19.12.09

La semana después

Los dos candidatos, Piñera y Frei, que disputaran la segunda vuelta buscan los díscolos votos de Marco Enríquez. Al diputado, lo han transformado en un dispensador de votos. Un cajero automático del cual no se tiene la clave para que entregue los sufragios. Se aprietan muchos botones sin dar con la fórmula.

Hace una semana, un día como hoy, todos nos aprestábamos a votar por Presidente y
parlamentarios. Las encuestas venían anticipando resultados pero, cada cual, esperaba algún milagro divino o un rayo tronante que viniera de lo alto y alterará lo que era lógico.
La más asertiva fue CERC. Sus resultados causaron preocupación en el oficialismo porque bajaba al candidato del gobierno bajo la crítica línea, ya mala, del 30% y lo situaba en 29%, lo que finalmente se confirmó.
No fue bueno el resultado para Frei. Tampoco era lo esperado en su comando y aunque aparecieron celebrando, la verdad; toda respiraba a derrota. Me remito a lo señalado el jueves por el Diputado reelecto Marcelo Díaz: “Aquí hubo una derrota, porque alguien intentó convencernos de que el 44% que sumamos los parlamentarios de la Concertación es lo mismo que el 44% de Piñera, y creo que eso es una suerte de insulto a la inteligencia, al sentido común. Perdimos la elección presidencial y hay que decirlo con esa claridad” – declaraciones a radio ADN.
Los politólogos y asesores hacen toda clase de análisis y predicciones. Resulta, sin embargo, simplista sumar porcentajes de Marco como si fueran para Frei.
Hay tres interpretaciones para el 20% “Marquista”.
Primero hay gente que desilusionada de la concertación, especialmente del amiguismo, la corrupción, la falta de ideas, y el continuismo de las figuras dirigentes, miraron a quien apareciera rompiendo, violentamente, con un pasado sin duda exitoso, para traer nuevas ideas, desafíos importantes y re encantando a figuras jóvenes.
Segundo hay gente que no le gusta, y no le seguirá gustando en segunda vuelta, el candidato Frei.
Y hay gente que votaron por Marco, para que pasara a segunda vuelta y que probablemente votará por Piñera.
Tanto el oficialismo, como la oposición, se equivocan al creer que canjeando ideas de Marco obtendrán más votos de apoyo. Para muchos electores el programa casi no importa. Resulta falso escuchar a Frei decir que vamos a vivir mejor, siendo parte de un gobierno que lleva 20 años y que no lo ha hecho mal, pese a todos los errores cometidos.
No resulta convincente escuchar a una oposición que promete cambios de toda naturaleza, que no tendrá el tiempo, cuatro años, ni los recursos para cumplir todo lo que se ha prometido.
Resulta un engaño flagrante escuchar las propuestas del freísmo, especialmente en reformas económicas, papel del estado y control sobre la economía, que se contraponen con los acuerdos que ufanan, con mérito por cierto, al gobierno por el ingreso a la OCDE.
La gente hoy votará por la figura del candidato, con sus defectos y virtudes. Votaran por quien perciban más cercano. Por último al que no se disfrace de una cosa diferente de lo que es.
Piñera es empresario y debe demostrar que esa capacidad de éxito la puede aplicar en beneficio de los chilenos.
El comando de Frei no puede seguir cometiendo el error de minimizar su figura detrás de mujeres. En la primera vuelta fue la Presidenta Bachelet, ahora, el mismo error. Emerge con gran fuerza Carolina Tohá y, sin pretenderlo, eclipsa al candidato. Ya se habla de Tohá como una futura figura presidencial.
Ojo con los actos de campaña. Un error se paga caro. El encuentro en el court central del Estadio Nacional, a lleno completo, fue negativo. En el recuerdo no queda la imagen de las cinco mil personas reunidas, solo resulta noticia el abucheo sonoro a los dirigentes del oficialismo.
Si alguien duda del apoyo comunista a Frei, puede olvidarse, ellos no tienen otra alternativa más que de aportar sus votos. El comunismo gracias a su alianza con la Concertación tiene tres diputados, pese al absurdo sistema binominal, no devolver la mano sería un error que no provocaran.
Las promesas de campaña ya fueron formuladas. Al momento de votar la mayoría ni se acordará de ellas. En una segunda vuelta, lo sustantivo, es que no se repiten los mismo números, ni sumando o restando.
La llegada será, a favor de quien gane, no superior a tres o cuatro puntos.