16.1.10

La política y el Dakar

El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.
Winston Churchill (1874-1965) Político británico.
La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir.
Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) Clérigo católico francés y escritor.
Para el que no tiene nada, la política es una tentación comprensible, porque es una manera de vivir con bastante facilidad.
Miguel Delibes (1920-?) Escritor español.
Estamos tan influenciados con el último Dakar que no hemos resistido la tentación de unirlo al acto electoral de hoy.
Decidí no ser tan solemne ni grave y poner una cuota de humor, no exenta de ironía, en un acto electoral que mantiene cierto grado de suspenso.
En política, la elección presidencial es el evento estrella, el Dakar electoral, que en estas últimas dos décadas se ha corrido en tres oportunidades en dos etapas presidenciales.
Por primera vez el ganador de la primera vuelta es del equipo adversario. Los que estaban acostumbrados a ganar, algunas veces pasaron sustos, pero rápidamente se fijaron bien en su hoja de ruta, corrigieron el rumbo, cambiaron algunos neumáticos, mejoraron la mezcla y lograron hacerse también de la segunda manga y subir al podio.
Esta vez se dieron cuenta que había inscritos, además, dos participantes muy competitivos. El tiempo había transcurrido, la moto se estaba poniendo vieja, la pintura no lucía como antes y ya, los vítores en la ruta no se escuchaban como antes.
Algunos integrantes del férreo equipo ganador se fueron cambiando a otras escuderías. Se buscó como compensar las amenazas y pensaron en un piloto experimentado, que conociera el camino, dando seguridad de ir por delante. Pero ocurrió lo inesperado. En la primera etapa solo vieron el polvo del camino.
La escudería quedó bastante maltrecha y entrenadores, mecánicos, ayudantes y el gran sponsor estatal, solo acumularon 29 puntos, mientras el ganador obtenía 44. Era algo no previsto. Lo peor, un joven prácticamente en bicimoto, lo vieron por el retrovisor a solo 9 puntos de diferencia.
Al llegar a boxes para prepararse para el último tramo, los dueños del equipo fueron estruendosamente pifiados por los mismos que antes, con tanto entusiasmo, eran sus más tenaces hinchas.
Ahora se corre la segunda etapa. El sponsor se ha jugado con todo, sin escatimar en gastos, para que su corredor recupere la distancia perdida y logre una diferencia suficiente para recibir el trofeo presidencial.
Hoy es el gran día.
El joven que los puso en riesgo y ha hecho pasar sustos al equipo de los otrora grandes y seguros laureles, que no sigue en carrera, puso condiciones para “mochilear” en esta segunda parte.
No fue muy entusiasta. Peor es nada.
En una carrera, tan difícil como la de hoy, nadie puede aventurar quien sube al podio presidencial.
La etapa es corta y los resultados podrán conocerse muy temprano. La primera vuelta donde estaban las categorías menores, como diputados y potenciadas de senadores, hizo confuso el panorama. El paso por los “chek point”, con jueces novatos, puso lento el recuento de resultados.
Ahora se tiene la experiencia necesaria para revisar con agilidad las planillas, pero, una piedra en el camino, tomar la ruta equivocada, que falle el GPS de las encuestas, o sencillamente alguna zancadilla mal intencionada, puede hacer cambiar los resultados.
El desierto de la política esconde muchas traiciones. La ruta tendrá a futuro que ser revisada, porque para una mayoría importante no es confiable ni segura.
Esta es una carrera donde todos han tenido el derecho a correrla, pese a muchas descalificaciones previas.
En definitiva, este “Dakar” de la política, asegura que, sea cual sea el resultado mañana, los que estén contentos y hayan celebrado, así como los tristes porque han perdido, volverán a la cotidiana realidad de un país al cual hay que seguir entregándole los mismos esfuerzos para que siga progresando.
Las amistades, que por un tiempo se alejaron porque la camiseta era distinta, se recompondrán. Sabemos que la bandera es la misma y el país sigue llamándose Chile y nosotros chilenos.