2.10.11

Todo depende.

Todo depende del color del cristal con que se mire. Cuando queremos ver todo negro ese color predominará. Cuándo somos optimistas, todo es de colores brillantes y apreciamos de manera positiva lo que gira en torno nuestro.

La política es fundamentalmente un tema de apreciación, percepción personal, muy cercana a lo que pasa con quienes tienen un club favorito o un jugador al que consideran estrella. Si tienen una mala tarde, de héroe se convierte en villano.
Vean como le ha ido a Bielsa, llorado por los aficionados. Peyorativamente se les ha llamado “las viudas de Bielsa”. Llega a Bilbao en el país Vasco Español y los fanáticos creen que no es, uno de los mejores entrenadores del mundo como se le idolatró en Chile.
Sin embargo, no me cabe duda, en la medida que se entienda como él quiere que juegue su equipo y el team interprete bien su estrategia, así como les llegue, hasta la médula de los huesos, las arengas de Bonini, su popularidad aumentará de inmediato.
En política es lo mismo. Impactante la foto de los parlamentarios en la Cámara de Diputados el pasado jueves, luego que en tiempo record se aprobará la nueva ley de post natal. Así nos gustaría verlos más seguido, sin renunciar a sus respectivas y legítimas posturas, pero unidos cuando se trata de legislar en beneficio de la ciudadana. Me impresionó, acostumbrado a las pancartas en papel de envolver que les ha dado por levantar en el hemiciclo, ahora, dos grandes banderas chilenas.
Quisiera creer que los resultados de las encuestas, que siguen mostrando un amplio rechazo a la familia política chilena, están haciendo su efecto. Es un importante efecto el que produce la foto que comento, el lenguaje corporal y visual dice a gritos, ¡Chile está primero!
Gobernar no es un campeonato de popularidad, si así se creyera, perdería seriedad el trabajo del ejecutivo y legislativo. Tendríamos los estilos de gobierno que han impuesto Chávez y Morales.
El Presidente venezolano ofreciéndose, como tal, por varios períodos más, pese a su delicado estado de salud, y Evo Morales gobernando, dependiendo de cómo reaccionan sus electores. Subió la bencina, grandes protestas, y puso pie atrás. Inicia la construcción de una carretera protestan los indígenas, con la consiguiente represión y no se hace la carretera, provocando de paso una crisis ministerial.
¿Es la política un concurso de belleza? ¿Buscamos elegir a miss simpatía, o queremos que se gobierne con seriedad?
No hay nada que le haga más daño a un país que los gobiernos vacilantes y los ciudadanos veleidosos, peligrosa mezcla que, generalmente, termina en un populismo desatado.
La ciudadanía actúa, cuando lo hace como masa, no individualmente, de manera itinerante, sigue a los grandes acontecimientos y se inclina por aquellos que obtienen mayor resonancia. Los políticos caen en el mismo círculo vicioso. En el caso del conflicto estudiantil tiene un efecto inmenso en la opinión pública porque han sostenido por meses un alto nivel de movilización, actitud potente y argumental en las redes sociales, que produce un efecto de pistón, una presión contante sobre la opinión pública.
Si lo pensamos con calma, lo que piden los estudiantes, en mucho, era lo mismo que pedíamos los de nuestra generación, que no teníamos mayor oportunidad de estudiar una carrera universitaria si no era en las grandes ciudades.
El nuestro era el tiempo en que tenías que enviarles cartas a las autoridades, las que luego de la demora natural de un correo que viajaba por tren y, al extremo austral en barco, las cosas tenían demoras y extravíos.
Hoy todo es instantáneo y la capacidad de reacción debe llevar la misma velocidad. La posibilidad que las demandas sean escuchadas, por lo menos eso, escuchadas, es altísima, otra cosa es si son consideradas. En muchos casos cuando lo que se pide no está en la agenda del gobierno de turno, dependerá de cuanta “prensa” obtiene el asunto y de que manera puede aumentar la presión sobre los organismos decisores, para que la agenda cambie. Esa actitud deja de paso una grave secuela, cuando se dice una cosa y luego se ofrece otra diferente, la sensación “térmica” en la opinión de las grandes mayorías es que se trata de un gobierno vacilante, debilidad que desata nuevas demandas.
Todo depende del color del cristal con que se mire, y twitee.