10.1.09

El viaje de la Presidenta

Nunca un viaje presidencial, ha ocasionado tanta polémica como la anunciada visita a Cuba. No solo desde la oposición, desde la propia concertación, además de la D.C. Escritores autodefinidos como de izquierda disparan sus críticas contra Michelle Bachelet, por legitimar, con su presencia voluntaria, la dictadura de cincuenta años en Cuba.
Desde el retorno de la democracia en Chile ningún Presidente de la República intentó, además, visitar a Fidel Castro. Recibirlo si pero no ir a verlo a una isla donde una férrea dictadura cumple 50 años.
La romántica gesta revolucionaria de la Sierra Maestra se fue borrando ante la certeza que se había derrocado a un dictador, Fulgencio Batista, para entronizar una “dictadura dinástica” como la de los Castro.
Sin libertad de prensa, con partido único de gobierno, sin posibilidad de disentir, cientos de fusilamientos sumarios, intervención militar en África, exportación de la guerrilla a naciones latinoamericanas, presos de conciencia, incluyendo numerosos periodistas, censura a escritores chilenos, son algunos de los “méritos” que de alguna manera se validan con la visita de Bachelet.
El motivo del viaje es inaugurar una feria literaria donde el principal invitado es nuestro país. La Presidenta acepta el viaje porque se trata de una visita de estado, aunque escritores chilenos, no precisamente de derecha, estarán interdictos en la muestra. ¿Es eso respeto a los valores nacionales? ¿Justifica avalar, con la presencia de la Jefe de Estado, a un dictadura militar que discrimina a nuestros intelectuales?
Roberto Ampuero, escritor de izquierda, fiel creyente en su juventud de los procesos revolucionarios “a la cubana”, en declaraciones a la Radio Cooperativa de la capital, lanzó una fuerte crítica a Michelle Bachelet. Sin darse muchas vueltas el autor de “Nuestro años verde olivo” dijo: “Una presidenta que ha vivido y ha sufrido los rigores de la dictadura de Augusto Pinochet, no puede ir a un país donde hay una dictadura desde hace 50 años, hacer como que no existe esa dictadura e, incluso, no reunirse con la gente que ha sufrido la represión”.
Ampuero no se queda allí con su crítica, agrega, “no es posible que un Gobierno vaya a inaugurar una feria y con esto legitime una política de censura contra los autores de su propio país”. Debe recordarse que varios libros de autores chilenos, al estilo de la vieja Inquisición están prohibidos, entre ellos “Confieso que he vivido” (Neruda), “Personan non grata” (Jorge Edwards) y “Nuestros años verde olivo” (Roberto Ampuero)
Luego el escritor expresó: “Lo que va a ocurrir en febrero en La Habana es el sepelio, el funeral de la superioridad moral de la Concertación en temas de los Derechos Humanos por sobre los partidos de la centroderecha”.
Si se justifica todo este entuerto con la definición de visita de estado, habría que aclarar que nadie obliga a una visita de estado, salvo las reservas éticas y morales que se tengan en cuanto a una dictadura. Si lo que existe en Cuba no es una dictadura redefinamos, entonces, qué es la democracia.
Se pueden tener relaciones diplomáticas normales pero de allí a hacerse visitas, y ser parte de la inauguración de un encuentro literario, donde nuestro premio Nobel Pablo Neruda, militante del partido comunista, tiene un libro prohibido, ¿no será mucho? ¿Qué nadie le informa a nuestra Presidenta de esta situación?
Pero el escritor Roberto Ampuero fue más allá en la demostración de su desencanto diciendo “Yo ya voté una vez por Eduardo Frei, ahora voy a votar por Sebastián Piñera”. “En Chile, dijo, es hora de cambio, la Concertación lleva más de 20 años y ya se ha agotado su modelo, creo que lo ha hecho muy bien en términos de la democratización del país, pero tengo la impresión de que se ha ido agotando su proyecto”, concluyó.
El avión presidencial ha tenido que completar sus cupos con muchos políticos que practican el doble estándar, encontrar que, las dictaduras son buenas o malas dependiendo para donde miran, a la derecha o a izquierda.
Este no es un viaje obligatorio, es absolutamente voluntario. Se hace igual, aunque en su momento, a un Presidente de la Cámara de Diputados, Patricio Walker, militante de la Concertación se le hubiera negado el ingreso a Cuba.
Por lo menos la D.C. ha tenido la consecuencia, junto con la oposición, de rechazar ser parte de esta farándula.