9.6.07

Cuesta servir a dos señores


La Biblia, para los creyentes, es una buena fuente de inspiración y aunque sus versículos datan de épocas distintas y de situaciones diferentes, en política hay algunos “honorables” que la citan con frecuencia aunque, muchas veces, de manera incompleta. La que obtiene el primer lugar es aquella que dice, “cada día trae su propio afán”, solo se le menciona hasta allí, cuando de manera completa es “Mateo 6: 34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal”, pero como la última frase no viene, en la mayoría de los casos, al contexto en que se le señala en cuanto a la preocupación latente por algún problema específico, se le menciona parcialmente.

A los políticos que tan arduamente han discutido sobre el destino de 290 millones de dólares, primero díscolos y reticentes a aprobarlos así como así, han terminado alineándose con los acuerdos que sus directivas o consejos políticos, el pasado lunes en la Moneda.

Y la pregunta es ¿aprobar ese dinero es lo que esperan sus electores? Los 290 millones de dólares es una solución real o solo representa mantener el pago a los privados, que nada pierden, en un servicio que ha fracasado.

Los empresarios del transporte del Transantiago tienen garantizados un ingreso seguro, independiente del pasajero transportado. No se dice la verdad completa cuando se señala que, desde el miércoles, se pagara por pasajero que canceló su ingreso al bus. Eso será solo para el pago de una parte del dinero que, por contrato el estado garantizó a la empresa transportista.

Las cúpulas partidarias han transado en darle al gobierno, legalmente, un dinero que necesita para cerrar el año, sin tener que financiar el faltante con un alza de tarifas para cumplir el contrato a los privados que licitaron el servicio.

Uno se imagina que los parlamentarios saben todas estas verdades. Conocen que algunos conspicuos personajes de la concertación, aceptaron altos cargos durante el proceso de diseño e implementación en las empresas privadas. El socio mayoritario, del tan vilipendiado, AFT es el Banco del Estado de Chile, y el Presidente procede de esa institución.

Hace un par de días ha renunciado al directorio, remunerado, de la empresa Alsacia, una de las concesionarias, el Vicepresidente del Partido Socialista Ricardo Solari y en buena hora que lo haga ya que desde el punto de vista de la ética política su posición era insostenible.

¿A quien deben obedecer en sus aspiraciones los parlamentarios, exclusivamente, a sus directivas políticas o al electorado que les elige?

Apliquemos entonces una cita bíblica a la cual son aficionados algunos personajes de la clase política chilena “Mateo 6.24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”
No digo que facilitar por ley los dólares que pide el gobierno pueda ser una mala decisión, pero hay dos condiciones que se deben cumplir. La primera que el dinero solucione las carencias del sistema y genere una mejor calidad de vida al ciudadano que utiliza el transporte público. La segunda es que equitativamente las regiones reciban igual trato, sin condiciones de devolución y de dirección específica de la inversión, como propone el gobierno.

Es tarea de los parlamentarios mejorar el proyecto y dar garantías, a sus electores, que no estarán sirviendo a dos señores, las cúpulas partidarias por un lado y a quienes, en una democracia, confían con el voto su representación.

Los electores también esperan que se generen las investigaciones necesarias que, de manera independiente, ajena a las ideologías, establezca las responsabilidades políticas de un sistema, que tanta amargura y humillación a traído a una cantidad importante de familias santiaguinas.

Junto con no servir a dos señores se pueda identificar algunos nombres que, en este capítulo del Transantiago, han “servido a las riquezas”.