11.10.12

El Sí y el No, a la baja.


Los últimos 15 días no han sido buenos ni para la oposición, ni para el gobierno. Hace poco más de una semana se celebró el triunfo del No. No más de un par de centenares de celebrantes conmemoraron la fecha, hasta que los estudiantes hicieron su aparición.  Al gobierno tampoco le ha ido bien con el escándalo de las licitaciones en la Subsecretaría del Interior.
Da la impresión que la trasnochada lógica del “sí y el no” se mantuviera vigente, por lo menos la clase política hace todo lo posible para que ello esté latente. Son los viejos políticos que todavía manejan los hilos partidarios y los más viejos parlamentarios que se repiten en diputaciones y senadurías.
Cuando se intentó celebrar el triunfo del “no”, la ceremonia fue deslucida por la presencia de estudiantes que se manifestaron contra los dirigentes, incluyendo al incandescente diputado Teiller del P.C.
Hay un olvido, parece, una gran mayoría de electores posibles votantes en las elecciones de estos dos últimos años, no habían nacido en 1973 por lo que el sí o no de la política, nada les dice ni les conmueve.
Agreguemos el escándalo desatado por el sobreprecio que se pretendía cobrar por equipos detectores de drogas, tema radicado en el subsecretaría del interior, y tendremos los ingredientes para una tormenta perfecta en el mundillo de la política.
Chile, viene sufriendo hace tiempo una escalada de sinvergonzonería, desde los sobresueldos pagados por la Concertación sin retención de impuestos, hasta los escándalos Mop Gate, y otros variados nos dicen, claramente, que la probidad no siempre se cuenta en los usos de opositores y oficialistas.
El rechazo a los políticos se radica en su falta de consecuencia, en la manera que se acomodan según las circunstancias y eso está cansando a los chilenos que no tienen otro capital que su trabajo.
Algunos siguen actuando con la lógica de 1973, en pleno siglo XXI sin pensar en una ciudadanía más joven que quiere dejar atrás los odios y las revanchas del pasado.
Otro grupo espera la llegada del Mesías, transformado en mujer, para redimir a los pecadores de ayer y de hoy.
Chile podrá seguir creciendo y desarrollándose con el esfuerzo y trabajo de todos y, en lo posible, con una pizca de honestidad y unidad.