19.3.10

Predicar y no practicar

Nunca la Udi y RN se han llevado bien. Son políticamente bipolares. Tantos años de ser opositores a la Concertación, y ahora no comprenden que son oficialistas.

Es impresentable que la guerrilla se inicie por los puestos de gobernadores. La repartija del botín, de quién gana un gobierno es ridícula, cuando una parte importante de Chile está destruido por un terremoto.
Se predica pero no se practica.


Con los mismos argumentos que me referí, en más de una oportunidad, a la Concertación, critico a los partidos del oficialismo que, en el peor momento, se han puesto a protestar por los cargos que se han dado a conocer en esta semana. Debo presumir que no se conseguían los acuerdos para que algunos personajes, propuestos por la “partidocracia” gobernante, asumieran o no algún importante cargo.
La clase política no aprende algunas cosas que son importantes, que tienen que ver con el desprestigio constante que viene sufriendo. Dicho en más de una oportunidad, la democracia evoluciona en tanto evolucionan los grupos sociales. Hoy tenemos una clase media más numerosa e informada, con nuevas y diferentes expectativas, las cuales no siempre son satisfechas. Los políticos siguen con la monserga de hablar de “los más desposeídos”, generalizando como si fueran estos, la mayoría de los chilenos.
Cuando nos levantamos de un terremoto, quienes han perdido sus viviendas y una parte importante de sus posesiones materiales, ya no pueden estar conformes con que les ofrezcan una mediagua, no porque sea poco digno, temen que todo el avance social, casa sólida con uno y dos baños, auto en la puerta, refrigerador y televisor, se pierdan por varios años hasta reponerse nuevamente.
Saben que el Estado no les puede devolver todo lo destruido, pero las ayudas deben ser adecuadas para recomponer una vida que no era la misma del 60 o del 85.
Resulta absurdo, entonces, ver a los políticos reclamando por un cargo más o menos, sacando cálculos que eso proyectará a la persona nominada en una futura diputación o senaduría. ¿En qué quedó el recurrido argumento del “espíritu de servicio público? ¡Pamplinas! Salvo honrosas excepciones, el resto solo aspira a sentir el gustillo del poder, de los micrófonos, las cámaras y las fotos de primera plana.
No cabe duda que el Presidente Piñera tiene el coraje y la voluntad de no aceptar presiones, amenazas veladas y públicas. Ahora más que nunca es que debe pensar en la ciudadanía, aquella que perdió en este terremoto no solo sus bienes materiales, elementos de trabajo, a sus familiares, perdió, además, sus ilusiones.
Ojalá que el oficialismo deje de discutir por la tajada que el poder otorga, y piensen en un Chile que hace muchos años ha sido diferente, desde el punto de vista de su composición social. No es el mismo del 70. Inició el camino del progreso, de metas mayores en mejorar su condición de vida. Estamos conscientes que un numeroso grupo hace tiempo superó el margen de “los más necesitados”, mérito que hay que reconocerle a los gobiernos de la Concertación.
Está bien dar bonos como el que, unánimemente, no sin rezongos, lloros e hipos incluidos por parte de la oposición, se aprobó, por unanimidad y en 48 horas, por diputados y senadores, pero mejores condiciones de vida es una tarea permanente, que el gobierno de Piñera no quiere perder de vista.
Es también el momento de dar una señal firme y severa para aquellos empresarios que quieran medrar con la desgracia de otros compatriotas. Buena ha sido la actitud de la Cámara Chilena de la Construcción, organismo gremial empresarial de enorme prestigio, ante el escándalo protagonizado por el ahora renunciado presidente de ese organismo en la Región del Bío Bío. Es bueno investigar cómo se han comportado, algunas empresas constructoras e inmobiliarias, y sancionarlas adecuadamente si no se han respetado las leyes y los derechos de quienes confiaron en ella.
Es preocupante verificar, a simple vista, como algunas obras públicas y privadas se derrumbaron, mientras otras, con casi dos siglos, siguieron en pie.
Es tarea de los políticos del oficialismo buscar entendimientos con la oposición en materia de reconstrucción. Levantar a una parte de Chile de sus ruinas no es tarea de unos pocos iluminados, lo es también de cada uno de los chilenos.
No olvidemos que el terremoto movió a todos, a la izquierda, al centro y a la derecha.
La naturaleza nos dejó en claro que cuando el piso se mueve nadie tiene privilegios especiales, en ningún sentido.