26.7.08

Por tierra derecha

El nerviosismo crece y, afiebradamente, se tratan de solucionar una serie de problemas que afectan a las candidaturas de Concejales y Alcaldes. Dobles listas de un mismo conglomerado, estudios mínimos que exige la ley, muchas cuerdas para el mismo trompo, los independientes dependientes, los apoyos transversales y los disfrazados políticos. Se entra en la tierra derecha, de la política electoral, fusta en mano.
Con la inveterada costumbre, propia de nuestro país, la política se encuentra ya enfrentada a la recta final, tierra derecha en jerga hípica, pero con la tarea a medio hacer y con dificultades que, legalmente, han sido definidas hace tiempo buscando algún resquicio legal para evadirlas.
El asunto más grave surgió hace un par de semanas cuando muchos Alcaldes, que quieren ser reelectos, se dieron cuenta que no tenían cuarto medio rendido, requisito indispensable para postular. Voces surgieron en el congreso para sacar, a presión, una ley que obviara la otra ley, el tema ha fracasado en toda la línea por un asunto de elemental vergüenza política. No se puede, de cara al país, mostrar que las leyes salen muy rápidamente cuando afectan a la clase política, y toman años cuando se trata de la ciudadanía a la que representan.
No es el único problema cuando los jinetes levantan la cintura de la montura para enfrentar la línea de meta. Hay otros más complejos como los que tiene la Concertación, listas separadas no solo de concejales. No leyeron la ley electoral muy bien y, aunque lo quieran, deberán llevar las de Alcaldes en la misma condición, separadas. La Concertación ya no es la misma porque, por fuera, corren los independientes y los militantes de un nuevo partido el PRI. En la oposición las dificultades no son menores cuando el partido mayoritario, la UDI, se demora en cerrar su plantilla y cuenta con algunas importantes deserciones, incluyendo escándalos que estimaban nunca deberían enfrentar.
En medio de todo un acto bien intencionado de la Iglesia Católica, que, invitó, el viernes a firmar un acuerdo de amistad cívica, a todas las colectividades políticas, como una forma de enfrentar los próximos eventos electorales en un mejor clima de relaciones. A mi juicio hipocresía pura de la política, cuando vemos el agresivo lenguaje, donde priman las descalificaciones, el intervencionismo, más que las propuestas. Cada grupo, oficialismo y oposición, están empeñados en un póker de acusaciones para tratar de bajar o destituir a los ediles más emblemáticos de cada lado, ¿es eso amistad cívica? Los ataques a un candidato presidencial específico por cualquier cosa, y a quien asome la cabeza como probable carta para sentarse en el palacio de La Moneda, ¿Es amistad cívica?
Hay muchas maneras de ver esta etapa de nuestra democracia. Cuando se acercan las elecciones crece la creatividad. Las obras se hacen con mucha rapidez, y los anuncios de nuevos proyectos, florecen como el desierto después de la lluvia.
Alguien me comentó hace algunos días que le parecía bien el ejercicio democrático de elegir nuevas autoridades, ya que se mejoraban las calles, veredas, y parques en las ciudades de todo Chile. Nunca se dan más abrazos, se besan a los niños, se escucha al ciudadano común y corriente, se estrechan las manos, se sonríe ampliamente, que cuando hay elecciones. Es verdad aunque sea, en la mayoría de los casos, un mundo de fantasía.
Estamos en tierra derecha electoral, los jinetes fusta en mano, más que espolear sus respectivas cabalgaduras, se empeñan en golpear al contrario, entretanto, la ciudadanía que quiere cobrar sus legítimos dividendos, espera las propuestas de los candidatos, los proyectos que desarrollaran en las respectivas comunidades a las que aspiran a gobernar comunalmente. Hasta el momento nada, solo denuestos, anatemas y befas.
Los inscritos para correr ya deberán estar en los cajones de largada el próximo martes, sin embargo, preparadores y jinetes están notificados, encuesta CEP, que el 52 % de los espectadores preferirían no estar en las tribunas, de hecho hace bastante tiempo parece que ya se fueron, aunque los participantes, muy ganosos, estén entrando en tierra derecha.