10.5.08

El Chile que queremos


El Chile que queremos existe, es real, es ese país del compadre, del amigo, que ayuda al otro, que le visita cuando esta enfermo o que llora en un funeral. No es el compadrazgo, el amiguismo, que la clase política usa para si misma y para los suyos.


La semana pasada hicimos algunas analogías en relación con el Volcán Chaitén y sus devastadoras consecuencias. Para esta semana, perdónenme, seguiré con el mismo tema pero con un enfoque diferente. ¿Cuál es el Chile que queremos?, ¿el que busca la clase política con sus eternos desencuentros, descalificaciones y soterradas ambiciones? ¿O queremos el Chile solidario, bien organizado, eficiente, como nos ha mostrado la emergencia del Chaitén?

Los políticos, sin excepción, nos quieren convencer que “escuchan a la gente”, no es verdad. Los periodistas, diariamente estamos oyendo inquietudes diferentes, deseos absolutamente distintos que nos hablan de un país amable, donde la gente ante cualquier situación difícil, está dispuesta compartir su pobreza con otros, estrujando lo poco que tiene cuando se trata de ayudar.

El Chile que queremos existe, es real, es ese país del compadre, del amigo, que ayuda al otro, que le visita cuando esta enfermo o que llora en un funeral. No es el compadrazgo, el amiguismo, que la clase política usa para si misma y para los suyos.

El Chile que queremos, es el que nos ha mostrado esta tragedia de la naturaleza en el sur de Chile. Allí cuesta hacer patria, y sentar soberanía. Chilenos que lo han perdido todo, pero que no podrán desconocer que desde la Presidenta de la República, ministros, autoridades en general, las Fuerzas Armadas y carabineros, han actuado con gran prontitud, eficientemente. En estos días nos hemos sentido orgullosos de todos ellos. ¿Porqué no podemos hacer de esos momentos importantes, algo que nos una con más frecuencia? ¿Porqué necesitamos terremotos, volcanes en erupción, tragedias, inundaciones, para que asome ese otro Chile, amable, conciliador y solidario, que nos esforzamos en ocultar?

La última discusión sobre el sistema binominal nos vuelve a la realidad. No se trata de escuchar al elector, se trata de satisfacer las ambiciones individuales y colectivas de una clase minoritaria que, ahora, nos quiere convencer que necesitamos más parlamentarios, en una enredada formula para que nadie quede fuera del parlamento.

Ni gobierno, ni oposición quieren tomar el camino más corto, que es terminar con el sistema binominal y hacer una reforma constitucional definitiva. Entonce se parcha, se hacen maquillajes, se aumentan los cupos, porque tanto en el oficialismo como en la oposición hay personajes, de mucho peso, que saben, perfectamente, que sin el binominal no serían electos como lo han sido, por varios períodos.

Más cerca del Chile que queremos, políticamente, se encuentran algunas aseveraciones que ha hecho el ex presidente del Senado Eduardo Frei, "Al final, si no hay un acuerdo político no se cambia nada y en eso hemos estado los últimos 18 años. Si queremos de verdad que hablemos en serio, cambiemos la Constitución de una vez por todas y hagamos una Constitución realmente libertaria, democrática y abierta al Chile del futuro"

El Chile que queremos, pasa por no hacerse jugarretas para mutuamente desprestigiarse. La gente no está interesada en ese juego.

Un diario, de circulación nacional esta semana, publica cuales son los temas más leídos por sus lectores:

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¿El binominal? ¿Lo que piensa Piñera, Lagos, Insulza? No se dan cuenta que este es un país que no está interesado en los latos discursos parlamentarios, o en las monedas y el maíz que se arroja a las bancadas, cuando las galerías se transforman en circo romano.