15.3.08

Errores estratégicos


Da la impresión que tanto el gobierno, como la oposición están confundidos con los avatares preelectorales y una lucha cerrada, casi insana, por aferrarse al poder, el oficialismo, o hacerse del mismo a toda costa quienes militan en la oposición. Cada sector escoge sus mejores argumentos que solo traen más confusión para el chileno “de a pié”, que francamente lee, mira o escucha argumentaciones y lenguajes caninos.

En el caso de las subvenciones errores forzados y no forzados de ambas partes. Primero el gobierno dio por cerrado el tema, como si esa declaración fuera palabra de fe, contenido divino, bajado de lo alto, para que cesaran lo comentarios y publicaciones. Craso error. La ministra de educación, vuelve por un día, hace una declaración y retorna a sus vacaciones. Caso cerrado. El resto es historia conocida, citaciones a la Comisión de Educación de la Cámara, llamados al contralor pata que emitiera rápido un fallo y en definitiva, peras con manzanas, punto de vista ministerial, manzanas y peras, punto de vista del contralor Mendoza. Con lo cara que están hortalizas y verduras, costaba entender que se estaba hablando de 265 mil millones de pesos, a cuya cantidad le faltan los respaldos contables, normales cuando se lleva un control mínimamente responsable de las finanzas públicas.

Desde la oposición se dice que se trata de corrupción y que alguien se robó el dinero. Naturalmente eso es solo oportunismo político. Nadie en el ministerio se ha robado nada. Si alguien lo ha hecho son algunos sostenedores privados, a lo mejor en concomitancia con algunos funcionarios, pero eso se podrá establecer cuando el ministerio pueda cuadrar las cuentas que vienen descuadras desde el año 1997. Otro error de los opositores es lanzar una acusación constitucional. A nuestro entender, jurídicamente, no hay motivo para acusar a la Ministra Provoste. El error que comete la oposición y que será más complicado, si pierde en sala su postura, es que le ha dado argumento al oficialismo para que centre allí su defensa, más que en el tremendo desorden de las cuentas fiscales de las subvenciones.

Por su parte Yasna Provoste con su exclamación, que le salió del corazón, ¡justicia divina!, al enterarse que los diputados informantes son todos concertacionistas, dejó la sensación que ellos, por ese solo hecho, tendría un informe a favor, lo que era decir que gozaría de una supuesta impunidad, al menos en esa etapa de la acusación.

La oposición, antes de condenar y menos de levantar una acusación constitucional, debería mantener la calma y esperar que la Contraloría haga su tarea. Si el apuro es demasiado, por sacar dividendos políticos, pidan una comisión investigadora, habría sido más esclarecedor para el país.

La sanción aplicada por Provoste a Alejandro Traverso, es legal, aunque sea diferente a la solicitada por el organismo contralor, destitución. Error del gobierno, nadie se traga que la Ministra, por sí y ante sí, decidió suspender por dos meses a Traverso, de un cargo que ya no tiene, y castigarlo con el 50% de una remuneración que no recibe, salvo que sus padrinos políticos le coloquen nuevamente en algún cargo público lo que sería, por el momento, impresentable.

Es así como se ha enrarecido el ambiente de toda la clase política. La ciudadanía, ve, escucha, compara y se forma su propia opinión.

En el ambiente se nota una ambición desmedida por ser parte del poder. ¿Será que los “errores administrativos”, las peras y las manzanas en el desorden de los recursos fiscales, son una tentación para quienes no han sido parte del reparto?

Mirado desde fuera, de manera independiente y objetiva, da pena ver a candidatas y candidatos luchando por ser los electos de sus respectivos partidos y ocupar un cupo de postulación para alguna alcaldía.

No resulta, ahora, extraño ver en el senado, presidiendo a Adolfo Zaldívar, en acuerdo con la oposición y otros disidentes de la concertación. En la cámara de diputados, a regañadientes, se pacta con la oposición ya que no fue posible formar mayoría con los colorines, grupo al que la DC no los quiere en ningún pacto con la concertación.

En definitiva las maromas políticas no hacen más que desprestigiar la política. La ¡Justicia Divina!, no se aplica al resguardo del dinero de todos los chilenos. El sistema binominal sigue, en gloria y majestad, porque ningún partido quiere cambiarlo, aunque las declaraciones digan lo contrario.

Así está nuestro sistema democrático, volviendo a las viejas costumbres del pasado. Se minimizan lo errores, se usa un lenguaje pandillero y descalificador. Se cree que los votos se ganan desmereciendo la obra de quien gobierna. Las mayorías silenciosas, entretanto, desconfían de las promesas de campaña que nunca se cumplen, pide acuerdos, entendimiento y no reyertas.

El ciudadano que, por más de un 50 %, ha rechazado las malas prácticas de la clase política, sigue manifestando su desesperanza. Los que, en el gobierno y oposición, se autocalifican de servidores públicos, no viven en el mundo real, sencillamente no escuchan. ¿En que momento se les ha perdido la cordura?