12.2.10

Palos porque bogas y…

En política hay señales difíciles de entender. Declaraciones contradictorias y posiciones incomprensibles.
El que peor se ha manejado en este ambiente, pre – presidencial, ha sido el Presidente Subrogante de la D.C.


Es difícil entender a los políticos cuando pierden poder. Lo que más les exaspera es sentirse abandonados. Su ego sufre cuando pierden la primera línea de figuración, entonces las amistades de quiebran y los afectos se pierden en un mar de recriminaciones.
Con la partida de Jaime Ravinet, deja la D.C., para asumir el Ministerio de Defensa, ha sido insultado. Le han llamado, traidor, oveja negra, muerto político caminando etc. Destinatario de estos epítetos se encuentra Ravinet, un incordio para el Presidente (S) de la Democracia Cristiana.
Esta semana, Renán Fuentealba, diputado saliente, se molestó ante aseveraciones, de quienes serán gobierno a partir de marzo, que algunos cargos de áreas públicas, permanecerán sirviendo al nuevo régimen. En el simplismo de su juicio, asevera que la “Coalición por el cambio” no cuenta con personas capacitadas y por ello recurre a la Concertación. En realidad no se recurre a la concertación, se reconoce la capacidad de buenos funcionarios, competentes, independiente del carné político que tengan.
Una de las cosas que la ciudadanía espera del nuevo gobierno es, precisamente, que prime la capacidad profesional, los antecedentes en cuanto a probidad y nos las recomendaciones parlamentarias o de amistad.
Como es costumbre en aquellos que recurren a la maledicencia – acto de denigrar - , las críticas se han centrado en el nuevo gabinete y en tres áreas. Lo primero, los estudios que tienen, muchos doctorados en la Universidad Católica, de Harvard o el MIT. El segundo aspecto es que son empresarios o integrantes de directorios importantes, a los cuales renunciaran y de paso a los sueldos que esos cargos representan. Y lo que constituye, aparentemente, un baldón, (oprobio, injuria) que muchos no son políticos. Quedamos, todos los chilenos, notificados que la política es una profesión o requisito indispensable para ocupar un alto cargo público.
Curioso resulta definir como requisito para asumir altos cargos “ser político”, cuando las encuestas le otorgan a esta clase, la peor de las calificaciones. Hay políticos buenos y los hay muy malos, muchos de ellos han debido pisar los tribunales en más de alguna oportunidad. No son patrimonio de un solo partido, están repartidos.
Un gabinete, que la partidocracia ha definido como “técnico”, no parece conveniente para los usos y costumbres de dirigentes partidarios o de honorables, dedicados a morar y medrar, del Senado o la Cámara, con las naturales excepciones.
Ya se dice que los derechos de los trabajadores serán conculcados, los beneficios sociales serán reducidos o eliminados.
Toda una visión apocalíptica sin que aún transcurra un solo día del nuevo gobierno.
La advertencia temprana es buena en la medida que tenga fundamentos, no descalificaciones carentes de razón.
Hoy se levantan las manos a los cielos porque, según asumen, llegan los empresarios para aprovecharse del Estado y de los más pobres.
Los más pobres están en amplios sectores de jubilados, que sobreviven con pensiones inferiores a $ 300 mil pesos. En los profesores que reciben, luego de 30 o cuarenta años enseñando, desahucios menores a un bono de un trabajador de Codelco.
Muchos de los que critican, son los que están en directorios de empresas del Estado recibiendo una buena dieta, o que se han enriquecido creando empresas que hacen lobby para el sector privado.
Hoy en la administración pública hay buenos funcionarios que podrían ser mantenidos en sus cargos. ¿Les llamará el diputado Latorre o el diputado Fuentealba, “traidores”, como lo han hecho con Jaime Ravinet?
En definitiva los rumores que corren son muchos, tanto como el currículum vitae. Lo importante es que el programa, por el cual votaron que dio la presidencia de la República a Sebastián Piñera, se cumpla y se eviten algunos errores que se cometieron en estos 20 años.
Lo bueno que hicieron los gobiernos de la Concertación, es la base importante para seguir avanzando. Aprender de los errores y corregir lo que ha faltado es una norma que no se debe dejar de lado.