18.3.11

Uso de la energía atómica

Luego de la catástrofe sufrida por Japón, con el último terremoto, así como la emergencia atómica en las centrales eléctricas nucleares, en Chile se ha desatado una polémica que los políticos, a su manera, le quieren llamar debate.
El berrinche parte de supuestos, lo que es un insulto a la inteligencia de los chilenos, con presagios apocalípticos por la firma de convenios con Francia, Argentina y Estados Unidos.

Primero un cosa personal, no me gusta el uso de le energía atómica para generar electricidad, los ejemplos de Chernóbil, Fukushima y el accidente de Three Mile Island, que sufrió la central nuclear del mismo nombre el 28 de marzo de 1979 en Estados Unidos, cuando el reactor TMI-2 sufrió una fusión parcial del núcleo, más grave de lo que, hasta el momento, se conoce del evento en Japón, aconsejan tomar las cosas con calma.
El histerismo que muestra la política chilena, especialmente la oposición, para enfocar el tema nuclear, más parece una oportunidad para encontrar un nuevo argumento de ataque al gobierno, una forma de desviar la atención del show de la Municipalidad de la Florida, donde para no respetar la ley no se cumple con el trabajo para el que algunos concejales fueron electos.
Lo que no parece justo es que, algunos políticos, se erijan en supremos inquisidores y busquen transformar el parlamento en el nuevo tribunal del Santo Oficio de la política. Quieren quemar en la hoguera, de su propia ignorancia, a quienes se atreven a investigar en serio sobre este tema.
Se ha dicho hasta el cansancio, no se tiene proyectado construir centrales atómicas, pero resulta más que creíble que sea necesario investigar sobre el tema, de lo contrario, aquellos que se dicen progresistas, demostrarían querer quemar en la hoguera de su dogmatismo a todo el que desee seguir conociendo, avanzando en la ciencia, midiendo sus peligros reales, a veces menos fulminante que la verborrea congresista.
La Presidenta del PPD embiste con una serie de aseveraciones que no tienen sustento más allá que su propia imaginación, dice: “Seremos el hazmerreír a nivel mundial. La decisión de este gobierno de seguir adelante un convenio con Estados Unidos, para impulsar la energía nuclear en Chile es un despropósito y una falta a los mínimos criterios de prudencia” Por sí misma establece que un convenio, cuyo texto no conoce, es para impulsar la energía nuclear en Chile. No aclara qué es para ella impulsar, ¿investigación? ¿Instalación de una central nuclear?
Luego agrega: “Yo me pregunto: ¿en qué lugar o territorio será ubicada la futura central de energía nuclear? Y ahí habrá otro problema porque generará un impacto en la población hacia el rechazo. Si ponemos una central nuclear en Chile es como decir cuando haya un tsunami, vamos todos a la playa, arriesgándonos a lo peor”.
Lo que señala la Sra. Toha es una falacia en que basa, la aseveración escondida en su pregunta ¿en qué lugar o territorio será ubicada la futura central de energía nuclear? Utiliza una vieja técnica sustentada en dar por cierto, interrogativamente, algo que no le consta, con el único propósito de desinformar. Hacer creer a la ciudadana que se ha firmado un convenio para construir una central nuclear.
Olvidan los políticos de la Concertación, con la excepción de aquellos que siempre han actuado con seriedad en estas materias, que fue en un gobierno de la concertación que, el entonces senador socialista, Ricardo Núñez dijo “Estoy convencido que de aquí a 40 años vamos a tener una planta de energía nuclear. Si nos seguimos demorando, vamos a quedar atrasados” (Seminario Internacional Energía y Medioambiente: Una Ecuación Difícil para América Latina, año 2009)
Condenar el derecho a profundizar el conocimiento, lanzando denuestos y anatemas contra un gobierno que quiere aprender más, solo significa profitar de la ignorancia de los ciudadanos en beneficio de bastardos intereses políticos personales, donde lo que menos pesa es el bienestar general.
Pobre excusa, para una oposición que medra de la desgracia ajena, para esgrimir sus argumentos.
Aunque no me gusten las centrales nucleares para producir energía, no existe razón que impida estudiar con seriedad, académicamente el tema. Para ello necesitamos políticos instruidos y con la mente abierta, no deformando la verdad e ignorantes.