14.2.13

Las compensaciones

Pocos chilenos sabíamos, hasta esta semana, que desde hace 14 años duerme en el congreso nacional una ley destinada a obligar a las empresas de servicios, cuando estos perjudican o no se prestan adecuadamente a los ciudadanos, a pagar compensaciones.
Con los últimos cortes de agua de Esval, en la V Región y lo ocurrido con Aguas Andinas en Santiago, incluyendo roturas de matrices y cortes prolongados de agua en la región metropolitana, vuelve a la palestra el abandono en que se encuentran los ciudadanos cuando se trata de ser compensados, incluyendo los abusos de las líneas aéreas.
Los Gerentes Generales de ambas empresas, han declarado que no se  consideran pagos por las deficiencias mostradas por razones de la naturaleza, ya que la ley no las contempla. El Estado anuncia cobros de multas que podrían llegar a mil millones de pesos, que irán a las arcas fiscales. La ciudadanía, una vez más, quedará al margen.
En el litoral Central, comprendido desde Santo Domingo hasta Valparaíso, hay sectores que han quedado sin agua por más de cinco días, con graves pérdidas económicas para el comercio y la industria, que suman cientos de millones de pesos.
Pero más indignación ha causado saber que, desde hace 14 años, se encuentra en el Congreso Nacional un proyecto de ley, que el gobierno actual dice lo reimpulsará con urgencia a partir de marzo, para compensar a los afectados.
Cuando las empresas de agua potable dicen que los cortes, por turbiedad del agua, son producto de la naturaleza, mienten. La verdad que solo es por falta de inversión y una gran desidia del Estado, 14 años de parlamentarios ineptos y flojos, con honrosas excepciones.
Las empresas de agua potable, deben prever que al extraer agua de cursos naturales, por diversas razones, estas pueden arrastrar en determinadas temporadas mayor cantidad de tierras y otros elementos.
La verdad es que por la codicia de una utilidad rápida, no se han ampliado las plantas de tratamiento para constituir las reservas necesarias de agua, frente a emergencias que son perfectamente predecibles.
Una vez más el parlamento, preocupado de alianzas y componendas, deja a los chilenos en la estacada. 14 años de una ley que no avanza, 24 horas para sacar una ley cuando uno de los partidos se equivocó, hace algunos años, en una inscripción de candidatos.
¿Viva Chile?