11.7.08

Ah...Las encuestas

En cada oportunidad que se anuncian encuestas, especialmente políticas, quienes le dan importancia, contienen la respiración. El jueves conocimos la encuesta CEP, primera medición de carácter presidencial. Como siempre, a todos los fue bien y cada cual la entendió de la manera que más le acomodaba. Afortunadamente, las elecciones se ganan con votos.
La encuesta del Centro de Estudios Públicos, CEP, es apreciada como una de las más serias y confiables, por ello, la clase política, le presta especial atención. En esta oportunidad se medía no solo la gestión de gobierno, además, los temas que causan mayor inquietud en la ciudadanía y de paso cómo están los rostros presidenciales, algunos que no dicen directamente que serán candidatos y otros que no esconden su ganas de ser nominados.
Obviamente los resultados no dejaron contento al gobierno, el rechazo a la gestión Bachelet no mejora 43% y la probación está en 40%.
La Concertación obtiene desaprobación de 44 % y la Alianza 45%, en tanto que un 52% no simpatiza con ningún conglomerado.
Lo novedoso de la encuesta es cuando se pregunta “Suponga que los dos siguientes candidatos han pasado a segunda vuelta de la elección Presidencial. En ese caso, ¿ por quién votaría usted?
Piñera: 45% Lagos: 36 %; Piñera: 47% Insulza: 30%; Piñera: 47% Alvear 31; Piñera: 48 Frei: 30.
Para no seguir repitiendo otras cifras de las cuales, probablemente, mis lectores se han enterado hagamos algunas especulaciones muy rápidas. Lo primero afirmar que en la foto de Junio, fecha del trabajo de campo de la encuesta CEP, Piñera le gana, en segunda vuelta, a cualquier de los posibles candidatos concertacionistas. Segundo que, hasta el momento, el mejor candidato para enfrentar a Sebastián Piñera es el ex Presidente Ricardo Lagos y quien está peor posicionada, de todos los presuntos aspirantes a la Moneda, es Soledad Alvear.
Piñera no tiene experiencia presidencial, ha sido senador de la República y es un exitoso empresario. Lo que para muchos es un mérito, para la izquierda es un flanco de ataque permanente.
Lagos tiene experiencia presidencial con muchos aplausos, pero debe cargar la herencia de algunos escándalos como el Mop, el Transantiago, el jarrón de la Corfo y otros cometidos por sus subordinados, que no siempre fueron muy probos. En la encuesta se aprecian bien sus condiciones relevantes de imponer autoridad, ser realista, cercano a la gente y el más preparado para ejercer el mando de la nación.
Piñera, tiene 62% en preparación para el cargo, Lagos tiene 64%, la ventaja que tiene el candidato de R.N., es que no se puede comparar su eventual presidencia, como sí ocurre con Lagos, donde se demostraron sus virtudes y defectos.
A mi juicio lo más relevante de las cifras conocidas es que un 52% no simpatiza con ningún grupo político. ¿Quiénes son ellos? Aunque sea aventurado, creo que esa es la clase media chilena, inserta en una sociedad donde, los políticos, hablan y legislan para los más pobres, y que busca cómo sacar más dinero a los ricos. Este 52% paga IVA, combustible muy caro, trata de enviar a estudiar a su hijos al mejor colegio que pueda pagar con una renta estrecha, que sueña en emprender alguna actividad, que no mira el lucro como si fuera una lacra, no elude impuestos, no recibe bono de invierno, no figura en una ficha CAS, no tiene gratuidad de nada, tiene que usar terno y corbata y, con suerte, recibe como reajuste el IPC. Es el empleado público a honorarios, sin contrato y sin derecho a la salud, obligado a no contradecir a los comisarios políticos, a no tomar vacaciones y a rogar que terminado el año le renueven el contrato.
Ningún partido político está pensando en ese 52 % sin representación. Ese centro político por muchos años estuvo ocupado por el Partido Radical, luego por la D.C, ahora, cargados a la izquierda. Nadie está representando a una clase media, silenciosa, pero fuerte. Es una clase media que no se enreda en protestas, que no es violenta, paciente, pero que en algún momento sacará su voz con fuerza, la única que puede exhibir, el voto.
“Ah… las encuestas”, a veces hablan, pero la clase política no entiende ni escucha.