14.4.07

La autoridad se delega, la responsabilidad se asume.

Hay muchas cosas que están pasando en este país que contribuyen a mostrar lo peor de nosotros mismos, los renuncios, las irresponsabilidades, las excusas reiteradas ante las mismas faltas, en definitiva ni gobernantes ni gobernados están haciendo bien la tarea.

Desde hace mucho se ha podido comprobar que el Estado tiene un bolsillo, ancho y generoso, del cual se aprovechan muchos. Especialmente hay que mencionar a los que tienen pega, porque manda más el carné del partido que sus propias competencias. Los que engañan y favorecen contratos que no se cumplen bien o, sencillamente, no se controlan de manera adecuada. Ejemplos son muchos, los carros que compró EFE en España sin garantías adecuadas. Los puentes que se caen a poco de ser construidos. La carpeta asfáltica del principal aeropuerto del país, que tiene que ser rehecha a un alto costo. Las viviendas sociales que deben demolerse o repararse a gran costo, mal construidas, diseñadas o inspeccionadas. Los paraderos del Transantiago que se levantan en calles por donde no pasa locomoción colectiva, en cursos de agua, contra el sentido del tránsito. Escuelas que se terminan y no pueden usarse porque son un peligro para la comunidad estudiantil etc.

La guinda de la torta de ineficiencias y malgasto de los fondos públicos, es la guerrilla de declaraciones que se hacen frente al fracaso del nuevo sistema de transporte colectivo metropolitano. La Presidenta de la República, con mucha entereza hace algunos días, reconoció que en esa materia las cosas no se habían hecho bien. Poco después declara en una entrevista radial, para asombro de muchos, que no es culpable de los errores de diseño e implementación del transantiago. Curiosa aseveración. La presidente tiene todas las atribuciones, para decir si o no a la puesta en marcha de un sistema siguiendo sus propias convicciones o como ella les llamo “instintos”.

Pero, a mi juicio, uno de los buenos ministros del gabinete, como es Ricardo Lagos Weber, sienta otro precedente, decir que, lo que se dice no se dijo. ¿Somos los chilenos personas que no vemos lo que vemos, ni escuchamos lo que oímos? El Ministro Secretario General de Gobierno, en entrevista en TVN señala que la autoridad responsable, que la presidenta tomara una mala decisión, fue el ministro de transporte. Se desata la ira en la DC y, entonces, el vocero de gobierno señala, “fui mal interpretado”.

En definitiva nadie es culpable de las malas asesorías a la presidenta, agrega, “fue una decisión de gobierno”. ¿Quién responde de las decisiones de gobierno ante el país? La cabeza del gobierno, ya que ella escoge a sus ministros y a los cargos de mayor confianza, es la propia Presidenta. Si se equivocó con un ministro que le hizo adoptar la decisión equivocada, se asume la responsabilidad y se corrige el error, esa actitud siempre se reconocerá.

La presidenta había logrado mejorar sus bonos, ante la opinión pública, cuando reconoció que las cosas no se habían hecho bien y provocó un cambio de gabinete. Todos entendieron que era una rectificación de un error, que se puede cometer. Los Jefes de Estado no son infalibles son seres humanos y mostrar humanidad y cercanía a la gente es un activo que, la presidenta, siempre ha tenido y que ahora, momentáneamente ha perdido.

Entretanto la danza de millones de dólares sigue a vista y paciencia de todos los chilenos que ven como se trata de sacar adelante un mal plan, aparentemente, al costo que sea.

Muchas cosas quedan claras en estos días, que no se sabían.

Muchas críticas al AFT (administrador Financiero Transantiago) y a la empresa Sonda, a los empresarios adjudicatarios de los contratos, pero muy pocas para reconocer, como ahora tibiamente se hace, que hay errores en el diseño y en la implementación.

Sin embargo, hay más. Nos enteramos, por ejemplo, que el presidente del directorio de la tan vilipendiada AFT, es un funcionario del Gobierno, alto ejecutivo del Banco que tiene un capital accionario mayor, el Banco del Estado de Chile, 21 %.

Los chilenos se enteran que el Gerente General de la vilipendiada AFT, es también alguien allegado al gobierno.

La autoridad se delega en los ministros y jefaturas correspondientes, pero la responsabilidad se asume, cuando las cosas salen bien como cuando no resultan, lo demás son excusas tardías y poco válidas.