10.9.10

¿Qué se creen?

El trabajo parlamentario es parte importante de una nación democrática.
A los representantes de la ciudadanía se les pide actuar de manera seria, pensando en el bien común y no sacando cuentas electorales para acomodar sus posiciones, emitir declaraciones o votar en el parlamento.
Sentirse tocados por una mano sobre natural, protegidos a todo evento y con privilegios superiores al que tiene un ciudadano común, nadie lo acepta.
¿Qué se creen?

El conflicto mapuche ha seguido escalando en la medida que trascurren los días. Una huelga de hambre que sobrepasa los 60 días, pretende doblegar el imperio de la ley, tapar las balaceras en que los acusados han participado, la quema de bienes privados y fiscales, el asalto a un bus con pasajeros y otros crímenes que a ningún ciudadano, común y corriente, se le perdonaría.
Probablemente la ley antiterrorista, o la justicia militar, no son las más adecuadas para ser aplicadas, pero pertenecer a un etnia originaria no representa tener carta blanca para que, en sus legitimas reivindicaciones, se proceda con la violencia que algunos comuneros mapuches lo han hecho.
Nunca los gobiernos de la concertación fueron al meollo del asunto, hacer modificaciones de fondo a la ley. Los actuales huelguistas de hambre son presos de la Concertación. Sus gobiernos les acusaron y sometieron a juicio con apego a la ley. Hoy parlamentarios opositores solidarizan con los enjuiciados, declaran huelga de hambre solidaria, bien les hace, dado que queda claro que sus cuerpos están muy bien alimentados. Hay otras maneras de reducir el volumen abdominal que aprovecharse de una situación dolorosa como la que enfrenta el pueblo Mapuche
Cuatro diputados montan un show digno de la mejor farándula, ¿por qué no lo hicieron cuando eran gobierno y encarcelaban a quienes ocupaban fundos, quemaban casas y bodegas, robaban madera e incendiaban vehículos de trabajo?
Ahora, hipócritas, abrazan la causa indígena, justo cuando el gobierno envía modificaciones legales de fondo, a la justicia militar y a las leyes anti terroristas. ¿Por qué la Concertación no lo hizo, qué les frenó?
Eligieron en ese entonces el paternalista camino de comprar tierras para entregarlas a comunidades que presionaron por la devolución de sus tierras ancestrales.
Estos diputados ¿qué ejemplo dan de ejercicio de la democracia, donde la justicia dirime los conflictos, solidarizando con aquellos que vulneran la ley? Como legisladores se están colocando al otro lado de la barrera, infringen la ley y envían una señal equivoca en cuanto a que se sienten parte del problema, no responsables de encontrar una solución.
Se desprestigia la función parlamentaria con actitudes de hipócrita solidaridad que no practicaron cuando eran parte del gobierno.
No resulta legítimo que la ley sea torcida porque alguien utiliza la huelga de hambre como un arma de presión. Pronto asaltantes y asesinos que quieran obtener privilegios podrían utilizar las mismas herramientas.
Si las leyes que se les aplican a los comuneros no son las justas, está la voluntad del gobierno de cambiarlas, ello no extingue el delito, se juzga bajo otra forma jurídica. Allí hay una manera civilizada de solucionar un controversia, eso, o tendremos un congreso nacional de gente muy delgada.
Francamente la señal enviada por estos cuatro parlamentarios es de una inconsecuencia que agrega argumentos a quienes pensamos que, la política en Chile, es poco seria, llena de privilegios para algunos honorables.
Se quieren quedar a la fuerza en el interior de una cárcel y luego reclaman porque fueron desalojados. ¿Qué se creen, intocables, de la realeza política?
Nadie duda, hay que hacer justicia al pueblo Mapuche, pero no olvidemos los escándalos de la Conadi que pagaron sobreprecios y despilfarraron recursos de todos los chilenos. Los violentistas son los menos, pero esa violencia no puede significar impunidad. El que agrede, quema, asalta o roba, da lo mismo, independiente de su raza, lengua o nacionalidad, tiene que ser sometido a un juicio justo y recibir una pena acorde con la falta cometida. Desconocer estos principios básicos de convivencia y respeto a la ley, es atentar contra la propia democracia.