1.9.07

Las anchas alamedas


El miércoles 29 fue la protesta convocada por la CUT contra el gobierno, y por las reivindicaciones sociales, que esta organización, multisindical, estima no han sido satisfechas.

Una vez más quedó claro que estas convocatorias, no por voluntad de sus organizadores, son aprovechadas por quienes buscan delinquir impunemente, destruir y provocar situaciones de violencia.

Quedó también en claro como, en la concertación, resulta difícil separarse de aquellas antiguas banderas de lucha y conciliarlas con el apoyo y lealtad al gobierno y a la Presidenta de la República.

Acostumbrados a la adhesión a temas sobre los cuales, no cabe duda, el gobierno de Bachelet ha hecho grandes esfuerzos en cuanto a equidad social, les cuesta a muchos concertacionistas mantenerse como parte del oficialismo, responsables de los actos de gobierno, y de lo bueno o malo que Chile a vivido y vive en estos últimos 18 años.

Ya ha quedado gastado el argumento de culpar al gobierno militar de todos los males. Cuatro Presidentes de la Concertación han ocupado la Presidencia en elecciones democráticas, con las respectivas mayorías parlamentarias que no se pueden discutir, pero cuesta sumarse al oficialismo cuando los trabajadores le representan a los gobernantes que están descontentos.

El ministro Secretario General de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, casi resignado, declaraba el jueves pasado, “no es contradictorio y ha ocurrido en el pasado y seguramente ocurrirá en el futuro, que sobre determinados temas parlamentarios o partidos políticos de la coalición piensen distinto, tengan una postura diferente a la política general del Gobierno, porque esta es una coalición. Sin embargo, creo que la oportunidad y la forma en que se pueden expresar esos disensos hay que verlos con mucha responsabilidad y lo dejo a juicio de la ciudadanía pensar si es que en esta oportunidad eso se cumplió o no".

La polémica suscitada después del 29, donde el oficialismo parlamentario, incluyendo un ministro de estado y la oposición, apoyaron la protesta nacional de la CUT, quedó entablada de inmediato dejando en la ciudadanía, no comprometida políticamente, una sensación desilucionante de los códigos y conductas de la clase política en general.

Soledad Alvear, senadora y presidenta de la DC declaró, “los partidos de gobierno debemos apoyar al gobierno, y eso es lo que Chile espera de quienes votaron por parlamentarios de gobierno y por los partidos políticos que acompañamos a la Presidenta Bachelet”.

Sergio Bitar, presidente del PPD, expresó, “cada partido asume su responsabilidad. Nosotros vamos a analizar en la Concertación cómo actuamos para darle el máximo respaldo al gobierno en la línea de los planteamientos de los trabajadores, pero sin la necesidad de recurrir a hechos que a veces perdemos el control y que generan más bien un retroceso que un avance”.

La presidenta Michelle Bachelet por su parte señaló, “ Quiero decir que el compromiso de ser gobierno hay que asumirlo plenamente, no se puede apoyar al gobierno día por medio"

Camilo Escalona senador y presidente del PS, dijo "Lamentablemente al final, en el balance, prevalecen en la retina de la gente los destrozos (...) en ese plano, muchos critican el apoyo del PS a la marcha. No obstante, el tratar como una especie de paria a la CUT (...) me parece un gravísimo error, que no estamos dispuestos a fomentar".

Ricardo Lagos Escobar, ex presidente de la República, “Estos episodios le hacen un daño a Chile, la forma que tenemos los chilenos de expresarnos es distinta. Para eso conquistamos la democracia. El Chile real es el que trabaja cada día, el que hace un esfuerzo diario y el que quiere cuidar lo que tenemos”.

En definitiva la CUT ha puesto el dedo en la llaga de las desigualdades sociales, que persisten luego de cuatro gobiernos de la concertación. El gobierno, por su parte, tiene que enfrentar, muchas veces, a opositores desde la derecha y a opositores que surgen del propio oficialismo.

Esta vez no se permitió que se abrieran, a lo menos para la CUT, “las anchas alamedas” de las que habló, en su póstumo discurso el Presidente Allende.