12.4.08

¿Un país sin represas?


¿Mintió o no mintió Robert Kennedy Jr., cuando dijo que la presidenta, Michelle Bachelet, se oponía a las grandes represas en el sur de Chile?

Un diario extranjero, el NEW YORK TIMES, publicó el 1º de abril un editorial titulado “Patagonia sin represas”. Allí el editorialista crítica algunos anuncios que han efectuado las autoridades de gobierno, para dotar al país de más recursos hidroeléctricos.

En su parte medular el editorial del diario norteamericano señala “En un sentido, las represas propuestas son una reliquia del gobierno de Pinochet, el cual privatizó los derechos de agua en Chile. La subsidiaria chilena de la empresa española Endesa, posee ahora los derechos y está apresurando el proyecto. El gobierno democráticamente elegido de Chile, está permitiendo su avance. El gobierno ha pospuesto la publicación de una evaluación de impacto ambiental hasta Junio.

Chile necesita desesperadamente nuevas fuentes de energía. El país está experimentando una severa crisis energética debido a la sequía, a una brusca reducción de las importaciones de gas natural desde Argentina y al escalamiento global de los precios del petróleo. Algunas centrales de generación, previamente alimentadas por gas natural, están ahora quemando diesel, una alternativa económicamente grave.

Destruir estos ríos y la vida que depende de ellos no es solución. Muy a menudo, el problema energético chileno está enmarcado en una elección entre construir represas o volcarse hacia la energía nuclear.”

Los ambientalistas locales aplaudieron la postura del N. Y. Time. La visita de Kennedy Jr. y su entrevista con la Presidenta, pareció ser parte de todo un programa destinado a presionar, a través de la opinión pública, al gobierno.

El día ocho de abril, la pasada semana, surge la polémica al publicarse una carta de Kennedy en que, en su entrevista con la Presidenta Bachelet, asegura que la gobernante le había afirmado que se oponía a las grandes represas.

El texto traducido de la misiva dirigida al New York Time, señala en parte, “Vuestro editorial del 1° de Abril “Patagonia sin Represas” capta perfectamente la actual situación en Chile.

Justamente el día anterior, me reuní con la Presidenta Michelle Bachelet para discutir el futuro energético de Chile y me señaló que ella se opone a las grandes represas y esta comprometida a conducir a Chile hacia un más brillante y sustentable futuro.

Quedé impresionado por la creciente oposición pública de las comunidades en la región y entre el público en Chile al plan hidroeléctrico. Es mi esperanza que la Presidenta Bachelet efectivamente elegirá una vía para sus ciudadanos que asegurará no sólo el desarrollo económico, sino también la protección para la generosidad de la naturaleza.

Sería cortoplacista para Chile satisfacer sus requerimientos energéticos sin ni siquiera analizar en profundidad el potencial de alternativas fácilmente disponibles incluyendo la eficiencia, solar, geotermal y eólica.”

La reacción del Gobierno fue inmediata, afirmando que Kennedy Jr. había mentido y que Bachelet jamás le manifestó su oposición al proyecto que, por lo demás, había sido anunciado por dos ministros de su gobierno, Interior y Energía.

Chile corre un serio riesgo, este año, de tener que aplicar racionamiento. Ya una empresa, Cerámicas Cordillera ha debido cerrar sus operaciones productivas llevando a la cesantía a 500 trabajadores, ante los altos costos energéticos.

Miremos la cuenta de luz que cancelamos mensualmente, y el alza de algunos productos, nos daremos cuenta que no podemos depender de la opinión de Estados Unidos, una de las naciones que más contribuye al calentamiento global, o del Señor Kennedy que viene a pescar al sur del Chile.

Obviamente que este país tiene que diversificar su matriz energética. Pero terminar estudios que no se hicieron con anticipación, tomará bastante tiempo, una vez más, tendremos que improvisar, para ello los consejos u opiniones del señor Kennedy están de más.

Lo que se espera es que nuestro Gobierno actúe con realismo, eficiencia y prontitud, de lo contrario, juntemos velas.