4.2.13

El programa y la rojita de todos.

Hasta el momento el debate político se ha centrado, en lo que a carrera presidencial se refiere, en cuál será el programa de gobierno, si Bachelet será candidata y superará la discapacidad, que la ONU le impone para hablar, como es costumbre en la política chilena, no importa de qué pero todos quieren que hable.
Pese al receso veraniego, los temas presidenciales y parlamentarios siguen en la palestra,  con sol o sin el, los políticos siguen en la brecha, muchos por mantener sus “cupos”, que más que cupos no están tan disponibles como los votantes creemos.
“Los viejos”, no tanto por edad pero si por sus continuas reelecciones, no quieren darle paso a los sub 20, 30 o 40. Las divisiones adultas y casi escleróticas, siguen jugando pero, ahora, deben hacerlo a la defensiva en el área chica, sacando la pelota a como de lugar para mantener su valla invicta.
La rojita, no confundir con la selección juvenil del P.C., entre tanto, busca con mayor agilidad y movimientos variados, esconder la pelota, jugar a gran velocidad por las primarias, y evadir a una defensa que solo busca sacar lejos con las designaciones, pactos por omisión, y otras jugadas tácticas que antes les permitieron subir de la “B” a la de honor, en el senado de la República, incluso clasificar para ir al mundial presidencial.
El programa requiere de unidad de criterios. Si lo asimilamos al fútbol, sería como tener un plan táctico para enfrentar una elección, pero como se sabe, la táctica responde a las condiciones personales del jugador y cuando hay jugadores con distintas habilidades, DC, UDI, PRO, PR, RN, deberemos pensar en las primarias que aclaren un poco el panorama.
Sin embargo hay una pregunta, qué es primero, el huevo o la gallina. El programa es el que hace al candidato, o el candidato es el que hace el programa, incluso cuando uno de ellos, presunto favorito, no puede aún abrir la boca.
La rojita, la de verdad, queda claro que clasificó para el mundial de Turquía, costó, se sufrió, se trabajó mucho y es finalmente de todos.
En política, está claro que la “Rojita”, parlamentaria y presidencial, no es de todos, no juega para todos, no pregunta qué programa quiere el votante, es claro porque en el último partido Municipal, el estadio electoral lució como “Malvinas Argentinas”.