27.9.08

Se inició el juego

Aunque que se ha iniciado la campaña municipal, con las mismas técnicas publicitarias de siempre, saturar las calles de rostros que poco dicen y slogan sin mucha creatividad, lo que se juega, con miras al resultado, es la campaña presidencial y el posicionamiento interno de cada partido.
Hay de todo en la campaña Municipal iniciada con pijamas, Santiago, batucadas en diferentes ciudades del país, y la aparición de bandadas de palomas con candidatos que, con fingidos rostros de estadistas o inteligencia simulada, nos miran desde esquinas y avenidas de las ciudades de Chile.
Se ha iniciado el juego de la democracia donde usted amigo elector no tiene más importancia que ser un peón más. Hay otras cosas en juego donde el que vota es solo una pieza a la cual se le puede manipular y engañar. Primero los partidos políticos tienen pactos por omisión, candidatos que se bajan, aunque usted los encuentre vigentes en la cédula única. Es solo ingeniería electoral que aún se discute a nivel cupular. A ello se agregan los descolgados que renunciaron a sus partidos, porque algún favorito, de un diputado o senador, pesó más al momento de las decisiones.
Al elector nadie le consulta, somos material disponible, carne de cañón electoral que tenemos que elegir en un menú de candidatos por cuyos nombre nominados nadie no ha consultado. Más que una democracia somos parte de la partidocracia donde unos pocos imponen, a una mayoría, nombres donde el espíritu de servicio público es lo menos que prima y donde la ambición por hacer una carrera política permanente es el objetivo de muchos, con las honrosas excepciones.
Lo menos que se encuentra es lealtad con los principios y con sus propios partidos. Cada cual corre por su lado, incluyendo senadores y senadoras que llaman a votar por candidatos ajenos. Se cruzan las amenazas de ser llevados a sus respectivos tribunales supremos, pero antes de concretarlo se mira el peso político del parlamentario y finalmente no pasa nada.
Cada cual teje su propia tela, en las municipales, buscando una proyección presidencial. Frei, Alvear, Lagos, Piñera, Longueira, Insulza, Navarro y otros que miran los acontecimientos y que, el 26 de octubre, analizaran los resultados para dar el gran salto.
Desde los carteles, entretanto, nos lanzan slogans vacios de todo contenido. Si hay algo que siempre ha caracterizado las campañas políticas en nuestro país, es que cada candidato solo muestra un discurso descalificatorio a sus rivales. Ellos son los mejores, el resto solo tiene defectos.
Los concejales, con la mejor intención, prometen desarrollar proyectos para los cuales no tienen atribuciones. Sabido es que en un Municipio el que manda y el que tiene un poder casi absoluto, es el Alcalde. Los mejor preparados, con estudios, conocimientos en gestión y administración pueden lucirse, pero llegan otros que nunca se prepararon en manejo de personal, en liderazgo y que lo que tienen son doctorados en “chanchullos” y “martingalas”, transformándose en verdaderos sátrapas, caudillos, sin otro norte que satisfacer su propia ambición.
Los ciudadanos que votamos tenemos que expresar madurez al momento de elegir. No aceptar ser manejados como ganado barato en una democracia representativa que, pese a ser lo mejor que tenemos, aún permanece anclada en las prácticas del siglo pasado.
No hay análisis serios en la problemática comunal. Se promete con irresponsabilidad supina, especialmente cuando todos sabemos que la caja municipal no tiene recursos, y no hay voluntad del Estado de ayudarles en esa materia.
Escuchamos los vacíos discursos que por décadas no vienen hablando de salud, vivienda, educación y hermoseamiento urbano, cuando el per cápita para educar y para sanar, no alcanzan por un mal cálculo en el costo de hacer bien la tarea.
El 26 iremos a votar, como siempre, si no lo hacemos o justificamos, pagamos una multa. Cumpliremos con el rito de la democracia representativa, impuesta por una minoría militante en partidos políticos, que hoy más que nunca, sin excepciones, no saben interpretar el pensamiento mayoritario de los ciudadanos.
De paso despejaremos, sin proponérnoslo y a veces sin saberlo, el camino de quienes están esperando el desenlace para levantar sus candidaturas presidenciales, abriéndose paso a codazos, entre la gente que dice sustentar sus propias ideas.
¿Ambición de poder o espíritu de servicio público? Se ha iniciado el juego, nuevamente.