18.1.08

Democracia, en la medida de lo posible.

La semana que termina la cámara de Diputados despachó a segundo tramite en el senado, el proyecto de ley que determina que los “Consejeros Regionales”, core, serán elegidos por voto popular. Aun cuando la iniciativa no concitó la unanimidad de los parlamentarios, por lo menos las voces de conformidad representaron todo el espectro político partidario vigente.

Se ha señalado que con la ley, en discusión en el congreso, que comentamos, se perfecciona la democracia y es un triunfo para las regiones. Ni mucho, ni poco, podríamos acotar frente a tanto optimismo. La verdad que tenemos una democracia que funciona, en la medida de lo posible. No es completa ni representativa y, en este caso, no será la excepción.

Por décadas hemos votado por aquellos ciudadanos que, cada partido político, propone. La concertación puso en uso, para la elección de sus postulantes presidenciales, el sistema de primarias que se pensó podrían tener un uso más frecuente en otras nominaciones a cargos de representación popular. Fue un experimento exitoso.

Lamentablemente de una u otra manera son las cúpulas de los partidos políticos las que imponen los nombres, ya sea en primarias, como en elecciones definitivas. El paso ha quedado vedado paras las candidaturas independientes que, seguramente, traerían caras nuevas a la política chilena.

Vivimos una democracia donde la libertad de nuestros representantes está confinada a las órdenes de partido, no siempre a la voluntad de los electores. Lo hemos visto en estos últimos meses. Parlamentarios que no votan en conciencia, cuando corresponde hacerlo, y siendo inconstitucional, lo hacen según las órdenes de partido, de lo contrario, y se ha dicho derechamente, pueden perder su cupo electoral en las próximas elecciones.

Algunos valientes han preferido transformarse en independientes, los menos, por lealtad a la ciudadanía que les votó, Se dice que son desleales porque fueron electos con los votos de una determinada coalición. Se ignora que los votos van y vienen y no se puede tener la soberbia de pensar que siempre se depositaran en el mismo saco.

Pero es la democracia que tenemos, gobernada por las minorías ciudadanas que son los partidos políticos, cuya militancia es una mínima fracción de los votantes.

En el caso de los “core”, probablemente, caeremos en el mismo sistema y en la pugna de cada colectividad de colocar a quienes son favoritos de los líderes de turno. No critico que así sea. Es una tradición que nos hace creer en la participación integral de la ciudadanía, cuando la verdad sea dicha, votamos, elegimos y nos vamos para la casa. Nunca se nos consulta como se está haciendo la tarea de gobierno u oposición, y tampoco nos interesamos mucho en ello.

Perfeccionar la democracia es tarea de todos, sin embargo, no hay muchas propuestas en materia de interesar a la ciudadanía, especialmente los jóvenes, para aumentar el padrón electoral.

Seguimos entrampados en un sistema binominal que es excluyente, especialmente para las minorías y, curiosamente, no avanzamos para que el ciudadano independiente pueda postularse en igualdad de condiciones. En definitiva tenemos una democracia representativa que no “representa” al ciudadano común. Tenemos una democracia que representa los intereses y las luchas de poder de las colectividades y bloques políticos, agregando a ello, las ambiciones de “caudillas y caudillos”, que proponen y disponen, de acuerdo a lo que creen, es lo que “la gente” piensa o desea, sin preguntarle a esa “gente” si es así.

¿Le preguntan a la gente si quieren seguir pagando combustibles más encarecidos que el precio internacional, por un impuesto específico que era pasajero? ¿Le preguntan a la gente si quieren que se mantenga un IVA de 19%, cuando en sus orígenes era de un 15%?

No quiero decir con esto que, todo lo que hace la política representativa, o se construye en nombre de ella, sea malo, pero llama la atención que cuando se trata de elecciones y de auténtica participación en la cosa pública seguimos anclados al pasado.

Ahora que las mayorías han cambiado en el congreso, con la irrupción de las bancadas independientes, bueno sería plantear las reformas electorales, de las cuales todos hablan pero nada se hace. Es el momento que nuestra democracia sea integral y no en la medida de lo posible.