16.8.08

¿La democracia del 70?

La reciente votación en la Cámara de Diputados sobre el subsidio al Transantiago y su réplica de recursos a las regiones, ganada por un voto, en este primer trámite legislativo, por el gobierno, nos aproxima a un manejo de la política interna que nos hace recordar el estilo practicado en la década de los 70, donde todos fuimos responsables.

Intolerancia, el sentimiento que la razón está de un solo lado, la falta de respeto a los chilenos en general, el engaño flagrante, la alteración de la verdad y la interpretación a medias, son algunas de las sensaciones que en lo personal me quedan luego de ver en directo la sesión de la Cámara de Diputados, escuchar las distintas argumentaciones, y conocer la afiebradas negociaciones de última hora para conseguir votos para una u otra posición. Si añadimos la decisión presidencial de salir a denunciar a los diputados que votaron en contra del proyecto oficialista, da para pensar que la democracia se tiñe de totalitarismo cuando, quienes se oponen a las iniciativas de gobierno, deben ser objeto de una campaña de desprestigio desarrollada por funcionarios pagados por el estado. ¿No es la democracia el derecho a debatir ideas y a estar en acuerdo o desacuerdo? ¿Es esta una notificación que quien no esté con las iniciativas oficiales se le calificará siempre de aprovechamiento político, dejando de lado el legítimo derecho de ejercer la oposición?
Da la impresión que volvemos a vivir la democracia de los 70 que la llevó, el 73, a su propia destrucción. Más parece que estuviéramos influenciados por las prácticas de la Europa Oriental y de los que erigieron el muro de Berlín.
El Gobierno tiene la razón en defender sus proyectos, y la oposición ejerce su derecho si estima que hay motivos para oponerse a alguno de ellos. En medio de todo queda una ciudadanía que rechaza el estilo de hacer política, de una clase privilegiada que fija sus propias reglas, que no permite la inscripción automática y el voto voluntario, que mantiene el sistema binominal, pese a todas las fintas y miriñaques. Hoy tenemos como legítimo Presidente de la Cámara, a mi juicio un buen diputado de nuestra Región, que no estaría allí si no fuera por el sistema binominal.
Cuando unos aprobaron y otros rechazaron, con la diferencia ya señalada de un voto, el subsidio al Transantiago, se dejó en claro que se trataba de salvar un sistema capitalino mal diseñado y pesimamente implementado que le ha costado cientos de millones de dólares al país. Se nos ha dicho que el subsidio favorece a las regiones, falso a mi juicio si se considera que el valor en Santiago se ha mantenido en $380 mientras en regiones ha seguido subiendo. ¿Alguien devolverá el dinero ya pagado por los usuarios en el resto del país?
Cuando se dice que sin subsidio la tarifa en Santiago sería de $600, es claro que el beneficio, nuevamente favorece a la Región Metropolitana, cuando los valores de rebaja para ellos serán de $220, y en regiones $60. Si actualmente se paga $500, se pagará $440, igual más caro que Santiago.
La denuncia pública anunciada por la Presidenta, encargada a sus Intendentes y Gobernadores, es redundante. Es una negación absoluta al derecho a discrepar, más aún, cuando a las sesiones puede asistir cualquier ciudadano, se transmiten por televisión y se informa por el periodismo. Quienes deberán dar explicación a sus electores son los diputados que aprobaron el proyecto sin obtener, como lo hizo el diputado por Chiloé Gabriel Ascencio (DC), $1.200 millones de pesos adicionales, como el mismo reconoció, para cambiar su voto. La actitud de Ascensio es legítima, defendió a la gente que representa, incluso en contraposición a su propio partido y ganó ¿Pueden los parlamentarios de otras regiones ufanarse de lo mismo? Discrepo de los que señalan que se compró el voto del diputado isleño, alabo la fortaleza que demostró para imponer sus condiciones y representar a quienes le eligieron.
¿A quien se debe representar en última instancia, a los partidos políticos o los electores?
¿No se favorece mejor a las regiones bajando uno a dos puntos el IVA, o eliminando el impuesto específico a los combustibles?
No volvamos a la democracia de los 70, no vale la pena.