10.8.12

¿Se mueve el movimiento?



Esta semana los estudiantes nuevamente estuvieron en las calles, mejor no lo hicieran. Fue un movimiento inmóvil que solo mostró su cara de violencia, buses quemados y apedreos a edificios del sector aledaño a la convocatoria. Solo más de lo mismo y eso cansa.

Uno de sus máximos dirigentes, el presidente de la FECH Gabriel Boric, diciendo que la quema de tres buses era un montaje, hay por lo menos un estudiante identificado, confeso y pidiendo disculpas por estar en la quema, y que la violencia terminaría si se acogían las peticiones estudiantiles, demostró que el criterio al formular declaraciones apresuradas, es una carencia grave que complica al movimiento estudiantil.

La poca convocatoria de esta semana, solo 5.000 estudiantes, frente a otras de 200 mil, revelan que los argumentos y, especialmente, los métodos tienen un corolario que se repite, violencia indiscriminada.

El argumento que hay represión policial resulta vacío, cuando se muestra el vandalismo que acompaña estas protestas que, de seguir en el mismo estilo ya repetido, perderán poco a poco el apoyo ciudadano.

Los que vivimos la década del 70 como periodistas, en las calles de Santiago, no podemos dejar de llamar la atención sobre la aparición, poco original, de lemas propios de la época de la U.P. “avanzar sin transar” o “crear poder popular”.

Tampoco resulta edificante oír a una vociferante Camila Vallejos, defensora acérrima de la dictadura hereditaria Castrista, condenando a parlamentarios de la Concertación porque votaron a favor de la reforma tributaria, que busca recaudar fondos por mil millones de dólares para la educación.

La toma de liceos que se ha reiniciado, es la muestra clara de una estrategia repetida y equivocada y de un movimiento estudiantil que, este año, parece no sintonizar con una ciudadanía algo cansada de la misma escenografía.

Las posiciones discrepantes con Boric, de Jackson y Titelman, de la FEUC, muestra que no todos piensan seguir en lo mismo, marchar, destruir bienes públicos y privados y repetir las gastadas declaraciones de siempre.

Sin perder su derecho a expresar opiniones y propuestas, muchas de las cuales son razonables y representan el sentir de la comunidad, falta creatividad, sentido de la negociación, objetivos claros y constructivos, más allá, de la destrucción y el apedreo indiscriminado.