2.12.06

Política e hipocresía


Durante semanas todos los medios de comunicación hemos estado dedicados al tema de Chiledeportes, a las facturas falsas y al ping pong de declaraciones de políticos al interior del conglomerado oficialista y con la oposición.

Al tratar de hacer una reflexión serena y objetiva, lo más probable, nos encontramos navegando en un mar proceloso, donde la política se mezcla con la hipocresía.

La corrupción para muchos es culpa del gobierno y se apunta con dedo certero a la anterior administración – 70 % de apoyo al término de su gestión – y el oportunismo político lo hace con el al actual gobierno. Nadie, sin embargo, de la clase política quiere entrar al meollo del asunto.

La estructura del estado requiere de una urgente modernización. Aunque para muchos políticos hablar de la empresa privada es como mostrarle una cruz a un vampiro, ya es tiempo que se adopten algunos aspectos de gestión y planificación que hacen a las empresas privadas exitosas.

Primero, sinceremos la necesidad de empleados. Todos sabemos que la estructura debe establecerse sobre la base de las tareas a cumplir, la eficiencia y la probidad con que ellas se ejecutan.

El Estado necesita más servidores públicos. Como siempre, en la hipocresía de no enfrentar una realidad, se reemplaza por empleados a honorarios que no tienen imposiciones, o seguridad social de ninguna naturaleza, menos derecho a vacaciones.

La oposición en una falta de realismo increíble no apoya un crecimiento del Estado, aunque igual ese crecimiento existe por la vía antes señalada. Sin embargo, el contratado a honorarios se presta para que su nombramiento surja de toda clase de presiones. Hay parlamentarios, senadores y diputados, que son verdaderas agencias de empleo público. Más que las competencias, interesa tener carné de un partido político de la Concertación.

El sistema implantado y que se mantiene ante la tozudez de la oposición, ha permitido el ingreso de “operadores” políticos, ahijados de algún parlamentario o de un alto dirigente.

Con este sistema ha crecido, una vez más, la corrupción y el aprovechamiento de los dineros del estado.

Un solo ejemplo de no más de 48 horas. El ministro de OO.PP. Eduardo Bitrán denunció el viernes a diez funcionarios de Vialidad de la IX Región, incluyendo los directores de Vialidad de Malleco y Cautín, comprobándose que se cancelaban obras, a empresas contratistas, que no se ejecutaban.

En el colmo del rapiñaje, se condenó por fraude al fisco al Director de Vialidad de Malleco, Hernán Rodríguez, por ofrecer dinero a un taller para aumentar la cotización de la reparación de un vehículo.

Tantas leyes que se anuncian y se promulgan y el robo en despoblado continúa.

Existe una mala selección de personal, especialmente de cargos donde prima el peso político más que el conocimiento y competencia.

De una vez por toda la clase política, gobierno y oposición, debería ponerse de acuerdo en consensuar una planta óptima para servir bien a la ciudadanía. De una vez por toda, acordar una forma independiente de seleccionar al funcionario público, en base a sus conocimientos y habilidades, y alejar de toda influencia a parlamentarios y dirigentes que se precipitan sobre las autoridades, para presionar en busca de colocar a sus favoritos.

Buena selección de personal, término a las contratas, planta óptima, sistemas de control de gestión, cese de la inamovilidad que permite que los malos empleados prevalezcan y los buenos terminen sumándose a la mediocridad, evitaría los bochornos que cada día debemos conocer.

Hagamos gestión por competencias en la administración pública. Capacitemos permanentemente a las personas que en ella trabajan y ya verán que las cosas cambian, pero ¿Cambiará la clase política para ponerse de acuerdo en soluciones tan sencillas?

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