atención de la clase política. Por semanas pareció que lo relevante no fuera la cuenta, interesaban más los anuncios.

Cada grupo de presión pedía incluir alguna medida favorable a sus legítimos intereses. Los jubilados eliminación del siete por ciento. Los deudores habitacionales que se terminen los remates de viviendas impagas y trato especial para pagar lo adeudado. La CUT, anuncios claros pro sindicalización y negociación colectiva.

Los políticos de la Concertación, algún pequeño guiño presidencial, que no se produjo, para su candidato Eduardo Frei.

La cuenta fue interesante, clara, y con suficiente detalle como para dejar contentos a quienes le escucharon y vieron. Los anuncios, no podían faltar, aunque no cubrieron las expectativas de todos. Se centraron esencialmente en la crisis y medidas que cubren el área social, unos de los aspectos fuertes y exitosos de la administración Bachelet.

No hubo anuncio para los jubilados, y nada sobre el bono SAE que se adeuda a los profesores.

La crisis mundial presidió una parte importante de esta cuenta. Nuevos puntos a favor de la Presidenta quien se mantuvo firme en su predicamento, futurista, de guardar dinero para el tiempo de “vacas flacas”. Ni las presiones de la concertación y del propio senador Frei, como las que con mucha fuerza hizo la oposición, le hicieron variar de postura. La Mandataria, tenía plena razón. Su intuición de mujer, que le falló en el Transantiago, fue certera frente a lo que se vino pocos meses después en todo el mundo.

¿Que cosas no se dijeron y que parecía oportuno señalar?, Una autocrítica para aquellas cosas que tienen al país insatisfecho. Claro, ningún Presidente que yo conozca, se detiene en esas presuntas banalidades.

Ninguna palabra para criticar la corrupción que sigue entronizada en algunos actos del estado, más que como un asunto corporativo, producto del accionar de personajes, algunos de alto vuelo, mal elegidos, con padrinos políticos que luego se hacen los desentendidos. No siempre se privilegian a los mejores, se privilegia a los que tienen mayor capacidad de ser influyentes políticamente.

No hubo una palabra a la mala gestión de algunas empresas del Estado, que arrojan pérdidas de dos o tres veces el monto de los subsidios anunciados en este mensaje a la nación.

Sin embargo es costumbre en política no mirar el lado oscuro de la fuerza y concentrarse en lo que se reconoce y arranca aplausos.

Coincidimos que el gobierno, de la primera mujer Presidenta de la República, culminará pese a los temas negativos internos, y al quiebre de la economía internacional, con el reconocimiento ciudadano, de “moros y cristianos”, y con el porcentaje más alto, en la política de Chile, en popularidad de su gestión. Gestión que supera, a mi juicio, con creces los errores que son imposibles de evitar, aunque no se mencionen o reconozcan oficialmente.