30.9.06

¿El país se está desordenando?

Para no conducir a equívocos el título de esta columna es más que nada una reflexión académica del tema de la responsabilidad cívica que tenemos todos los actores, de los procesos sociales, políticos, educacionales y económicos de nuestro país.

No se puede negar que Chile, en las dos últimas décadas, ha logrado una posición visible no solo en la región americana, también en el ámbito mundial, pero ese éxito logrado nos ha comenzado a desordenar como país.

La discusión de fondo, y es bueno plantearla ahora, es si la democracia es permitir y hacer todo, o también tiene marcos restrictivos de algunas libertades, en beneficio de encontrar un ordenamiento que haga posible una gobernabilidad fluida y respetada.

Al mirar el país hoy, podemos encontrar algunas dificultades. La primera a mencionar, es la velocidad con que se debe gobernar, entendido en el tiempo que se toman, las autoridades y los tres poderes del Estado, en resolver los problemas que afectan a las diferentes capas ciudadanas.

Al iniciarse la gestión de la Presidenta Bachelet, primer período constitucional de cuatro años, se dio una señal de máxima ejecutividad, 36 medidas en 100 días, Pareció un buen inicio de un gobierno ejecutivo, con ideas y planes muy claros. Seamos honestos si hoy preguntamos a la ciudadanía que enumere cuales fueron esas medidas y las relacione con algún cambio en su vida ciudadana, pocos podrían responder acertadamente.

A las pocas semanas vino una serie de comedias de equivocaciones, autoridades nombradas, al parecer apresuradamente, probablemente en la misma línea e intención ejecutiva de las 36 medidas, unas que no aceptaron el cargo, otras que renunciaron luego de ser cuestionadas. A menos de seis meses de gobierno, la clase política ya estaba embarcada en la próxima campaña presidencial y a muchos exigiendo a la actual administración soluciones concretas a problemas que, por décadas, no se han podido arreglar.

En ese mismo período estalla el primer conflicto, minimizado por el propio gobierno, las protestas estudiantiles. No hay más dinero se señala, el paro provoca un estallido de violencia y el tema, tratado a nivel de un subsecretario, debe ser resuelto por la Presidenta quien de paso pone a disposición millones de dólares que un principio, se dijo, no se podían disponer. Finalmente cae una parte del primer gabinete.

Vivimos ahora un período en que se hace lo contrario, las decisiones se toman a la velocidad de innumerables comisiones y mesas de trabajo que debaten, consultan, preparan y presentan informes que, se espera, orienten las decisiones futuras. ¿Es el temor a no cometer errores el que hace ser tan cauto al gobierno? ¿Es la figura del gobierno ciudadano, técnicamente difícil de entender, lo que causa tantas demoras?

Aún no tenemos contralor, mala señal ante algunos escándalos que investiga la justicia, especialmente de desvío o mala utilización de fondos públicos. Chile no decide su voto en la ONU, lo que ha causado serias divisiones en el oficialismo, como Bitar con Girardi en el PPD, Navarro con Rossi en el partido socialista. Parlamentarios que viajan por su cuenta a Venezuela, aduciendo cada grupo motivos diferentes. Todos reconocen el derecho constitucional de la Presidenta Michelle Bachelet a decidir el voto, pero toda la clase política está pronunciándose, todos los días, sobre el tema. Esa hora de tomar una decisión y poner punto final a la polémica que solo agrega tensión al ambiente de la política interna.

Están los conflictos laborales, especialmente del sector público, generados por las expectativas de un Estado con mucho dinero, con promesas de campaña y cartas compromiso que los gremios dicen que se han olvidado.

En definitiva para que un país no se desordene cívicamente debe notarse una cierta dirección, clara y definida del gobierno. La mejor demostración ocurrió esta semana, prácticamente cero vandalismo, en una protesta y marcha impecables desde el punto de vista organizativo del gremio de los profesores. Pese a las críticas que se pudieran hacer, el gobierno actuó, preventivamente, con energía y empoderó a las fuerzas de carabineros para que hicieran su tarea de resguardar el orden, evitando el vandalismo. Ese es el gobierno que la mayoría ciudadana quiere ver, justo, reflexivo pero nunca vacilante ante las tareas y atribuciones que le son propias.

Si hay algo que prestigió al Gobierno de Ricardo Lagos fue que la autoridad constitucional, de la cual todo gobernante se encuentra legítimamente investido, se sintió y se respetó.

27.9.06

El voto de Chile


Chile, más bien la Presidenta Michelle Bachelet, deberá resolver un tema crucial en política internacional, dar o no dar el voto a Venezuela, esa es la cuestión.

Hugo Chávez busca para su país un lugar como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y para lograrlo necesita bastantes votos. Su pretensión es que toda América del Sur y las naciones del Caribe estén de su lado, una manera clara de adquirir el liderazgo que busca.

La decisión la toma la presidenta ya que, constitucionalmente, es ella quien dirige las relaciones internacionales. ¿Es Venezuela un buen candidato?, no es un tema de votar por el país, ya que al igual que Chile, es el Presidente Chávez quien dará las instrucciones a su eventual representante en el consejo.

El manejo diplomático del Presidente de Venezuela, su lenguaje a ratos insolente, amenazante y mal educado, ha provocado fuertes reacciones con algunos gobernantes, como Bush en los Estados Unidos, Ricardo Lagos en Chile, o Alan García en Perú.

Chávez bañándose en un mar boliviano, amenazando con romper relaciones si Alan García, a quien llamó ladrón de cuatro esquinas, era elegido presidente de Perú, tildando de borracho y burro al presidente norteamericano, más que un gobernante o un estadista, parece un matón con mucho dinero que quiere ver al mundo según su propio prisma.

Su embajador en Chile, Víctor Delgado, con el mejor lenguaje “chavista”, lanzó un duro ataque a la Democracia Cristiana, recordándole , entre otras cosas, su pasado opositor al gobierno de Salvador Allende al igual como se ha opuesto al gobierno de Hugo Chávez.

La clara intromisión en asuntos políticos internos del diplomático, no hace otra cosa que reafirmar el estilo de su jefe quien, en momentos muy delicados de nuestras relaciones diplomáticas con Bolivia, metió su cola donde no debía.

Lo peor es que las opiniones en la concertación están fuertemente divididas, incluyendo en el partido socialista, principal apoyo a la postura Venezolana, donde algunos diputados no les gusta ver a un representante de ese país sentado en el Consejo de Seguridad. Las declaraciones del ex – aviador e instructor, en el pasado, de Hugo Chávez, Víctor Delgado, agrega más leña a la hoguera de una discusión política interna en la coalición de gobierno, que también le ha traído dolores de cabeza al PPD.

Chile está en una encrucijada, su voto no es decisivo ni mucho menos, pero de no ser favorable a Venezuela se apartaría de la postura ya anunciada por Morales de Bolivia, Lula de Brasil, Kichnner de Argentina y el octogenario Fidel Castro de Cuba.

La posición más cómoda sería abstenerse, no es la más recomendable, ya que apareceríamos sacrificando nuestra independencia en materia diplomática, por no atrevernos a expresar una postura de manera meridianamente clara.

La declaraciones del embajador Delgado, aparte de las replicas de la D.C., también trajeron las del Vicepresidente del Senado el socialista Jaime Naranjo quien opinó, a título personal, “el embajador no sólo se ha inmiscuido en asuntos internos del país, lo cual como diplomático le está expresamente vedado, sino que también ha caído en una conducta a que nos tienen acostumbrados algunos personeros venezolanos, que es descalificar a todos aquellos que no comparten sus puntos de vista”.

El Viernes Delgado echó pie atrás, diciendo que no dijo lo que todos escuchamos y leímos, acudiendo a la disculpa que los periodistas ya conocemos de sobra, “me sacaron de contexto y me mal interpretaron”, agregando, “Hubo una confusión. No fue mi intención mencionar, discriminar o señalar ningún partido político. Quise hacer una comparación con la DC en Venezuela, que es oposición al gobierno del presidente (Hugo) Chávez y la DC que fue aquí oposición al Presidente (Salvador) Allende”.

Después de los 20 minutos de Chávez en la ONU, del olor a azufre y el santiguarse, su embajador le dio una manito en Chile.

¿Y nuestro voto, para quién será?

16.9.06

La politica de 1810

La política en 1810
El país ya tiene suficientes problemas con la política en Septiembre. El 11 con todas sus consecuencias, incluyendo los anarquistas que lanzaron una bomba molotov contra La Moneda, las polémicas por la pildora del día después, las declaraciones de Joaquín Lavín, las replicas de la senadora Matthei, los desencuentros en el PPD por la votación en Naciones Unidas para el Consejo de Seguridad, las huelgas de los profesores, de la Fenats, de la Fenprus y la que se anuncia por parte de Asemuch, los jueces que dejan en libertad a los criminales, todo ello ha puesto un acento amargo que, en estas fechas, no vale la pena volver a comentar.
Por ello lo mejor, es escribir sobre el acto político más importante de nuestra historia republicana cuando un grupo selecto de vecinos, bajo la excusa de "guardar el reino de Chile para su majestad Fernando VII", preso de Napoleón Bonaparte, acordaron formar una junta de Gobierno.
En la madrugada del martes 18 de septiembre de 1810 se registraba en Santiago un inusitado movimiento militar. Tropas y milicianos tomaban estratégicas posiciones en la capital del país, preludio de un acontecimiento extraordinario.
Los patriotas, contaban con mayoría en la ciudad y con la adhesión de los altos mandos militares así como del propio "Conde de la Conquista", don Mateo de Toro y Zambrano, que frisaba ya los ochenta años. El desplazamiento de las tropas armadas obedecía, más que nada, a una necesidad de mostrar la decisión para efectuar un acto de Independencia al cual, el partido español, se oponía abiertamente.

Faltando pocos minutos para las nueve de la mañana, 350 personas se encontraban en el, "tribunal del consulado", inaugurado solo tres años antes, cien menos que las que oficialmente se habían invitado.
Jefes de las diversas corporaciones, prelados de distintas órdenes religiosas y muchos de los vecinos más importantes de Santiago. No asistió el regente de la Real Audiencia, lo que señalaba claramente la oposición y protesta del alto tribunal a todo lo que se acordase en la asamblea.
No se había permitido la entrada a ningún hombre menor de veinticinco años. La mayoría de los presentes eran de avanzada edad y representaban a casi todas las familias de la aristocracia colonial.
El resto de la historia es conocida. Luego de leerse la proclama del Conde de la Conquista por parte de su secretario Argomedo, habló José Miguel Infante "Señores Europeos, estad firmemente persuadidos de que hombres inicuos han sido los que han procurado sembrar discordias con el fin de haceros oponer al justo designio de los patricios. El animo noble y generoso de estos no propende a otra cosa que ha mantener una unión recíproca. Esto exigen los estrechos vínculos que nos unen, y así espero que conspiraréis de consuno al bien de la Patria, uniformando vuestras ideas para el logro del importante y justo objeto sobre que van todos a deliberar."
José Miguel Infante fue proponiendo, uno en pos de otro, los nombres de los integrantes de la junta: don Mateo de Toro y Zambrano, para presidente; el obispo electo de Santiago don José Antonio Martínez de Aldunate, para vicepresidente; don Fernando Marquez de la Plata; el doctor don Juan Martines de Rozas y don Ignacio de la Carrera, para vocales. Las designaciones fueron ratificadas con grandes aclamaciones.
Cuando parecía que la asamblea llegaba a su término, uno de los concurrentes, el abogado don Carlos Correa, señalando el deseo de otros participantes en el acto, solicitó que se agregaran dos integrantes más a la junta gubernativa. Aceptada la petición, se propuso una votación con cédula secreta en la cual debía inscribirse un solo nombre. Practicado el escrutinio, en medio de una gran animación de los asistentes a la asamblea, fueron aclamados con prolongados aplausos como integrantes de la nueva junta, el Coronel Francisco Javier de Reina con 99 votos y don Juan Enrique Rosales con 89 votos.
Esta fue la primera votación secreta, libre y soberana, que registra la historia política de la naciente república. Al día siguiente, 19 de Septiembre, a punta de mosquete, los integrantes de la Real Audiencia debieron ratificar las designaciones. Ese mismo día se enviaron, a galope, emisarios a Coquimbo y Concepción portando la noticia.
Así en nuestra Región los acontecimientos de Santiago se conocieron el día 20. Para muchos esa noticia dio origen a grandes celebraciones que hoy se manifiestan en la tradicional "pampilla".

9.9.06

Lo político y lo técnico (Segunda parte)


En nuestro artículo de la pasada semana abordamos el tema municipal, su problemática y, a veces, la difícil relación humana que se produce al vincularse las tareas políticas con las estrictamente técnicas.

Los equipos de confianza de un Alcalde, en la mayoría de los casos, no son parte de la planta que involucra a funcionarios que llevan muchos años en sus cargos y han aportado sus conocimientos en diferentes administraciones. Los problemas en los roles de la gestión política con la técnica se complican cuando, manteniendo la propiedad del cargo, no se ejerce la función por no contar con la confianza de la autoridad política, en esos casos se acude al expediente de ingresar un cargo a contrata de manera paralela, lo que aumenta los costos fijos de la corporación.

La pregunta es ¿cómo encontrar un justo equilibrio? Aquel que permita conciliar los intereses políticos que están representados por Alcaldes y Concejales y que resultan legítimos, con el cumplimiento eficiente de requisitos que están regulados por las leyes y estatutos de los sistemas administrativos del estado.

Corriendo el peligro de ser muy densos en este comentario, uno de los problemas que hace compleja la relación de la autoridad, funcionarios y comunidad, es que muchas veces creemos que Estado y Gobierno son lo mismo, en consecuencia que de manera práctica, el Estado es permanente y los Gobiernos son pasajeros, de acuerdo a los períodos que la constitución les señala.

Es un dilema, no dilucidado, actuar como si gobierno y estado fueran la misma cosa. En el Estado las leyes y la burocracia, propias de una república democrática, son permanentes en el tiempo, y solo cambian cuando todos quienes participan del proceso Ejecutivo y Legislativo obtienen acuerdos, quórum calificados, o mayoría, en leyes que no tienen requisitos especiales.

En los municipios la propia ciudadanía se confunde y presiona a sus autoridades, criticándoles, porque no hacen esto o aquello, olvidando que no basta la buena voluntad, ni siquiera contar con abundantes recursos, cuando hay leyes que se deben respetar.

En muchos municipios los Alcaldes y Concejales terminan enfrentando a la justicia, una mayoría de casos, en su afán de realizar obras y de responder a las demandas ciudadanas, pero olvidándose que ser gobierno no es lo mismo que ser estado.

Obviamente en un período de cuatro años, los Alcaldes, en un casi 80 % de municipios altamente endeudados, dedican una parte importante de su gestión a administrar pasivos y a emprender pequeños proyectos que son los únicos que sus escasos recursos les permiten.

La palabra que debe primar en un municipio es “gestión”, que no es otra cosa que la capacidad que tienen las personas y sus equipos, para hacer que las cosas ocurran de la manera más positiva que sea posible.

Creatividad, innovación en toda la línea, producen efectos notables. Sumar fuerzas en con todos los departamentos, funcionarios y obviamente la comunidad. Crear verdaderas unidades de negocio que generen propuestas en áreas como la cultura, el turismo, la educación, la dirección de obras y otras son buenas ideas.

Generar de alguna manera un municipio amable, que atraiga inversiones a la comuna para crecer en puestos de trabajo. Municipios que entiendan el valor de marca que puede representar una comuna.

Un ejemplo claro de gestión y de crecimiento del valor de marca, es Salamanca, impactó al país con el proyecto de Wi Fi. Más gestión que dinero, hay tras esa iniciativa que además valoró, mucho más, la marca “Salamanca”.

No es bueno ver esas comunas que viven en constantes luchas internas, ya sea por una hegemonía política o liderazgos con pies de barro.

Hay que hacer gestión, formar equipos de trabajos sólidos y productivos, donde las ideologías particulares, sean un complemento y no, necesariamente, un factor disociador o descalificador de las personas.

El subdesarrollo está, como se lo escuchado al edil Jorge Ordenes de Andacollo, muchas veces, en la mente lo demás pueden ser solo excusas.

2.9.06

Lo político y lo técnico


Los Municipios de muchas regiones del país han estado en la primera línea del periodismo y en las conversaciones o críticas de la ciudadanía.

Lo ocurrido con el fallido puente sobre el canal de Chacao, el cierre, también fallido, del barrio El Golf, la educación municipalizada y una mayoría que pide que vuelva al ministerio de Educación, el corte de luz por falta de pago en algunas ciudades, incluida la nuestra, indica que tenemos problemas.

Las opiniones están divididas en que hay mala gestión, un exceso de politización en los municipios, o un divorcio absoluto entre los funcionarios de planta, equipos técnicos que llevan muchos años en esas tareas, con los asesores o equipos de gestión que cada Alcalde trae consigo cuando son electos.

Lo que he señalado es un problema que afecta a la mayoría de las municipalidades. Creo tener alguna autoridad para analizar el tema ya que desde hace un par de años, invitado primero por el Alcalde de Andacollo, me he dedicado a ser “facilitador” de diferentes municipios del país en su orientación a una gestión de calidad, centrada en las personas y la ciudadanía.

Así, en muchas municipalidades, se han logrado unir los propósitos, distanciados por diferencias políticas o desavenencias funcionarias, facilitando la creación de equipos de trabajo que miran el servicio y el bien común como un propósito general.

Fue el directorio nacional de Asemuch, el que nos invitó a abordar esta tarea de manera más amplia. A poco andar se sumó la voluntad de muchos Alcaldes y concejales que se dieron cuenta como el consenso y los propósitos bien estructurados, son más constructivos para el desarrollo de la ciudadanía, que la disensión y el constante enfrentamiento.

En un municipio moderno deben coexistir dos líneas; una de conducción y la otra de ejecución, claras y definidas. Por una parte la conducción política que la genera el Alcalde y la completa, y fiscaliza, el Concejo Municipal. Por otro lado la línea técnica, que debe ejecutar las directivas que emanan de la autoridad superior, entendiéndose que ellas se ajustan a las disposiciones legales vigentes.

Quien genera la conducción política es el Alcalde elegido por la voluntad popular. El tiene el derecho legítimo que emana del sistema democrático para llevar adelante un programa de trabajo, que junto con su elección, fue asumido como parte de una gestión. Entretanto, quienes deben ejecutar, técnicamente, las tareas en los diferentes departamentos y áreas deben tener una actuación profesional, no permitiendo que sus visiones particulares alteren el trabajo que deben cumplir de acuerdos a las directivas que emanan del Edil y del Concejo Municipal.

Es también legítimo que los Alcaldes lleven a colaborar en su tarea, en cargos que no son de concurso público, a personas de su entera confianza. Ese equipo, el más cercano, sin embargo debe desarrollar una tarea muy importante de crear lazos de confianza con los más antiguos, los que llevan varios años y han trabajado con muchas administraciones. En esa zona y ante la falta de un enlace criterioso entre “los nuevos y los antiguos”, es n donde, con mayor frecuencia, se generan los problemas que son fundamentalmente de relaciones humanas.

Hoy los municipios son el centro gestor más importante de una sociedad, para ellos, como se lo hemos señalado en nuestros seminarios y talleres el problema no son: Los ricos, son los pobres; No son los sanos, son los enfermos; No son los que saben, son lo que no tienen acceso a la educación; No son los que tienen trabajo, son los que están cesantes; No son los que dominan la tecnología, son los que no tienen acceso a ella.

El Alcalde adquiere legitimidad en su gestión y en su derecho a proponer un programa porque, cada cuatro años, su trabajo es juzgado en las urnas. Merece contar con el apoyo de todo el equipo. Cuando no se puede pagar la luz a tiempo es porque los Municipios están financiando con recursos propios una parte importante de la educación y la salud, compromisos ineludibles. Porque deben mantener Escuelas, a veces, solo para dos o cuatro alumnos.

Al mirar el trabajo de los Ediles, de los Concejales hay mucho de Quijote, que embiste día a día molinos de problemas, mientras muchos creen que solo hacen fantasías. Y eso no es justo. (Continuará)