21.9.12

¿Quedan instituciones intocables?

“Creo que en algunas materias no se ajustó exactamente a los hechos. Pero más allá de mi opinión, el fallo plantea que no se evaluó la conexión entre el puerto y la central, y he leído intensamente todos los estudios de impacto ambiental y eso sí fue evaluado”. Presidente Piñera, refiriéndose al fallo de la Corte Suprema sobre la Central Castilla.
 Hay muchas lecciones que podemos destacar desde que el país normalizó su vida democrática, una de ellas es que no deben existir, en el mundo privado o público, personas o instituciones que sean protegidas en cuanto a la libre expresión ciudadana. Tenemos leyes más que suficientes para proteger la honra de las personas y de las instituciones.
Ha llamado poderosamente la atención la reacción de la Corte Suprema de Justicia, frente a las críticas ministeriales, por el fallo que emitieron y que ha impedido que el proyecto de generación eléctrica térmica se materialice, en la conocida como Central Castilla.
Una dura declaración del pleno de la Corte señala que la opinión, sobre la materia relativa al fallo, "constituyen afectación de la independencia y autonomía de los tribunales en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales, las que se hallan constitucionalmente garantizadas y que se erigen como condiciones indispensables para el mantenimiento de la estabilidad democrática y el estado de derecho".
Creo que hoy en Chile un fallo, de la Corte que sea, es opinable en democracia y lo ha sido siempre, por lo que resulta incomprensible que un poder del Estado estime que sus decisiones no puedan ser opinables, Distinto sería que se pretendiera no respetar los fallos emitidos.
La justicia no es infalible. Los ministros y jueces actúan conforme a las leyes vigentes y a las pruebas presentadas, pero no necesariamente son especialistas en materias sobre las cuales deben emitir un pronunciamiento por lo tanto es legítimo debatir frente a la opinión pública.
La Concertación pretendió levantar una acusación constitucional por las opiniones de la Ministra Benitez, pero en cuanto les mostraron el dossier de las múltiples críticas, veinte años, que hicieron a diferentes fallos judiciales, prefirieron guardar silencio.
No hay intocables en democracia, acostumbremos.