12.3.07

La platas fiscales.

Cuando estudié en la Escuela pública de Til Til y posteriormente en la Nº 82 de Ñuñoa, viejas casonas, con un letrero ovoide amarillo con el escudo nacional, nos regalaban los útiles escolares, lápices, cuadernos y silabarios, en mi caso el Matte, década del 40. Siempre me pregunté el significado de la leyenda “República de Chile, propiedad del Estado”. Nadie nos cobraba nada y los cuadernos siempre estaban disponibles.

A temprana edad, en la vida cándida de un niño no contaminado por intereses o prejuicios, era difícil definir quién era el Estado. Físicamente era imposible establecer un dueño, con un nombre y una cara conocida.

Ese Estado sin rostro, sin voz, pero que tenía tantos cuadernos y lápices y que para navidad, sagradamente, nos regalaba una bolsa de bolitas pintadas o una caja de lápices de colores, me hacía pensar en una y mil fantasías. En mi ingenuidad de los seis años imaginaba que algún día yo sería el Estado para regalar muchos cuadernos y regalos.

La vida y los años me mostraron que el Estado de Chile, de pronto, no es nadie. En su nombre se gobierna, en su nombre se cobran impuestos, en su nombre se eligen personas que pasan y se van.

República de Chile, propiedad del Estado. Es una frase que dice poco pero que representa en estos tiempos poder, autoridad, junto a una inagotable fuente de recursos que se administra, según sea su cariño, por los políticos de turno.

El grupo que gana se reparte los cargos, en función de cuantos votos e influencia electoral se posee.

No siempre importan las competencias sino, la patente política que se detenta, o lo bien emparentado que se esté con quienes hacen las designaciones. Así se asumen toda suerte de Jefaturas, Direcciones Generales, Superintendencias, Intendencias, Gobernaciones, Seremías, además de, Ministerios, subsecretarías, Jefaturas de Gabinete, que incluyen sueldos, vehículos, asignaciones, viáticos etc.

Podemos ver como Médicos asumen tareas que debería ejercer un Ingeniero comercial, civil o industrial, profesores que en lugar de ejercer en el aula, presiden directorios de grandes empresas.

Si un político no se quiere comprometer con un partido se dice, en el nuevo lenguaje corporativo de la política, que es “independiente pro XX”, lo que le habilita, como partidario del gobierno de turno, para asumir funciones en las cuales su mayor currículo es ser “pro xx”.

Todo esto lo traigo a colación frente al desprejuiciado sistema con que se administran algunos bienes del Estado, sin mayor responsabilidad. Se construyen puentes que cuestan cientos de millones de pesos que luego se caen, por una mala fiscalización de las obras y una falta de ética de la empresa privada que ganó la licitación. Se construyen poblaciones que luego deben demolerse, porque fueron mal especificadas en las bases de la propuesta, y peor construidas. Departamentos populares que se llueven de arriba abajo, por mala impermeabilización. Escuelas en las cuales nunca nadie estudiará. Becas que se otorgan a gente que se puede pagar sus estudios, mientras que alumnos pobres, pero talentosos, no siempre tienen la misma suerte.

República de Chile, propiedad del Estado. ¿Y quien es el Estado? podemos preguntarnos todos, si vemos tantas veces que nadie cuida sus recursos.

Para no hablar solo en general algunos detalles. La empresa de Ferrocarriles del Estado, otrora orgullosa empresa de transporte público, que recorría Chile desde Arica a Puerto Montt. Hoy vive generando perdidas siderales al Estado de Chile.

Durante el año 2006 sus pérdidas llegaron a más de 767 millones de dólares. En los últimos seis años, los Ferrocarriles del Estado, han perdido $100.000 millones de pesos. El estado le ha entregado para inversiones US$ 1,000 millones y sigue perdiendo y los trenes quedan botados a mitad de la nada la mayoría de las veces.

Esta empresa está en el “holding” estatal conocido como SEP, (Sistema de empresas públicas), que es presidido por un médico, que haría un mejor papel en un hospital o en un quirófano, que administrando empresas del Estado. El SEP, nombró en Enero a un militante, del mismo partido del médico, que es abogado, como presidente de EFE – Empresa de Ferrocarriles del Estado – y que necesita urgente de un especialista, que enderece las cuentas de una organización de transportes que acumula una perdida superior en un 51% de sus ingresos.

Uno, frente a estas designaciones, se pregunta, de dónde viene el abogado que presidirá a EFE. Es la guinda de la torta, “un especialista”, su cargo anterior fue en ENACAR, que aumentó sus perdidas, de 11.675 millones de pesos el año 2005, a $22.355 millones en el 2006. Como pueden apreciar un especialista en perdidas, que más se puede pedir.

No es cosa de seguir, ya que si recorremos la historia política y económica de Chile, nos encontraremos con casos similares.

El Estado no tiene imagen corporal, no habla, no reclama. Sus propiedades pasan por muchas manos que le administran y la mayoría de las veces le esquilman. En su nombre se pagan sueldos y sobre sueldos, estipendios de toda naturaleza, prebendas y contratos.

Ahora, cuando despierto de mis reflexiones, compartidas o no por mi amables lectores, pienso que debo hacerme una revisión completa, no sea que, sin darme cuenta, la política, como le puede pasar a cualquiera, me ha grabado en alguna parte de mi piel : “República de Chile, propiedad del Estado”.