13.11.12

El relato

Todos a la cancha ha dicho la Alianza luego de su rotundo fracaso municipal. Cuando mucho huele mal después de una elección, los cambios pueden traer un mejor aroma y un nuevo relato político. Esas promesas que se escuchan bien y se cumplen mal.
Ya se fueron los ministros que tenían que irse con su cohorte de, como las viejas legiones romanas, subsecretarios, intendentes y gobernadores. Van a la conquista de la tierra prometida. Mientras ello ocurre en palacio, un nuevo gabinete asume para enfrentar sin mucho relato la última jornada.
Hay algo claro, el país sigue progresando, el relato opositor no tiene consistencia cuando se miran las cifras de crecimiento, empleo y otros indicadores que nos hablan de una buena salud, en medio de un mundo desarrollado que hace esfuerzos por salir del atolladero económico que le acosa por casi dos años.
El oficialismo está en la calle buscando adhesiones, ME-O también alista sus huestes fortalecido por un resultado importante en las municipales.
La Concertación tiene por el lado de la D.C. dos candidatos no proclamados pero alistándose para las primarias, agregado el ex ministro de Hacienda de Bachelet. En este caso, la oposición no tiene unidad política aún ya que ha apostado a una candidata, una esfinge política que, imperturbable mira desde el norte. ¿Hablará o no hablará? Es la pregunta que muchos se hacen.
Todos los presidenciables han comenzado la ceremonia del relato, menos ella que solo observa y calla, desesperante para los que la quieren de vuelta, enigmática para quienes le temen electoralmente.
Pero chilenos todos, el primer relato de viraje a la izquierda, se fue a las pailas en octubre. Los votantes, muchos, se abstuvieron de concurrir a las urnas y mayoritariamente eligieron candidatos de centro izquierda. Además el 60% de abstención ha puesto nerviosos a los que hacen encuestas y a los ingenieros electorales.
En todo caso ya sabemos que los relatos son como los cuentos, fantasías que nos invitan a soñar, pero los chilenos sabemos que tenemos que ganarnos el pan con el sudor de la frente.
No tenemos gastos de representación ni dietas y tampoco, creo, nos gustan los relatos políticos. Los que están en la cancha tendrán que ser muy imaginativos.