5.12.09

A un semana del primer tiempo

Para opinar de política debemos estar enterados del fútbol. Nada hay más parecido que el peloteo, los pases y “cachañas” para convertir el gol por la copa de La Moneda.
El viernes, todos estábamos preocupados del sorteo de los grupos para el mundial del 2010. Ahora esperamos el primer tiempo de una carrera presidencial llena de incógnitas que se juega en el estadio de Chile.


El equipo Frei tiene entrenadora, nada menos que la propia Presidenta de la República quien, para los efectos de campaña, solo representa a la Concertación. Desde tribunas su barra está integrada por Ministros, Subsecretarios, Jefes de Servicio, Intendentes y Seremis, que llegan al estadio político después de las seis de la tarde, aunque algunos ensayan sus gritos de apoyo a toda hora del día.
Piñera, por su parte, tiene dos grandes barras bravas, equivalentes a juntar a los partidarios de la Universidad de Chile, la Católica y Colo Colo, gritando todos por un mismo equipo, pero, sin olvidar sus múltiples diferencias.
En el estadio de Chile, cada cierto tiempo y a pocos minutos de terminar la primera parte del encuentro, para irse a camarines, se enfrentan los barristas, especialmente en los asientos de V costa y en otros distritos, violentamente, rompiendo sus respectivos bombos, mientras los jefes de barra se querellan los unos con los otros, como si el partido se jugara en la galería y no en la cancha.
Henríquez Ominami juega con un planteamiento desconcertante que tiene, especialmente complicados a sus rivales.
Posee rapidez de desplazamiento y hace jugadas que nadie espera en el tradicional peloteo político. Con un entrenador preparado en Cuba, que se maneja con gran soltura, tanto en los negocios grandes como en la venta al menudeo, tiene helicóptero propio como Piñera, puede recibir instrucciones para enfrentar las más difíciles estrategias de sus rivales y ha puesto una nota de suspenso en el resultado del encuentro.
En la cancha está, también, la réplica del antiguo equipo de Magallanes. Barra fiel, pese a los muchos años sin “campeonar”, pero sale a la cancha a los sones de la “bandita” que nunca le falla, con su manojito de claveles rojos, pocos pero ahí están siempre.
Comenzó bien, relajado, con un esquema de juego que ya se había olvidado, muy practicado en la década del 70.
Como ha ocurrido con el fútbol europeo, propuso arreglar el partido para el segundo tiempo que se jugará en Enero, pero nadie quiere hacerlo hasta no ver quién domina en la primera fracción y especialmente porque el público quiere un encuentro limpio sin arreglines.
Lo más molesto, ocurre siempre en encuentros de esta categoría, que el administrador del estadio ha entrado en una suerte de fiebre de trabajo, arreglos de todos los recintos del estadio, con el público ya sentado, lo que ha ocasionado tacos, empujones y reclamos. No falta quien diga, sin embargo, que estos encuentros que se disputan cada cuatro años, se hicieran más seguidos ya que se mejoran los accesos al estadio, el agua potable, y hasta la iluminación.
Incluso asiento nuevo que se pone, tiene cinta, tijera y bandeja para ser inaugurado, aunque los jugadores, hace rato. están en la cancha.
Cada cierto tiempo el marcador electrónico de las encuestas, señala un tanto que permite establecer un cierto dominio de la cancha que pone nervioso al rival.
El progresismo es la nueva estrategia de juego, todos la usan. Los que juegan como en los 70 señalan a todos los vientos, que ellos la inventaron y que el resto, por monería se adjudican la propiedad.
Además, ya no se juega para la galería, los de abajo, como antes. Los estrategas descubrieron que en este estadio es muy numerosa la clase media, que con gran esfuerzo compra una entrada con asiento numerado o, por lo menos, en la sombra y tratan de lucirse con vistosas jugadas dedicadas a ellos y a los jubilados. Estos últimos siguen comprando su entrada a los revendedores, con un 7% adicional para preservarles el derecho a tener licencia por enfermedad y no trabajar. ¿Son jubilados?
El segundo tiempo lo veremos en enero, solo dos equipos y una final de miedo.
Por hoy escribimos de fútbol, la próxima semana tendremos tema de sobra con la política.