22.12.06

¿Qué nos separa a los chilenos?


Los acontecimientos de la semana que ha terminado, me refiero a la muerte y funerales del ex Presidente de la República, General ® Augusto Pinochet Ugarte, nos ha mostrado una vez más que los chilenos seguimos separados, divididos por nuestras propias historias individuales y colectivas.

Es este un tema digno de un estudio sociológico para el cual, evidentemente, no tengo las competencias necesarias más allá de, por mi profesión, ser un observador del devenir nacional.

Será que el choque de razas autóctonas con el invasor y conquistador europeo permanece en una lucha de un mestizaje del cual no podemos renegar.

¿Qué nos separa a los Chilenos?

Cualquier cosa, el menor motivo sirve para que tomemos distancia unos de otros.

Aún persisten las disidencias entre los partidarios de O’Higgins y Carrera. Entre Balmacedistas y congresistas. Todavía se discute sobre la llamada “ley maldita” del ex Presidente Gabriel González Videla. “y el pueblo le llama Gabriel, recitaba el inmortal vate Pablo Neruda”, para poco después denostarlo cuando las ideologías les separaron.

La vieja costumbre de separarnos a como de lugar se ve en todos los campos. En el deporte la Chile, el Colo Colo, la UC, La Serena con Coquimbo, provocan las pasiones más desatadas, se destruyen graderías, se rompen baños, se lanzan piedras.

Los ambientalistas pelean por mantener el planeta lo más puro posible, entre tanto la necesidad de crecer y competir se alza, en cada proyecto desarrollo, como una amenaza que termina en los tribunales, como el caso del tranque Mauro, por nombrar un ejemplo cercano.

Nos divide la política. Cada uno de nosotros se adueña de su propia verdad, se nutre de sus propios y exclusivos valores, y creemos que son los únicos que valen.

Se pelean los políticos al interior de sus propios bandos pese a compartir una declaración de principios común. Longueira con Piñera, Girardi con Flores, Schaulson con Bitar, Velasco con Ravinet.

¿Qué nos separa a los Chilenos?

Pareciera que la genética de nuestra raza nos lleva a ser rencorosos. A llevar las ofensas sobre nuestros hombros y hacer de la venganza de ellas, una cuestión de honor masivo, colectivamente necesaria.

Y así nos sorprende este capítulo de la historia, encerrados cada cual en su propia verdad y justificaciones. No importa el dolor ajeno, de todas las épocas, edades y género. Solo creer y asumir que existe una sola y única verdad, la nuestra, la del otro no cuenta.

Además del deporte, lo que más nos divide son las concepciones políticas, muchas de ellas amparadas en utopías irrealizables.. Atrincherados en posiciones ideológicas que a veces ni siquiera entendemos. Pregunten a los militantes de un partido que definan su ideología, difícilmente podrán hacerlo.

Hablan de democracia y de libertad los que defienden y sustentan dictaduras. Se separan estas en derechas e izquierdas, creyendo que unas son mejores y las otras peores.

No permitimos que nos toquen nuestras propias dictaduras. Pretendemos que no existieron los muros que dividieron a los pueblos o que existe un gobernante que se mantiene en el poder en América desde 1959. No reconocemos nuestros propios errores y pretendemos que no existieron muertos o desaparecidos.

Nos falta valentía para enfrentar nuestro pasado. Nos falta serenidad para analizar y distinguir lo bueno de lo malo, para perdonar y para pedir perdón.

En estos días nos hemos enfrentado, querámoslo reconocer o no, a lo peor de nosotros mismos. Desde la mujer que embiste con un palo los vidrios de un edificio en construcción, de los que atacan a periodistas que cumplen con su deber de cubrir un acontecimiento noticioso, hasta los encapuchados que destruyen semáforos, que roban a modestos comerciantes aprovechando los desordenes, y pasando por lo que beben Champaña porque se murió la persona a la cual odiaban.

¿Qué nos separa a los Chilenos?

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