5.4.08

El día de la independencia


Deberán perdonarme los lectores de esta columna, pero tengo una gran debilidad por colocarle el nombre de películas o algo que se les parezca. La política esta semana nos ha mostrado, en todos los horizontes partidarios, incluyendo nuestra IV Región que se comienzan a cortar violentamente los cordones umbilicales en las diferentes colectividades.

Ha comenzado el día de la independencia. Las señales son más que claras y no siempre el mundo de la política, que vive en su propia burbuja, lo ha podido apreciar. Las encuestas hace más de un año, talvez antes, mostraron el divorcio ciudadano, mayoritario, con los políticos y sus respectivos partidos. Más de la mitad de la población votante piensan mal de la política y de quienes participan de ella. En las últimas elecciones parlamentarias y edilicias varios corrieron por fuera, en forma independiente, y les fue bien, luego retornaron al nido y nada les pasó y otros u otras se cambiaron olímpicamente de partido.

En la concertación la situación ha sido más preocupante. Golpeada por el Transantiago, los escándalos en Chiledeportes, los PGE, la falta de control de los fondos para subvenciones en la educación, la perdida de recursos y el fracaso de EFE, con el publicitado tren al sur, entre otros focos de corrupción, mala gestión y desencuentros internos, ha terminado por desatar una fuerte huída en otras direcciones. Las pérdidas son notorias, cinco diputados y un senador expulsado en la D.C., una ministra con grave riesgo de perder su cargo y los derechos políticos por cinco años. El PPD, que ha recibido la renuncia de dos diputados y un senador. El PS, con una lucha interna encarnizada donde no han faltado las malas palabras, zancadillas y maromas, son parte del tema.

La oposición no lo hace mal. Su fuerte, las acusaciones de corrupción, comienzan a caer en su propio habitat. Lavín, el otrora Bacheletista alianzista, con su yerno se lanzan en picada contra la alcaldesa de Huechuraba, todos de la UDI. Como milagro florecen acusaciones en otras alcaldías de la oposición por malas prácticas, pero nadie se pone colorado. La Alianza, que ha tenido por 20 años la cómoda posición de recriminar al que gobierna de pronto se da cuenta que está envuelta en la misma farándula y desprestigio de todos.

En definitiva, muchos piensan en emigrar por la ruta de la independencia partidaria, otros, como los llamados “díscolos”, aún vacilan arrastrándole el poncho a sus respectivas directivas.

El episodio vivido en la Cámara de Diputados el pasado jueves no puede ser más claro, dos diputados, uno socialista y el otro del PPD, a palabrotas, empujones y agarrones de corbata, se recriminaban las dotes de lealtad hacia la Presidenta y la votación o abstención que tiene a punto de hacer caer a la Ministra de Educación.

Para muchos que quieren seguir en “el servicio público”, lo mejor es hacer mutis por el foro, despojarse de vestiduras. Se dan cuentas que se han perdido las ideas nuevas. Se percatan que los sueños de grandes obras se enredaron en grandes fraudes, amiguismo, componendas y especialmente arreglines, como lo dijo la semana que finaliza el diputado Alinco quien, me parece, tiene unas ganas enormes de volar.

Pero no son solo los escándalos los que han cansado a la población electoral y desilusionados a los que no se inscriben, hay más, los discursos no cambian, los argumentos se repiten reiterativamente sin contenidos de fondo.

La política, como lo ha hecho siempre, nos sigue hablando de lo mismo, un futuro mejor, políticas justas para los más desposeídos, solo promesas. El IVA, que castiga a los más desposeídos no baja. Los pensionados, a los que les prometieron eliminarles los descuentos de salud siguen esperando.

Los que tienen bajas pensiones enfrentan una inflación que se disculpa “por la situación internacional”, mientras tenemos en el extranjero miles de millones de dólares en depósitos a plazo, producido por un cobre a valores nunca antes esperado.

Mientras lo jubilados y los pobres esperan un mejor trato, hay otros que, medrando del sueldo público, engordan la tripa y la billetera, porque son buenos operadores, tienen un amigo senador o diputado que les consiguió la pega, o un carné político con influencias.
Mientras tanto muchos chilenos siguen esperando tener un presente y no la promesa de los políticos, sin ideas ni argumentos, que les hablaran del futuro.

A algunos les tranquilizan ofreciéndoles pactos por omisión, mientras oficialismo y oposición no hacen ningún esfuerzo serio por cambiar el sistema binominal.

Es muy probable que en las próximas elecciones se batirán todas las marcas de los independientes que se atreverán a ir solos. Serán muchos los que siendo militantes correrán por fuera y les dará lo mismo.

Probablemente ha llegado el día de la independencia