21.6.08

La famosa LGE


¿Cuántos de los que se cortan las venas discutiendo, a favor o en contra, saben qué es la LGE, y cuales son sus principales implicancias en la mejora de la educación chilena? Obviamente los que tiran piedras, queman neumáticos, destruyen las instalaciones públicas y privadas, en su cerebro de primates no alcanzan a entender el tema en discusión, además que muchos siguen la inveterada costumbre de opinar de lo que no conocen.

Que la educación chilena necesita una reforma educacional nadie lo discute, las diferencias están en un dialogo de sordos donde, unos y otros, creen que la LGE es una amenaza a la enseñanza privada o sencillamente es la desaparición de la educación pública.

La verdad es que se necesita poner al día los planes y programas educacionales, pero por sobre todo, garantizar al estudiante una educación igualitaria y de calidad, sin importar si es particular pagada, particular subvencionada o gratuita estatal.

La LGE establece varias transformaciones que, por si mismas, no son una panacea para obtener mejores resultados educativos. El proyecto aprobado en la Cámara de Diputados, que ahora comienza su discusión en el Senado, regula los derechos y deberes de los integrantes de la comunidad educativa, fija los requisitos mínimos que se exigirán en cada nivel y establece el deber del Estado de velar por su cumplimiento.

El texto señala los requisitos y el proceso que debe cumplirse para la autorización oficial de los establecimientos e instituciones de enseñanza de todo nivel, con el objetivo de tener un sistema educativo de calidad.

Establece que el sistema chileno se construye sobre la base de los derechos garantizados en la Constitución, así como en los tratados internacionales ratificados por Chile y, en especial, del derecho a la educación y la libertad de enseñanza.

La LGE expresa que la educación es un derecho de todas las personas y que el Estado tiene el deber de otorgar especial protección al ejercicio de este derecho, de tal manera que nadie quede marginado.

Es deber del Estado velar por la calidad de la educación, estableciendo las condiciones necesarias para ello y verificando permanentemente su cumplimiento. Se incluye en este aspecto la promoción del desarrollo profesional docente.

Señala, como responsables que Chile ofrezca igualdad de oportunidades y una educación de calidad, al Ministerio de Educación, el Consejo Nacional de Educación, la Agencia de Calidad de la Educación y la Superintendencia de Educación. Estos organismos deberán administrar, en el ámbito de sus competencias, el Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación.

Así es, en términos muy generales, el tema que se ha debatido estos días y aprobado el pasado jueves por la Cámara de Diputados.
Pero la educación no será mejor o peor por una LGE, para ello debe existir la voluntad cierta de invertir en la educación pública evaluando la inversión, buscando cuál es la razón que la educación, particular y particular subvencionada, obtienen mejores resultados.

Muchas veces los profesores son los mismos en ambos sistemas. ¿Las exigencias de calidad son mayores y obligan a esfuerzos diferentes? ¿Los recursos económicos permiten mejor equipamiento, computadores, data show, laboratorios, bibliotecas más completas, disciplina interna, menos perdida de horas de clases, actividades extracurriculares más completas? El diagnóstico no es fácil pero, indudablemente, no solo invertir dinero es un factor, los que vivimos la experiencia de una enseñanza pública gratuita, hace medio siglo, recibimos una formación que nos ha permitido enfrentar la vida con éxito, incluso con menos recursos pero con una orientación de profesores con gran mística y alumnos con un sentido del respeto hacia el educador que hoy se ha perdido.

Obviamente que la enseñanza pública municipal está en desventaja, cuando se trata de recibir los recursos del per capita, insuficientes e injustamente restrictivos cuando un alumno no asiste a clases sin importar la causa.

En definitiva muchos hablan de la LGE, pocos conocen de que se trata, pero la verdad es absolutamente necesaria, sin color político, o vencedores y vencidos, solo ganadores.