24.10.08

Lo que se juega hoy

Difícil tarea es para este día de elecciones municipales escribir un comentario cuando se hace con una semana de anticipación y desde China, al otro lado del mundo.
Hoy en Chile se juegan algunas cosas importantes, especialmente en la consolidación de la política cercana a la gente.

Curiosamente, mientras más profundamente se consolida nuestra democracia aparecen señales que reflejan que no ha sido capaz de madurar, por el contrario insiste en volver a los vicios del pasado que terminaron por destruirla.

Vamos por parte. Nada hay más cercano a la gente que una elección municipal, se conoce muy de cerca a quienes postulan a representarnos en el gobierno comunal. La salud y la educación además de los programas de urbanismo son los asuntos que nos afectan de manera cercana.

Aunque mañana los partidos políticos se ufanen del numero de Alcaldes y Concejales elegidos, sabemos que ellos responderán a la sociedad y no a las cúpulas partidistas. Entonces, primero se juega la capacidad de elegir autoridades que hagan progresar la comuna, y entregar servicios oportunos y eficientes a sus habitantes.

Se juega, en esta elección, que tengamos la madurez necesaria para apartar aquellas figuras que hacen del conflicto y la descalificación permanentes, su manera de ser y gobernar.

Se juega que elijamos equipos, personas independientes del partidismo, que generen condiciones de gobernabilidad y cumplimiento responsable de sus respectivos roles.

Se juega hoy que salgan de los municipios las figuras añejas y desgastadas que, casi por inercia, aparecen en el voto en cada temporada electoral repitiéndose como si en las ciudades no pudieran emerger caras nuevas.

Se juega premiar a quienes han hecho buena gestión, no buscando la primera plana del periodismo por sus rencillas y polémicas, sino que por sus iniciativas y espíritu de servicio.

Nunca como antes una elección, tan importante para cada uno de los ciudadanos, se ha visto contaminada por el accionar de candidatos o precandidatos que nada tienen que ver con el acto electoral de hoy. La presidencialización de esta elección a escalado a los niveles más altos de la impudicia electoral. Cada candidato, con su padrino, cada fracción con algunos de los personajes interesados, no en el desarrollo de nuestras comunas, solo en ponerse en la vitrina que permite esta campaña.

Eso no es bueno para una democracia. No es bueno ver tanta ambición desatada. No hace bien, en la competencia política democrática, la carencia de argumentos y propuestas, las que han sido reemplazadas por continuas descalificaciones y arteras acusaciones mutuas.

¿Creen que el sentido común nos ha dejado de lado?
Todos soñamos con un país más grande, con ciudades acogedoras, seguras, medioambientalmente sanas y, especialmente, con autoridades responsables. Consejos comunales que no se transformen en verdaderos circos romanos. Con Alcaldes y Alcaldesas que no se crean reyezuelos o sátrapas.

Y hoy se juega que encabecen los Municipios autoridades inteligentes, preparadas, con sentido de justicia. Líderes capáces que busquen la virtud del trabajo de equipo, respeten la carrera funcionaria y no se aprovechen para colocar operadores políticos o usar la caja municipal para pagar favores electorales.

Me imagino que ya tenemos la madurez necesaria para no dejarnos influenciar con la oratoria grandilocuente de personajes venidos de Santiago, ni de importantes cargos internacionales que solo buscan posicionarse en lo personal. Ellos son un remedo de los jinetes que, en la hípica, guían las cabalgaduras en pos de su propia gloria, mientras el caballo hace todo el esfuerzo.

En estas elecciones pasaran dos cosas, primero, nadie perderá. Cada partido político mostrará las cifras a su antojo y las interpretará en la perspectiva que le sea más favorable. Lo segundo que mañana, cuando todo haya terminado, la señora Juanita volverá a la realidad de siempre. En algunas semanas las promesas de campaña y la escenografía levantada de grandes obras y trabajos importantes que han tapizado el país finalizara.

Desde las calles, plazas y avenidas, las palomas publicitarias habrán emprendido el vuelo, esperando que los sueños e ilusiones que, con tanto empeño, se sembraron no se esfumen. Solo algunos rayados y murales permanecerán recordándonos que aún nos falta mucho para entender lo que es una auténtica democracia.

Todo eso es lo que se juega hoy.