9.9.06

Lo político y lo técnico (Segunda parte)


En nuestro artículo de la pasada semana abordamos el tema municipal, su problemática y, a veces, la difícil relación humana que se produce al vincularse las tareas políticas con las estrictamente técnicas.

Los equipos de confianza de un Alcalde, en la mayoría de los casos, no son parte de la planta que involucra a funcionarios que llevan muchos años en sus cargos y han aportado sus conocimientos en diferentes administraciones. Los problemas en los roles de la gestión política con la técnica se complican cuando, manteniendo la propiedad del cargo, no se ejerce la función por no contar con la confianza de la autoridad política, en esos casos se acude al expediente de ingresar un cargo a contrata de manera paralela, lo que aumenta los costos fijos de la corporación.

La pregunta es ¿cómo encontrar un justo equilibrio? Aquel que permita conciliar los intereses políticos que están representados por Alcaldes y Concejales y que resultan legítimos, con el cumplimiento eficiente de requisitos que están regulados por las leyes y estatutos de los sistemas administrativos del estado.

Corriendo el peligro de ser muy densos en este comentario, uno de los problemas que hace compleja la relación de la autoridad, funcionarios y comunidad, es que muchas veces creemos que Estado y Gobierno son lo mismo, en consecuencia que de manera práctica, el Estado es permanente y los Gobiernos son pasajeros, de acuerdo a los períodos que la constitución les señala.

Es un dilema, no dilucidado, actuar como si gobierno y estado fueran la misma cosa. En el Estado las leyes y la burocracia, propias de una república democrática, son permanentes en el tiempo, y solo cambian cuando todos quienes participan del proceso Ejecutivo y Legislativo obtienen acuerdos, quórum calificados, o mayoría, en leyes que no tienen requisitos especiales.

En los municipios la propia ciudadanía se confunde y presiona a sus autoridades, criticándoles, porque no hacen esto o aquello, olvidando que no basta la buena voluntad, ni siquiera contar con abundantes recursos, cuando hay leyes que se deben respetar.

En muchos municipios los Alcaldes y Concejales terminan enfrentando a la justicia, una mayoría de casos, en su afán de realizar obras y de responder a las demandas ciudadanas, pero olvidándose que ser gobierno no es lo mismo que ser estado.

Obviamente en un período de cuatro años, los Alcaldes, en un casi 80 % de municipios altamente endeudados, dedican una parte importante de su gestión a administrar pasivos y a emprender pequeños proyectos que son los únicos que sus escasos recursos les permiten.

La palabra que debe primar en un municipio es “gestión”, que no es otra cosa que la capacidad que tienen las personas y sus equipos, para hacer que las cosas ocurran de la manera más positiva que sea posible.

Creatividad, innovación en toda la línea, producen efectos notables. Sumar fuerzas en con todos los departamentos, funcionarios y obviamente la comunidad. Crear verdaderas unidades de negocio que generen propuestas en áreas como la cultura, el turismo, la educación, la dirección de obras y otras son buenas ideas.

Generar de alguna manera un municipio amable, que atraiga inversiones a la comuna para crecer en puestos de trabajo. Municipios que entiendan el valor de marca que puede representar una comuna.

Un ejemplo claro de gestión y de crecimiento del valor de marca, es Salamanca, impactó al país con el proyecto de Wi Fi. Más gestión que dinero, hay tras esa iniciativa que además valoró, mucho más, la marca “Salamanca”.

No es bueno ver esas comunas que viven en constantes luchas internas, ya sea por una hegemonía política o liderazgos con pies de barro.

Hay que hacer gestión, formar equipos de trabajos sólidos y productivos, donde las ideologías particulares, sean un complemento y no, necesariamente, un factor disociador o descalificador de las personas.

El subdesarrollo está, como se lo escuchado al edil Jorge Ordenes de Andacollo, muchas veces, en la mente lo demás pueden ser solo excusas.

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