12.5.07

Los árboles no dejan ver el bosque


Si mis lectores habituales esperan leer en el presente artículo que me sume a la grita, de algunos sectores políticos, por la pedida de US$ 290 millones, y de los US$ 80 millones que debió traspasar el metro, previa renuncia del Presidente del directorio Blas Tomic, definitivamente no lo haré. Solo señalar, de pasada, el incidente que el sábado, a temprana hora, anunció que el metro se “trancó”, en la estación Baquedano, provocando un herido y grandes aglomeraciones. La falla de un freno provocó nuevas incomodidades. ¿Mucho uso y poca mantención?

Sin embargo, hoy quiero parafrasear, casi como un segundo capítulo de mi artículo de la semana pasada, las palabras de la Presidenta de la DC, senadora Soledad Alvear, “esto no da para más”, y que tanto remezón causó en el oficialismo.

El desorden, las agendas personales, el sálvese quien pueda, que parecen gritar, con desespero, algunos políticos que ven peligrar su futuro, muestran un país que pareciera estar detenido, sumido en un caos o sencillamente a punto de naufragar.

Todo lo que causa impacto en la fe pública o que afecta a los ciudadanos, como el transporte y la justicia, manos negras se esmeran en que resulte mal, haciendo que esos árboles no dejen ver el bosque que es el otro Chile, el que sigue progresando, pese a todo, el que crece en cifras del último trimestre en un 6.5 %, el que ocupa un 26 lugar en competitividad mundial y primero en Latinoamérica.

Pero cuando se lanzan los tribunales de familia, estos colapsan, no faltando personajes como el juez express, que logran aprovecharse de su propia causa y acentuando la desventaja para el ciudadano común. Se pone en marcha el transantiago y hoy millones de santiaguinos sufren humillaciones, retrasos e incomodidades permanentes y despilfarro de recursos públicos. “El peor error de la concertación”, en palabras del ex senador y ex ministro del Interior Andrés Zaldívar. Inexpertos consejeros dieron luz verde, para iniciar un sistema que fue mal diseñado por el gobierno anterior, cuyo principal cabeza no asume su responsabilidad política.

Fracasa el proyecto de depreciación acelerada porque favorecía solo al gran empresario y faltaba lo más importante, ¿cómo iban en ese carro los pequeños y medianos?

Los tribunales penales juveniles están en período de reflexión ya que hay dudas si todo está correctamente implementado.

Creo, sinceramente, que ciertos sectores de la concertación no están siendo justos y menos ayudando, a su propio gobierno y quien lo encabeza. Siendo mayoría, pierden votaciones porque no llegan a la sala a cumplir con su deber. Pierden votaciones, porque no se actúa de manera transparente cuando se trata de investigar el caso de Chiledeportes.

Y así todos estamos en la política pequeña olvidándonos de otros logros. Hay políticos que ya deberían estar en sus cotos de veraneo y reposo, a donde se han mudado a partir de 1990, como Cachagua, Zapallar, Papudo, Maitencillo y otros, pero insisten en seguir metidos en actos de gobierno que manejan de manera displicente.

Lluvia de millones de dólares para arreglar una metida de pata, en el transporte capitalino, mientras los Alcaldes, en todo Chile, deben hacer milagros para equilibrar las finanzas. No pueden pagar la luz, la extracción de basura o iniciar obras de adelanto en sus comunas, porque deben traspasar cuantiosos recursos a la salud y educación, dado que los per capita que reciben no alcanzan para cubrir todos los gastos, menos para mejorar los servicios de la comunidad.

Los árboles de las malas decisiones no dejan ver el bosque de un Chile donde la cesantía sigue disminuyendo, y en el cual, pese al bajo precio del dólar, las exportaciones aumentan año en año.

En definitiva, por lo menos en nuestra Región las cosas se están haciendo bien y queda la impresión que gobierno y oposición tiran el carro en una misma dirección, la del progreso. Vamos haciendo fuerzas por un desarrollo justo y sostenido.

No se necesitan millones de dólares para ello, solo lo justo y necesario para seguir regando el bosque frondoso de un país, que la mala política no nos deja ver.