14.5.08

Rectificaciones, ratificaciones y dudas.


Vivimos la política del póker, cada cual tiene su juego, nadie lo muestra y estas amenazas de acuerdos por fuera, más parece representan una manera de impresionar a los jugadores.


En un hecho no muy frecuente se publicó el martes una rectificación del editor del influyente diario norteamericano The New York Times que, el 27 de marzo pasado, en una nota periodística sobre la industria salmonera de Chile citaba a un supuesto oficial del puerto de Castro, identificado como Adolfo Flores, quien describía que en las instalaciones de Marine Harvest se almacenaban bolsas con comida para salmón que contenían antibióticos, pigmentos y hormonas.

El editor señala que Flores, pese a declararse como oficial de puerto, trabaja como guardia de seguridad. En consecuencia, el New York Times explica que aprende de esta situación y que deberá estar atento a la misma, dejando de citar a Flores como una autoridad sobre el contenido de las referidas bolsas de alimentos.

El diario norteamericano indica que, el artículo, tampoco consignó que Marine Harvest y Salmón Chile negaron el uso de hormonas así como que los pigmentos utilizados tuvieran riesgo para los consumidores.

El tema no era menor, a nuestro juicio, porque innecesariamente y, sin confirmación inmediata de la fuente, se hicieron aseveraciones que provocaron un grave daño a esta exitosa industria, fuente de trabajo para miles de chilenos en el sur de nuestro país.

Se ha hecho justicia en un caso que nos hace recordar el bullado asunto de las “uvas envenenadas”, también nacido en la febril imaginación de aquellos que, predicando el libre mercado, no vacilan en acusar sin fundamentos.

En otro aspecto el cobre es una bendición para la economía chilena, dado su alto precio, pero desata todas las pasiones cuando sus asuntos no se manejan bien. El año pasado el gobierno se compró gratuitamente un problema cuando obligó a Codelco a sentarse en una mesa negociadora que no le correspondía. Las huelgas de los trabajadores de las empresas contratistas de la minera estatal desataron nuevos desencuentros, interministeriales, así como violencia en las minas y pérdidas por casi 500 millones de dólares al país.

Ahora se quiere seguir con el mismo tema, sin embargo, oportunamente el Ministro del Trabajo, gran apoyo de los contratistas, ha cuestionado las medidas de presión que están adoptando los trabajadores, particularmente la huelga de hambre de sus dirigentes, señalando que no van en la línea de búsqueda de soluciones reales para este conflicto.

Dijo el ministro del trabajo, “Yo no personifico estas cosas, lo que digo derechamente es que si hay un acuerdo que está pendiente de cumplirse, esperemos que los plazos se cumplan y tomemos determinaciones entonces”.

Parece prudente una actitud de esta naturaleza, especialmente, cuando los caminos del dialogo y los acuerdos parecen se extraviaron hace mucho tiempo.

Entre salmones, huelgas de hambre y presiones varias, las dudas parecen invadir la política chilena. No es para menos cuando se trata de pactos por omisión y, de alguna manera, pactar con el enemigo en la búsqueda de manejar de mejor manera los esquivos votos ciudadanos.

El partido comunista anunció, el pasado domingo, que estaba todo listo para iniciar las conversaciones con la concertación, restando consensuar las comunas en las cuales ellos desean postular candidatos a Alcaldes, omitiéndose en otras y favoreciendo con sus votos a los candidatos oficialistas. La proposición le gusta mucho a los socialistas, tienen más afinidad con el PC, pero no entusiasma demasiado a la DC y al PPD que no tienen garantías en cuanto al número de votos adicionales que pueden recibir.

Por su parte el próximo 7 de junio, el Partido Humanista definirá en su Consejo General si adopta similar acuerdo con el oficialismo para las próximas elecciones municipales.

Vivimos la política del póker, cada cual tiene su juego, nadie lo muestra y estas amenazas de acuerdos por fuera, más parece representan una manera de impresionar a los jugadores.

¿Quién tiene el full de ases?, la respuesta no está en las maromas políticas que hoy surcan el ambiente preelectoral, ella reside en un electorado que observa y guarda silencio.