24.11.12

El camino correcto

La política parece estar aprendiendo la lección. Ser parte de quienes gobiernan la nación, poder ejecutivo, legislativo, directamente y judicial en materias que le son muy propias, se están esforzando en buscar un camino que la sintonice con los anhelos de una ciudadanía desilusionada de cada uno de estos tres poderes.
Una nación democrática no es solo sujeto de gobierno de quienes ganan la presidencia de la República, de una u otra manera, la dirección del país se reparte en tres poderes autónomos a los cuales les cuesta trabajar en equipo, manteniendo las legítimas diferencias de opinión en algunas de las materias que les son propias.
La última elección municipal, con votación voluntaria e inscripción obligatoria, dejo en claro que a los ciudadanos la política les da lo mismo. El único capital que tiene la mayoría de chilenas, chilenos y ciudadanos allegados de otras naciones, es su trabajo ya que frente a sus mayores necesidades nadie les defiende. No existe un chapulín colorado, aunque hay un partido que tiene sus banderas de ese color, pero es minoría.
Sin embargo da la impresión que las cosas pueden mejorar. El reciente acuerdo en el senado relativo a la aprobación del Presupuesto del próximo año, pese a los exabruptos de un par de ministros, es un paso de madurez y entendimiento frente a una ciudanía que está observando.
No fue bueno el espectáculo de dos diputados mirando el “tráiler” de una película, y de otro, jugando con su celular, pero queda la impresión que la mayoría está tomando en serio la política y demostrando que, las altas remuneraciones y gastos de representación que le acompañan, conducen a un trabajo esforzado y positivo.
En política no existen figuras milagrosas. Vean los líderes principales del mundo, China incluida, como hacen esfuerzos por contener el derrumbe de sus economías, en tanto en Chile tenemos un manejo serio y con buen estándar de crecimiento. Y eso lo logramos pese a una clase política llena de pequeñeces que, parece, empieza a madurar.
Ad portas de nuevas elecciones, los acuerdos en el senado por el presupuesto 2013, es una brisa fresca y una señal clara para que los que no votaron, como protesta por la política, puedan expresar en libertad y optimismo su opinión de quienes deben ser nuestros gobernantes, en La Moneda y en el parlamento.