16.4.09

Mira la batea

“Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos se esfuerzan por hacer imposible lo posible”
La frase nos grafica la confusión que, a esta fecha, existe entre candidatos y electores, mientras la batea de la política se menea.
La actual campaña presidencial se mueve a un ritmo diferente a la opinión ciudadana. Nada se ha aprendido y se toma la paleta de la campaña para un “pimponeo” de descalificaciones que cruzan la malla electoral de un extremo a otro de Chile, convertido en la gran mesa de juego de una democracia que los políticos definen de la manera que mejor conviene a su causa.
Hay mucho que analizar y bastante que aprender. Los electores ya no se tragan la comunión con ruedas de carreta. Ahora, son capaces de increpar a los candidatos presidenciales en su propia cara. Le pasó a Piñera en un pésame rodeado de cámaras de televisión, periodistas y micrófonos. Le pasó a Frei el miércoles cuando en su discurso llamó a escuchar la voz de la gente. Inmediatamente se escuchó el reclamo de una electora que le decía “cuando les necesitamos ustedes no estaban”.
¿Qué está ocurriendo? Es un fenómeno que la pléyade de asesores de los candidatos presidenciales mayores, me refiero a Alianza y Concertación (en orden alfabético), aún no captan. Los electores están cansados de ser objetos de un voto, acarreados por la verba de los candidatos y se atreven a manifestar sus frustraciones, descontentos y también las preguntas directas.
Ha cambiado la forma de hacer campaña y son pocos los que quieren concurrir a poner solo la oreja. El candidato que se atreva a realizar la mayor cantidad de foros públicos, segmentados por áreas de interés a través de todo Chile, tomará la iniciativa en nueva manera de hacer campaña. Se puede apreciar que hay en la base electoral muchas ideas contenidas. Basta con tomarse el tiempo de leer, en el periodismo ciudadano, lo que escriben aquellos que comentan las noticias para apreciar que la masa indefinida para la política en el pasado, la gente que no tiene nombre y apellido, quiere hablar más que escuchar.
La política se ha quedado en el pasado. Las mismas consignas, los mismos temas del 70. Los prejuicios de siempre, la estigmatización del que es exitoso, el aprovechamiento del que se siente poderoso, las oscuras influencias de aquel que consigue puestos públicos, los que reciben un pago del fisco o de la Municipalidad, pero que no trabajan ni para u otro.
Algo está cambiando en Chile. En la última encuesta Ipsos se aprecia el fenómeno. El diputado Marco Henríquez Ominami obtiene mayor porcentaje de votos que los tres pre candidatos del pacto Junto Podemos. Henríquez Ominami representa la rebeldía de quien se levanta contra el poder del oficialismo para entregar su propio discurso, distinto y honesto. Se puede no estar de acuerdo con sus ideas, pero igual su forma de ver las cosas es como una brisa renovadora ante una política que no se ha sabido reinventar.
Las campañas que vienen en los próximos meses serán duras y sucias. No hay lealtades entre los partidos de un mismo conglomerado. No se ceden posiciones. Lo que prima no es el servicio público es la ambición personal.
Hay que ver como la batea política se menea de izquierda a derecha, desde el centro a los extremos, rebalsando agua por los cuatro costados, ante una ciudanía, atónita, que no sabe para donde arrancar frente a tanta salpicadura.
Cada “mesías” cree tener la verdad. Cada profeta de la política estigmatiza y levanta su dedo amenazante y acusador hacia el contrario. Tiene un 1% de acciones en la colusión. Otro responde, “su asesor de programas es asesor de una de las coludidas”.
Así vamos de un lado para otro en este “meneo” donde los que deciden, nosotros los electores, ante tanto redentor no podemos distinguir cuál es el verdadero.
Por favor, cambien el discurso.